Lucas (parte uno)

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—Hace mucho no venía a conversar con ustedes —deposite las margaritas encima de sus lapidas—. Hoy no llorare. Lo prometo.

Reí al saber que eso no era verdad y que pronto me quebraría sin poder evitarlo. Ansiaba el día en que pudiera recordarlos sin llorar.

Todo a su debido tiempo. Ese era mi consuelo.

—No saben cuánto extraño sus consejos. Me vendrían muy bien en este momento, ¿Saben? —Me mordí el labio inferior conteniendo un sollozo—. Les había hablado de David, ¿verdad? Él no es como Mark, él si me ama de verdad, me ama bien... y yo le amo a él. Sé que Mark no les caía nada bien, y debería de haberlos escuchado porque tenían toda la razón del mundo. No fue nada más que un cabron, pero David es diferente, se que les agradaría —sonreí al pensar en su sonrisa—. Me propuso irme a vivir con él. Becc y Bruno piensan que es buena idea. Aunque algo me dice que ese par ahora que son parejita solo quieren más privacidad. Se preguntaran que quiero yo... pues, yo si quiero dar ese paso. No les voy a mentir, no a ustedes. Estoy aterrada, de veras que lo estoy... Pero el miedo ya no puede detenerme, no más.

Observe sus fotos. Las había elegido yo; ambos estaban radiantes con una sonrisa de oreja a oreja. Esa foto los representaba en su totalidad, siempre sonrientes, pasara lo que pasara.

—Por fin me anime a dar a conocer mis pinturas —las lagrimas comenzaron a deslizarse por mi rostro al pensar en cuan orgullosos estarían de mi—. El retrato de ustedes aun no pude mostrarlo al mundo —me seque las lágrimas —¿A ustedes les gustaría que lo mostrara? Estoy segura que las personas admirarían su belleza tanto como yo. David me ayudo a dar ese paso presentándome a un pintor al cual admiro. ¿Ven por que les digo que si lo amarían? Él lucha por lo que quiere, es un espíritu libre como ustedes lo eran... Los padres de él no aceptan nuestra relación, pero a él no le importa eso. A mí no me gusta que se enfrente con ellos, pero tampoco quiero que se aleje de mí ya que me hace bien. Los padres de David sí que les caerían mal —reí al pensar lo que sería ese encuentro.

Respire hondo.

—¿Me podrían dar una señal? Si me están escuchando... Por favor —suplique.

Baje la cabeza unos segundos rezando por dentro por cualquier cosa, no sabía qué, pero cualquier señal estaría bien para mi...

Cuando levante la mirada, deje de respirar cuando vi un colibrí posado encima de la lapida de mi madre.

Ella amaba los colibrís. Solía decir que cuando se te aparecía un colibrí era porque ese familiar que se había ido te estaba cuidando.

—¿Mamá? —Pregunte sollozando—. Te extraño, mami. Els amo per sempre.

El colibrí solo se quedo ahí, posado, por varios minutos.

Esa era la señal que necesitaba.

—Estoy seguro que si querrían que muestres su retrato. A veces podían ser algo egocéntricos cuando querían.

Esa voz...

Voltee casi instantáneamente para encontrarme con esos ojos; casi igual que los míos, solo que los suyos estaban más apagados de lo que recordaba.

—Lucas —susurre.

—Sara —respondió también en un susurro imperceptible.

Me incorpore rápidamente yendo en su encuentro y estrechándolo entre mis brazos con una fuerza casi sobrehumana. Luego de unos minutos, me separe para observarlo con furia.

—¿Por qué desapareciste así? Yo te necesitaba, Lucas. Te necesitaba —lo mire dolida—. ¡Eres mi hermano mayor!

—No podía verte, Sara.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora