Durante los años 80's, en alguna parte de la bella ciudad que ahora yacía en caos; una mujer logro con el solo accionar de un botón la destrucción de mas de la mitad de San Fransokyo. Mas del 90% de la población, se conformo con la excusa policial de que, de algún modo las placas tectónicas se habían movido de forma brusca, cruel y devastadora.
Los científicos, sismólogos y por supuesto personas curiosas, conformaban el otro 10% de aquellos que de ningún modo se tragaron ese cuento.
La mujer que creo esta atrocidad para su beneficio de su propia memoria, murió sin ser culpada; sin que nadie la apuntara con el dedo por lo que su "regalo a la humanidad" había causado, Lenore Shimamoto murió como una ídolo del arte para la ciudad, pero para aquellos que llegaron a conocer su secreto o a cuestionar la verdad. Ella fue la cara oculta detrás de la masacre que destruyo el puente central y dejo a mas de la mitad de la población sin hogar.
Mas de 40 años de diferencia entre un suceso y la actualidad; y sin embargo, ¿no era acaso irónico que fuesen mujeres las causantes de la destrucción de una ciudad en dos ocasiones? Claro que, no fue la intención de ninguna de las dos que eso ocurriera en primer lugar.
Lenore quería darle a la ciudad un medio de energía "eterno".
Elsa no quería al hombre que ahora quería causar un genocidio.El querer y el deber se contrarrestan en estas ocasiones. El único problema era que la mayoría de las veces el amor no podía curarlo todo.
—¡¿Crees que alguna de las estupideces que dices me importan?! ¡Déjanos ir maldito lunático! — Tadashi sentía la sangre hervir, en lo único en lo que su mente podía pensar en ese momento, no eran las mentiras, los secretos, nada. El sufrimiento por el que veía Elsa estaba pasando lo movía a desear asesinar a es bastardo.
—Tranquilo niño, aun no llegamos a la mejor parte... —Elsa se retorcía, su rostro blanco estaba coloreado de un rojo y se notaba de lejos el dolor en sus ojos y el enorme esfuerzo que estaba haciendo para respirar.
—Por favor... —El tipo rio ante la enorme preocupación que el rostro del chico Hamada delataba.
—En verdad la amas. —Reflexiono. —Pero me temo que a veces lo que amamos nos destruye. —Tadashi ni siquiera lo miraba, la pantalla en la que Lars posaba pronto no lo mostro mas, no fue necesario, Tadashi no se daba a la intimidación, de hecho ni siquiera a parecía importante mucho verle a la cara. —La ciudad en la que creciste, tu hogar.... Todo podría estar bajo cenizas ahora y tu ni siquiera voltearías a ver si alguien sobrevivió, no, a ti solo te importaría que ella esta bien. —
Y con el accionar de un botón, lo comprobó. El edificio entero se sacudió con brusquedad y vehemencia, Hiro no lo supo al principio, pero lo sospecho. Aunque su instinto no fue tan rápido, ni tampoco tan certero, de haberlo seguido el pequeño Hamada hubiera visto aquel reactor de energía Gamma que Ovake creo para la cabeza de Arendelle Butikker. Lars le pago millones por la recreación del experimento de Lenore Shimamoto, por guiar a la pequeña Abigail Callaghan a sus garras y por expandir el miedo sobre los grandes héroes a la ciudad en general. Todo con un solo propósito, hacer que todo aquello por lo que Agnar Snow trabajo por años se viniera a bajo con un simple botón.
—¿Qué carajos? —El piso sacudió de manera brusca a los dos chicos, a Elsa mas que a Tadashi, después de todo el chico estaba sobre sus pies mientras que Elsa tenia el cuerpo recostado agonizando en el suelo. —¿Qué demonios estas haciendo?
—Nada en realidad. Solo le muestro a vuestra hermosa ciudad un poco de... Miedo. —San Fransokyo aterrorizada se mostro frente a los ojos del pelinegro, calles enteras evacuadas por bomberos y policías, casas viejas del sector mas pintoresco se desmoronaron en cuestión de minutos, un temblor de al menos 8.5 grados de magnitud. —Eso no es lo importante para ti ahora en realidad. Lo que te concierne esta en este pequeño botecito. —Las esposas que retenían sus manos se liberaron y le permitieron acariciarse las muñecas que comenzaban a enrojecer. Un cajón no muy lejos del mueble donde estaban los documentos se abrió y mostro perfectamente un pequeño recipiente de pastillas. —Elsa necesita tomar de estas una vez cada 8 horas si no quiere tener un mini ataque cardiaco que la lleve a la tumba. —Tadashi las tomo con ahínco. —Puedo hacer un trato contigo niño. No tengo nada contra esta ciudad... Pero me irrita pensar que no tendrás consecuencias por meterte con lo que es mío, así que tienes dos sopas muy considerables. —El seguro en la puerta estaba en rojo, significaba que no podría abrir esa puerta aunque quisiera. Bendita tecnología en ocasiones.
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Amor De Nieve y Estrellas. Tadelsa. [Terminada]
Fanfic_Te amo._ Murmuró él con la voz quebrada; tenía un nudo en la garganta a causa de las lágrimas ocasionadas por su dolor. _Pues yo no. Nunca lo hice._ Dijo ella; con su mirada en alto, era una dama muy hermosa y la altanería con la que hablaba la hac...