Comencé a buscar, un poco ansiosa debo admitir, anuncios de trabajos en los portales de empleos. Sé que inmaduro mezclar lo personal con lo profesional, pero no sabía hasta que punto podría tolerar ver a David todos los días e ignorar lo que había pasado. No estaba teniendo mucho éxito en la búsqueda online, por lo que tendría que ponerme a repartir currículums, a lo tradicional.
¿A caso esto era un deja vú de hacia tan solo unos meses atrás? Claro que con la pequeña diferencia que no me encontraba sufriendo por amor...
Solo que... ¡claro! Tenía el dinero que había obtenido con la pintura, que era más de lo que había imaginado; al hombre le había gustado tanto que había decidido pagarme extra. Pero todavía no podía darme el lujo de vivir de esto, recién estaba comenzando y sólo llevaba una venta. Y tampoco quería que la pintura se convierta en algo... estresante.
—Puedo sentir tu ansiedad desde aquí —comento Becc cuándo entro por la puerta principal. Dejo sus pertenencias en el perchero para dirigirse en mi dirección—. ¿Buscas empleo?
—Si —me moví un poco, dejándole lugar en el sofá.
—¿Ya renunciaste en el bar?
—Aun no —respondí sin despegar la vista de la pantalla de la notebook.
No seguía en busca de anuncios, simplemente quise evitar la mirada de reproche de mi amiga.
Bruno apareció en el living con rostro adormilado, incluso traía alguna que otra lagaña en sus ojos. Sonrió cuando vio que Becc había llegado.
Mire para otro lado, intentando con todas mis fuerzas no voltear los ojos. No me gustaba ser aguafiestas, pero luego de lo que había pasado, se me era algo difícil ser optimista con cualquier cosa que sea... amor.
—¿Que hacen? —se dirigió a la cocina, donde cogió una manzana y le dio un gran mordisco.
—Busco empleo.
Becc le echo una rápida mirada cómplice, la cual Bruno entendió a la perfección porque asintió y abandono el living, dirigiéndose a su habitación.
—Y aquí viene el sermón... —suspire sonoramente, preparándome para el discurso que se vendría a continuación.
Ella subió ambas piernas colocándolas en cruz y entrelazo sus manos para proceder a clavar su mirada en mí.
Oh, sí, se venía "su" discurso.
Carraspeo antes de comenzar diciendo:
—Sabes que tienes que hablar con él, ¿verdad?
Respire hondo antes de contestar.
—¿Para qué?, ¿para otra explicación estúpida? —mi voz salió con recelo.
—Sabes que siempre tienes mi apoyo incondicional, pero... —arrugue las cejas ante ese "pero", —creo que deberías darle el beneficio de la duda, al menos. Ha demostrado en varias ocasiones que se lo merece.
—Pareces su amiga, no la mía —le recrimine con la mirada.
—Solo estoy siendo objetiva. Hay más de una persona que no quiere verlos juntos.
—¿Cómo quien?
Sabes quiénes.
—Mark, por ejemplo, y la ex loca de David que no recuerdo su nombre. —Dubitó un momento pensativa antes de exclamar: —¡ah, sí!, la perra de Judith.
—¿Dices que ella me lo envió?
Había pensado en esa posibilidad, la verdad.
—¿Y por qué no? Esta loca y lo sabes. Todos lo saben.
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El amor vs el zodiaco
RomanceÉl tan libra y ella tan piscis... Él un ser libre y ella una prisionera de sus propios pensamientos... ¿Podrán dos opuestos, desafiar al universo? ~•~ Sara Ruiz tiene veinticinco años, trabaja de camarera, y en secreto, pinta cuadros. También está u...