Rebecca

297 35 13
                                    

Advertencias: Este capítulo contiene escenas violetas y de abuso sexual, leer bajo su propia responsabilidad. 

Aviso que es un capitulo fuerte, donde sera narrada una violación, si esto les afecta mucho, eviten leerlo.

Rebecca.

—¿Por qué traes esa cara? —pregunto María, mientras terminaba de quitarse la ropa.

—No he dormido bien, eso es todo —respondí de forma tajante.

Sabía que si le daba pie a hablar, no me dejaría tranquila, y luego todo el mundo murmuraría por los pasillos.

María no se destacaba precisamente por su discreción.

—Si tú lo dices... —hizo un gesto de desinterés con la mano—. Pero te advierto que en el escenario se nota, cari, quien dice que el jefe llame a una nueva.

Respire profundamente, procesando internamente los pros y contras de contestarle. Pero eso era lo que ella quería, así que simplemente le regale mi mejor sonrisa, antes de salir del camarín.

Pude oír un irritado bufido de lejos. Sonreí complacida.

Ya todos se estaban yendo; quedaban los empleados que se encargaban de las cosas de armado de escenario. Los salude con la mano, sonriendo abiertamente. Ellos me respondieron del mismo modo.

Ya quería llegar a casa, ¡había sido una noche agotadora!, pero las ganas de ir al baño me lo impidieron. No me quedaba de otra que ir a vaciar mi vejiga, me lo pedía desesperadamente.

Sentí un alivio inmediato cuando vacié todo el líquido que estaba reteniendo. Me extrañe al escuchar el chirrido de la puerta abriéndose. Se suponía que ya todas las demás chicas se habían ido, incluida María, que había lanzado una mirada de rencor antes de marcharse.

Quite la traba de la puerta del lavabo; mi ceño se frunció ligeramente al ver que no era una de mis compañeras, sino que era un hombre de, aproximadamente, sesenta años.

—Se equivoco de lavabo, señor. Es el de mujeres —dije de forma amable.

Los carteles que indicaban el género de los baños estaban algo desgastados, por lo que se podía prestar a confusiones.

—No me equivoque —comenzó a acortar los pasos que nos separaban.

A pesar que mi corazón comenzó a acelerarse, decidí mostrarme firme. No podía dejar que me intimidara.

—¿Y qué quiere en el baño de mujeres? Con todo mi respeto, no parece ser una mujer trans.

—¿No es bastante obvio para que estoy aquí? Te vi bailar allá afuera, y me has vuelto loco —su expresión comenzó a tornarse algo asquerosa.

Sus pupilas se fueron dilatando, y no quise dirigir mi vista "allí", pero por desgracia lo hice, y el cabrón traía un bulto en sus pantalones que no podría ocultar ni aunque quisiera hacerlo.

—Creo que se confundió... —le ordene a mis pies que comenzaran a moverse. Pase por su lado para salir del lugar, pero un fuerte agarre en mi muñeca, me impidió hacerlo.

Mierda.

Me solté con fuerza, observándolo con asco.

—Este es un club nocturno de baile, no un prostíbulo —espete con furia.

—¿A caso no es lo mismo? —me escaneo con una mirada lujuriosa—. Pago muy bien.

—¿No ve que me está incomodando? Ya le dije que solo bailo. Si quiere un polvo, mejor vaya a un prostíbulo, allí si le darán lo que busca.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora