Núvia?

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—¿Que te dijo que? —exclamaron Becc y Bruno a la vez.

—Pues eso... Que quería quedar.

—Vaya suerte que tienes. Primer día de trabajo y ya te tiras al barman —silbo mi amiga.

Estábamos tumbados los tres en el sofá pasando el rato, hasta que no me aguanté más y les tuve que contar el chisme de lo qué había ocurrido anoche con David.

Becc descansaba las piernas en el regazo de Bruno, mientras que esté nos observaba atentamente asintiendo de vez en cuando a lo que decíamos.

Siempre tan participativo por suerte. Pero lo queríamos así.

—¡Qué no!

Inmediatamente recordé que se me había pasado preguntarle su signo zodiacal y claramente no me permitía salir con nadie sin antes, averiguar ese dato importante.

Algo había aprendido de la astrología este último año, y por más que muchas personas creían que era una estupidez, para mí era algo muy real.

—¿Qué pasa? —indago Becc al percatarse de mi expresión preocupada.

—No sé de qué signo es.

—¿Pero qué te importa el signo con lo bueno que cuentas que esta? No necesitas saberlo para follar. Ni que se fueran a casar —expreso sin filtros mi amiga.

—En esa le doy mi apoyo —hablo Bruno.

Para eso si hablas, capullo.

—Gracias Bruno —espete, ceñuda.

—Además ya se conocen, un punto a tu favor.

—Le preguntaré el signo la próxima —repetí con recelo.

—Se va a espantar —bufo Becca.

—Tengo veinticuatro años y demasiadas malas experiencias, y soy de piscis —me excuse.

—Ya sabemos que eres una llorona sensible, pero bien que para fallártelo esa noche...

—¡Rebecca! —abrí los ojos de par en par.

—Ve y pregúntale eso del signo, pero si no te gusta la respuesta, tú te lo pierdes...

—Hablemos de otra cosa.

Si, sabía que parecía una estúpida hablando esto de los signos, pero en mi defensa estas cosas eran ciertas y siempre acertaban.

—Sí, ¡Hablemos de tu cumpleaños!

—No, de eso no —negué repetidas veces con la cabeza.

Estaba completa y absolutamente en negación de cumplir veinticinco años de edad. Si parecía ayer que estaba festejando mis dieciséis.

Empujé con mis piernas el cuerpo de Becca ya que se había adueñado del sofá, está se quejo en respuesta y de mala gana me cedió un poco más de lugar.

—Tenemos que hacer algo especial —menciono Bruno.

—De eso nada. Haremos algo tranquilo los tres aquí en casa.

—¿Escuche bien? Cumples veinti...

—Cállate —le lance una mirada furtiva.

—Pero mujer... ¡Qué eres joven!

—Es que no quiero festejar a lo grande, y además tampoco conozco a tantas personas para invitar.

—¿David? —Bruno alzó las cejas.

—¿Podemos hablar de algo más que no sea mi cumpleaños?

—Uff, que amargada eres —Becc se levantó del sillón, trayendo consigo una lata de cerveza de la nevera.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora