Un retrobament inesperat

1K 108 8
                                    

Al otro día me desperté con una gran necesidad: salir a correr a las 8 am.

Recorrí un sendero que ya me era familiar. Era un parque que estaba rodeado de inmensos árboles que daban sombra, haciendo que correr me sea más ameno.

​​​​​​Traté de concentrarme en la música que fluía por los audífonos y no en el dolor que estaba sintiendo en las plantas de mis pies. Las gotas de sudor caían por mi frente sin cesar y la camiseta deportiva se pegaba a mi espalda haciendo que me arrepienta de haber tomado esta decisión que esta mañana me había parecido una gran idea.

—¡Fíjate por dónde vas! —exclame al chocar de frente contra alguien. Al levantar la vista me encontré con un chico bastante—. ¿Te conozco?

—Creo que sí —rio suavemente.

Oh. Esa risa...

Ya entendía por qué no lo había recordado a simple vista, por la borrachera que traía esa noche.

¿Estás segura? Estás un poco borracha me apartó suavemente.

Estoy borracha, pero caliente. Quiero olvidarme de todo, por favor... suplique tirando de su camiseta atrayéndolo hacía mi.

Con que me quieres usar susurro con voz ronca.

Hazme esa voz de nuevo y...

¿Y qué? interrumpió, acortando los centímetros que nos separaban.

No suelo rogar David. Pero estoy despechada, caliente y quiero que me folles. Por favor.

Oh, dios. Tierra trágame.

Tenía frente de mí al hombre con el que había compartido una noche desenfrenada de sexo. Y eso no era lo que más me avergonzaba, sino la forma en que le había suplicado.

—Cuanto tiempo Sara.

Se acordaba de mi nombre.

—Sí, eh, mucho tiempo —reí nerviosa.

—Un año. Pensé que escribirías —su tono lejos de sonar a reproche más bien sonó a intriga.

—Es que tenía mucho que pensar... Creí que sería lo mejor —evite el contacto visual jugando con el cable de los auriculares.

—Claro. Te dejo seguir con tu recorrido —sin más, sonrió levemente para continuar con su camino.

Mierda, que incómodo.

Voltee con disimulo, pero ya había continuado con su recorrido.

¿Por qué tenía que estar tan bueno?

Traía unos shorts de deporte oscuros con una camiseta a juego, la cual hacia que sus músculos bien definidos se notaran mas.

Luego de media hora más, me detuve un momento cogiendo mis rodillas, intentando inhalar el mayor aire posible.

Ya era hora de volver a casa.

Volví sobre mis pasos con un poco de desgana hasta llegar al apartamento. Al entrar, un extraño olor invadió mis fosas nasales, era un olor similar a...

—¡Sarita! ¡Amiga del alma! —Becc asomo la cabeza por la puerta de la cocina.

Vino a mi encuentro dando traspiés, envolviéndome en un abrazo que casi logra que caigamos de culo. Al observarla a los ojos entendí todo; estaban rojos y su sonrisa de tonta me indicaba que había preparado su especialidad.

—¿Hiciste brownies locos? —me concentre en sujetarla para guiarla hasta el sillón.

—¡Siii! Brownies locos y locos brownies —rio haciendo que le provocara hipo—. ¿Quieres uno?

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora