Mark i Sara. I tu i jo

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—Collons.

—¿No debería comunicarse alguien a estas altura? —farfullo Becc, frustrada.

Bruno estaba cabizbajo, tenía los ojos llorosos pero evidentemente no quería que lo viéramos en ese estado.

Manuel se encontraba en una esquina de la habitación, con los brazos entrecruzados, observándome con preocupación. Samuel estaba a mi lado, con una mano depositada en mi hombro, dándome fuerzas.

El detective y su colega, Ángela, esperaban pacientes por si alguien se comunicaba con alguno de nosotros para rastrear la llamada.

Todos estaban con los nervios por las nubes.

Y luego estaba yo.

¿Cómo describir mi estado? Estaba en la misma mierda...

Me sentía completamente fuera de mi propio cuerpo. Desde que Sara había desaparecido era una lucha constante por encontrar las fuerzas para no desmoronarme.

Pero Sara me necesitaba entero. Tenía que encontrarla y regresarla con las personas que la queríamos.

—Todo esto es obra de Mark —Becc mascullo por lo bajo.

—¿Qué? —la observe aturdido.

¿Creía a ese cabron llegar tan lejos?

Ya no estaba seguro de nada...

—¿Quién más sino? —me devolvió la mirada con impaciencia.

—No podemos adelantarnos —intervino el detective—. Rastreamos las cámaras de seguridad del camino que siguió la señorita Ruiz, pero en toda la calle que se dirige al cementerio, suelen fallar. Lamentablemente durante esas horas no hay grabaciones concisas.

—¿Puede decir algo que no sepamos? —me dirigí al detective con clara irritación.

Él no dijo nada. Sabía que estábamos todos nerviosos. Sara llevaba cuarenta y ocho horas desaparecida. Estas horas eran cruciales.

Miraba mi móvil cada dos segundos, esperando cualquier cosa, un mensaje... Algo. Lo que sea. Pero hasta ahora nadie se había comunicado.

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Había perdido la noción del tiempo.

Sabía que no podían haber transcurrido más de dos días en los que llevaba amarrada a esta silla, pero parecían una eternidad.

No quería dormir, porque cuando lo hacía, soñaba cosas horribles y cuando despertaba me preguntaba que era peor, si seguir sumida en esas terribles pesadillas o despertar.

Me había negado a probar bocado, no era por rebeldía, más bien porque no me creía capaz de hacerlo sin devolverlo al instante. Lo que si había bebido en cantidad, era agua. A Judith le gustaba divertirse amagándome a dar el vaso y quitándolo cruelmente. En una oportunidad le tuve que suplicar con la voz quebrada y lagrimas cayendo por mis ojos.

A Judith le encantaba humillarme, lo hacía siempre que Mark se iba a no tenía idea donde.

En una ocasión le había suplicado que me quitara las cuerdas porque necesitaba orinar con urgencia, ella solo rio a carcajadas mientras volcaba todo el contenido de una botella de agua frente a mis ojos.

Como consecuencia, me había orinado encima.

Todo esto me estaba superando...

Me preguntaba si algún día lograrían encontrarme.

Había oído a Mark conversar con Judith respecto a unos boletos de avión.

¿Pretendía llevarme?

Obviamente gritaría y los guardias alarmarían a la policía, ¿Verdad?

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora