una confessió... y un possible accident

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Un escalofrío recorre todo mi cuerpo al ver esa sonrisa tan siniestra.

Intente forzar mi vista en la oscuridad para poder verle el rostro completo, pero estaba cubierto por una capucha que solo me permitió ver una especie de sombra.

Todo estaba oscuro a mí alrededor. Cerré los ojos rezando internamente poder despertar de esta horrenda pesadilla.

—No podrás escapar de mí... No por mucho más tiempo —resonó su voz en mi cabeza.

—¿Quién eres? —susurre con voz temblorosa.

No te demuestres débil...

—Sabes quién soy...

Una risa comenzó a resonar por todas partes, logrando así un eco horrible.

Observe en todas direcciones, parecía que provenía de todos lados, pero al mismo tiempo, de ninguno.

¿Qué estaba pasando?

La figura que tenía a mi frente comenzó a desvanecerse, pero sin embargo, las risotadas siguieron invadiendo este lúgubre lugar.

Sentí frío.

Un frio tan abrasador que tuve que abrazar mi cuerpo con mis propios brazos para conseguir algo de calor.

Las risotadas se oían cada vez más fuertes.

Me tapé los oídos en un fracasado intento por apagar esas sádicas risas. Cerré mis párpados con fuerzas, diciéndome:

No lo oigas.

Despierta.

—Nos volveremos a ver —oí un último susurro antes de abrir los ojos.

Miré con desesperación en todas direcciones, y suspiré con tranquilidad al ver que se trataba de mi habitación y que yo me encontraba acostada sobre mi cama.

Un sudor frío empapaba todo mi cuerpo, y los latidos de mi corazón latían con brusquedad.

—Ya pasó — me susurre.

Me pase la mano por el rostro y un rastro de lágrimas lo humedecía.

¿Tanto me estaban afectando estos sueños?

El primero lo tuve la noche de mi cumpleaños. En el transcurso de las siguientes noches no hacían más que persistir.

Pero este fue... Horrible.

¿Por qué esa figura me era tan familiar?

No podía descifrar quién era por su voz ya que en mi sueño sonaba completamente distorsionada.

Sólo podía ver que iba vestido completamente de negro, y cuándo quería detenerme en su rostro, solo llegaba a ver una sonrisa cínica y siniestra. La otra mitad se perdía con la oscuridad de ese horrible lugar.

Quise atribuirle estas pesadillas a películas de terror.

Pero hacía años que no veía ninguna...

Inmediatamente el recuerdo de alguien acechándome entre las sombras, llegó a mí.

¿Por qué sentía que esa persona se conectaba con mis sueños?

Aquel horrible malestar no se me había ido desde aquella noche. Las noches consiguientes que fui caminando al bar pude sentir cómo unos ojos me observaban de lejos. Pero cada vez que volteaba, no había nadie.

¿Me estaré volviendo loca?

Había antecedentes de locura en mi familia de parte de mi bisabuela. Termino internada en un manicomio a la edad de cincuenta años.

El amor vs el zodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora