Marc, idiota

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El olor a café recién preparado invadió mis fosas nasales haciendo que automáticamente mis pies se dirigieran a la cocina para beberme mínimo dos tazas. Lo necesitaba.

En la cocina, de espaldas, se encontraba Bruno vertiendo café en su amada taza de los minions.

—Hola —camine hasta quedar a su lado—. Huele delicioso —inspire exageradamente.

—¿Te sirvo? —hizo un gesto con la mano a lo que asentí con gusto.

—¿Becc aún duerme?

—Ya no —entro mi amiga con cara de enfado.

—¿Qué ha pasado? —la mire intrigada.

—¡Los ronquidos de este ser me pasaron! —señalo a Bruno mientras lo asesinaba con la mirada. Este le sirvió café y se lo dejo en la mesa evitando hacer contacto visual.

—Yo no ronco —dijo bajito.

—Sí, lo haces. Roncas como una morsa —se coloco a mi lado, casi tirándose en el respaldar de la silla.

—Que de buenas estas hoy —bromee.

—La que si esta de buena eres tú —cambio su mirada a una picara cuando me observo—. Llegaste hace tan solo un rato.

—Eh, si, se me hizo algo tarde —me rasque la nuca sin saber bien a dónde mirar.

—Me imagino que no habrás dormido nada. Estarás muerta del cansancio.

La miré de reojo y pude ver cómo tenía esa sonrisita pervertida plasmada en su rostro.

—Déjala, Becca —intervino Bruno al ver mi evidente incomodidad.

—Tú mejor te callas. Eres una morsa que no deja dormir en paz a nadie —lo miro amenazante. Este levanto los brazos en señal de paz para luego, comenzar a lavar los trastes que había ensuciado.

Becc se acercó hasta quedar a la altura de mi oído y susurró:

—Luego me contarás todo.

—No hay mucho que contar —susurre también.

—¿Saben qué aún puedo escucharlas, verdad? —pronuncio Bruno que estaba de espaldas a nosotras.

Becc volteo los ojos en respuesta.

¿Ahora que le pasaba a estos dos?

Yo, por mi parte, bebí bastante rápido mi café.

—Les aviso que no hay ni pan para el almuerzo —comunico Bruno.

—¿No sobro pizza de anoche?

—¿Cenaron pizza sin mi? —los miré, ofendida.

—Tú estabas divirtiéndote con alguien más.

—¿Quién ira? —Bruno nos observó a ambas esperando una respuesta.

Becc y yo nos miramos de forma inocente guardando silencio.

—Yo no comeré aquí. Lo digo por ustedes.

—¿Donde comerás? —pregunto mi amiga con bastante interés.

—Por ahí —Bruno hizo un gesto con la mano restándole importancia.

Becc se le quedó mirando. Se mordió la lengua reprimiendo algo que quería decir, pero que sin embargo, no dijo.

—Iré yo —me levante de la silla sin más remedio.

Si quería comer algo, debería ir a por ello.

—¿Qué quieres comer? —le pregunte a mi amiga.

—No lo sé... Elige tú.

Tenía la vista fija en su móvil mientras se reía de algo y Bruno la miraba con una ceja enarcada.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora