segrest

217 30 4
                                    

—¿Cómo puede ser que aún no se sepa nada, detective? —me tironee el cabello con exasperación.

—Estamos rastreando toda la zona. Estamos haciendo todo lo posible.

—No es suficiente —murmure entre dientes—. ¡No es suficiente!

—Creemos que puede estar conectado con lo que le paso a su hermano.

—¿Que me quiere decir? ¿Qué, mi novia esta... Esta —deje la frase en el aire, no podía ni si quiera mencionarlo sin que me comenzara a faltar el aire.

—¡No puede estar pasando esto! —grito Rebecca caminando de un lado al otro mientras Bruno trataba de tranquilizarla, aunque él también estaba muy nervioso.

Todos lo estábamos.

—¿Por qué mierda no la acompañaste David? —me reprocho Becca con lágrimas de frustración en sus ojos.

—Sabes que es terca, Rebecca. Quiso ir sola, y-yo insistí, pero dijo que necesitaba ir sola al cementerio. No podía saber que iba a pasar algo como esto.

Debí haber insistido. Debí hacerlo, y ahora Sara estaría aquí.

—No es culpa de nadie —intervino Bruno—. La vamos a encontrar.

Becca comenzó a proferir una sarta de maldiciones mientras Bruno le susurraba palabras consoladoras cómo:

<<Te prometo que la encontraremos>>

—Necesito que la encuentren, detective. Se lo suplico. No puedo perderla...

—La última persona que vio a Sara fuiste tú, Ana —el detective se dirigió a la chica con mirada asustada sentada en el sillón.

—Así es, detective. Bebimos un café y conversamos un rato ya que mañana me vuelvo a Barcelona. Ella dijo que pasaría por el cementerio antes de regresar al apartamento con David —pronuncio con voz temblorosa.

El detective asintió con la cabeza anotando algo en su libreta.

Esto no podía estar pasando...

No ella...

¿Dónde estás, Sara?

¿Dónde estás, cariño?

~•~

Veinticuatro horas antes.

Los días pasaban y las esperanzas por encontrar a la persona que le había quitado la vida a mi hermano eran cada vez menos.

Sentía como si mi vida estuviera en pausa, era un sentimiento extraño de explicar en palabras. Había regresado a mi rutina cotidiana, al trabajo en el bar, y también estaba realizando una pintura que me habían pedido y que sería muy bien remunerada. Pero de todas formas, sentía que no podría descansar en paz hasta que mi hermano obtuviera justicia y pudiera descansar como correspondía.

A veces lo veía, no sabía si eran alucinaciones o mis ganas de que estuviera aquí.

¿Me estaba volviendo loca? Quizás...

Soñaba con él todas las noches. No era un sueño agradable, era más bien, aterrador...

Nos encontrábamos ambos en el sueño; riendo, y de repente, Lucas abre sus ojos de par en par emitiendo un sonido de dolor. Su cuerpo comienza a expulsar sangre por todos partes... Me observa queriendo decirme algo, o más bien, advertirme sobre alguien. Pero antes de que pudiese emitir palabra, su cuerpo cae sin vida entre mis brazos. Y luego, despierto gritando y llorando. David me abraza y me dice que todo va a estar bien, y yo solo lloro sin parar hasta volverme a quedar dormida.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora