maledicció

834 95 14
                                    

—Oh...

Ya había logrado recordar el lugar, claro que lo hacía.

Hace un año había estado aquí y vaya borrachera que me había llevado.

Ya no parecía el mismo lugar, de lo cambiado que estaba ni cuenta me había dado que era ese bar.

Lo observé un momento algo avergonzada por la situación, pero ya estaba aquí y tenía que enfrentarlo ¿No?

—Vine por la entrevista de trabajo—trague saliva, desviando la vista.

—No sabía que venía alguien para una entrevista.

—Es que vi el anuncio en el portal de empleos y no llamé. Lo siento, debí hacerlo —me lamenté por ser tan impulsiva y venir sin llamar antes.

—No, está bien. Necesitamos a una mesera. Supongo que tienes experiencia ¿Verdad?

—Así es.

—Vamos a sentarnos para hablar más tranquilos —se encaminó hacía una de las mesas que más lejanas se encontraban conmigo siguiendo sus pasos.

Me toque los dedos con nerviosismo. Hacía ya mucho tiempo que no tenía una entrevista de trabajo, debido a que en mi último empleo había trabajado tres años.

Me invitó a sentarme en un extremo y él se sentó en el otro.

—Y bien Sara... —se quedó en silencio aguardando a que yo continuara.

—Ruiz. Sara Ruiz.

Admiraba con el profesionalismo que estaba manejando esta situación, parecía que no me conocía de nada, cuando en realidad me había llegado a conocer de pies a cabeza en la intimidad.

¿En serio tienes que pensar en eso ahora?

—¿Tienes calor?

—¿Eh? —conteste de forma abrupta, pensando que podía estar adivinando mis sucios pensamientos.

—Estas roja —rio un poco, logrando que unos hoyuelos se formen en sus mejillas—. Tranquila Sara, esto será algo rápido.

La forma en que sus labios pronunciaban mi nombre me hacía acordar en la forma que me...

—¿Quieres hablar de tu experiencia? —
Interrumpió nuevamente mis sucios pensamientos.

Mis mejillas a esta altura ardían tanto que me hundí cada vez más en la silla.

—Hace cinco años que trabajo como mesera. Hace unos días renuncié a mi antiguo empleo —no sabía si decir eso me perjudicaría en algo, pero prefería ir con la verdad.

—¿Puedo preguntar por qué? —apoyo los codos en la mesa quitando el aire de formalidad que se estaba creando.

—Sinceramente mi jefe era un completo idiota.

Rió ante mi honestidad.

—¿Puedo preguntar por qué otro empleado me está entrevistando?

—Se podría decir que mi jefe me tiene mucha confianza y me asigna estas tareas a mí. Eh, la verdad es que no le gusta hacerlo él mismo —explico con honestidad.

—Ah, claro.

—Debido a tu amplia experiencia te propongo que empieces una prueba ¿Te parece?

—¡Sí! Eh, si... Muchas gracias —sonreí ampliamente al ver que esto estaba resultando cómo quería.

—¿Te parece empezar hoy a la noche?

—Claro.

Se me había formado una sonrisa que parecía no querer irse y que me estaba haciendo doler el rostro.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora