El amor vs el zodiaco

Epílogo

Algunos años más tarde...

—Mami, ¿Te puedo preguntar algo?

—Claro, amor —le sonreí al pequeñito de seis años que me observaba con curiosidad en su mirada.

—Del insti me dijeron que tengo que hablar sobre una persona de la que sienta orgullo.

—¿Ah, sí?

—Y quería saber si podía hablar de la tía Becc y de mi tío Lucas.

Se me llenaron los ojos de lágrimas de inmediato.

—¿Por qué lloras mami?

—Mi Lucas —lo abrace fuertemente, depositando un suave beso en su cabecita de rizos dorados—. Por supuesto que puedes, mi vida. Tus tíos estarían muy orgullosos de ti. Apuesto a que en este momento están viéndonos desde el cielo.

—¿Cómo los abuelos?

—Sí, mi amor, como los abuelos.

—¿Me cuentas mas sobre la tía Becc?

A Lucas le encantaba oír historias sobre Becc. Obviamente le contaba historias divertidas ya que aun era muy pequeñito, pero él se sentaba y me prestaba suma atención como si de un adulto se tratara.

—¿Que quieres saber, cielo?

—¿Mi tía Becc fue valiente?

—Tu tía Becc fue la persona más valiente que conocí en mi vida. Tú te pareces mucho a ella —le sonreí con dulzura, revolviendo su cabello.

—Mami.

—Dime.

—Extraño a mi tío Bruno.

Este niño era la dulzura en persona. Lucas nacio unos días antes de la fecha de mi cumpleaños, cinco precisamente, por lo que sí, era de piscis. A David lo perseguían los piscianos, pero aun así, nos amaba con todo su ser.

—Pronto vendrá a visitarte.

—¡SIII! Me traerá un nuevo juguete —comenzó a dar saltitos de felicidad.

Mi mejor amigo lo tenía mal acostumbrado a mi pequeño hijo. Siempre que nos visitaba traía consigo un nuevo juguete para Lucas.

—Mami —otra vez me miro con sus ojitos llenos de curiosidad.

A Lucas le encantaba conversar conmigo. Podíamos estar horas.

—Dime, cielo.

—¿Me parezco mucho a mi tío Lucas?

Sonreí con nostalgia.

—Tienes sus mismos ojos, cielo. Tu tío tenía unos ojos azules preciosos, radiantes y llenos de vida. Tú los tienes igual a él. También tienes su misma naricita —le di un suave toquecito en la punta de la nariz y él se rio tiernamente.

—¿Por qué no pueden estar con nosotros, mami? Mis compañeros si los tienen —su mueca fue decayendo hasta transformarse en un pequeño puchero.

Me partía el alma cuando me hacia estas preguntas. Toda mi familia había muerto. Lucas no había podido conocer a unos abuelos que hubiesen sido maravillosos, ni a su tío fantástico, ni a Becc, mi hermana del alma. De parte de David, sus padres no quisieron saber nada con conocer a su nieto. David había cortado lazos definitivos con ellos. Solo éramos nosotros tres.

Acaricie mi vientre abultado. Cuatro, mejor dicho. Ámbar venia en camino.

—Siempre estarán aquí ¿Sabes? —indique con mi dedo su corazón.