Katy y el Dolor |+18| #3 de la Trilogía Moretti. -Finalizada- ✔️

Capítulo 31.

Franco: 

Le Conte a Luna sobre el plan que estamos haciendo para hacer justicia a Katy. 

—Entonces fue ella junto a Lily.. Increíble —ella negaba.

—Pobre Katy, le tocó una familia horrible —Cedrik alimentaba a la bebé. 

Y pensar que yo hubiese estado así, alimentando a mi bebé. 

—Franco ¿estas bien? —Luna tomó mi mano. 

—Para serte honesto, no, no estoy bien, Katy perdió a nuestro bebé. 

—Tranquilo ¿si? Ustedes aun son muy jóvenes, ya tendrán tiempo para ser padres. 

—Eso lo se, pero no puedo evitar sentirme vacío hermana, pero estaré bien, siempre y cuando ella lo este —ella me sonrió— ¿podrías hacerte cargo de la casa? Necesito irme al hospital.

—Claro, Cassian y yo nos encargaremos ¿verdad amor? —el asintió. 

Me despedí de ellos y los niños, subí al auto y maneje hasta el hospital, al llegar estaba solo Enzo en la sala de espera. 

—¿Y mamá? 

—Se fueron hace unos minutos ¿Dónde estabas? 

—Arreglando un asunto que no podía esperar ¿han dicho algo de Katy? 

—Nada aún —suspiró— estoy agotado, pero no me pienso mover de aquí. 

Me senté a su lado y le di una taza de comida, que le había enviado Luna. 

—Come, no has comido nada. 

—Lo hare, tengo hambre —empezó a comer. 

El comió a gusto, llevamos tres días sin comer bien o dormir, tanto el como yo necesitamos una buena rasurada. 

—¿Familiares de Katy Jones? —preguntó una enfermera. 

—Somos nosotros —llegamos a ella. 

—Vengan conmigo por favor. —solo asentimos y la seguimos. 

Caminamos detrás de ella por el pasillo del hospital, la seguimos y ella nos indico que entráramos a una habitación, al hacerlo vimos a mi hermosa Katy despierta, el doctor la estaba revisando. 

—Bien Katy, aun seguirás con el oxigeno puesto al menos hasta mañana ¿te molesta? —ella negó— bien, regresare en tres horas a revisarte. 

El doctor salió de la habitación, ella nos miro y nos dio una hermosa sonrisa, en su rostro habían ojeras y ya se estaba empezando a notar su delgadez, de nuevo. 

—¿No me van a saludar? —su voz era rasposa. 

Camine hasta ella, tomé su rostro en mis manos, tenia el oxigeno en su nariz, sin importarme nada la besé, besé esos labios que extrañaba. 

Me separe de ella y Enzo hizo lo mismo, ambos nos sentamos a su lado. 

—¿Cómo te sientes amor? —preguntó Enzo. 

—Cansada, pero bien, ustedes no parecen mis novios, miren esas ojeras —colocó cada una de sus manos en nuestras mejillas— además de que les hace falta rasurarse —rio leve. 

—Eso no importa linda, ya despertaste y eso para mi es suficiente —bese su mano. 

—Pues si —sonrió.

Hay algo distinto en ella. 

—¿Te duele algo? ¿tienes hambre? —Enzo parecía un niño preguntando.