Amor imposible.

Capítulo 10.

Victoria le quitó el seguro al automóvil y le abrió la puerta a Daniela, espero a que subiera para luego subir ella; estando dentro ambas:
- Muchas gracias por la ayuda. -dijo Daniela mientras giraba para estirarse al asiento de atrás y sacar de una de las bolsas de su despensa los chocolates que compró para Victoria y se los entregó.
- Gracias, Dani, no era necesario.
Victoria condujo hacia la casa de Daniela. Cuando llegaron Daniela bajó del automóvil y fué a abrir la puerta mientras Victoria se bajaba del automóvil y luego se dirigió a abrir la puerta donde estaba la despensa de Daniela. Victoria le ayudo con unas cuantas bolsas y ambas con las compras en las manos entraron a la casa. Estando a obscuras Daniela al encender las luces se dió cuenta de que en la sala habían unas notas pegadas al florero.
- Vinieron mis papás. -dijo con nostalgia dirigiéndose hacia la mesa de sala donde estaban las notas, botando las bolsas junto a las que ya había dejado en la despensa anterior.
Victoria dejo las bolsas junto a la otra despensa y cerró la puerta de la casa.
Daniela leyó ambas notas:

Teresita, te extraño mucho. Me hubiera gustado poder abrazarte mi niña pero no estabas, hice mis maletas de nuevo y tome un vuelo pues me surgieron otros negocios, espero que me vaya muy bien, ¿sí sabes que te amo, verdad? besos.

Danielita: cambié maletas porque tenía que viajar a hacer unas negociaciones, te encargo que la señora de la limpieza lave y guarde todo lo de la maleta, por favor. Espero poder por fin verte cuando mi viaje termine, te amo.

Daniela aguantó firmemente el sentimiento de tristeza por no haber podido ver a sus padres aunque también le importo poco porque ya estaba acostumbrada a que sucedieran ese tipo de cosas, dobló las notas y las guardo en la bolsa de su pantalón, le ofreció a Victoria algo de beber y se dirigió hacia sus bolsas de despensa para meter al congelador las carnes que compró.
Victoria se sentó en la sala y luego Daniela la acompañó, Victoria notó que tras leer las notas Daniela estaba un poco cabizbaja:
- ¿Estas bien, Dani?
- Sí, gracias.
Unos minutos permanecieron en silencio y luego dijo Daniela:
- Me sentí muy triste porque mis papás tuvieron que hacer otros viajes y ni siquiera pude verlos.
Victoria miró a los ojos a Daniela, tomó sus manos y le dijo:
- Lo siento mucho Dani, a veces los papás por querer que no les falte nada a sus hijos terminan faltando ellos.
Daniela no pudo evitar llorar y Victoria la abrazó para darle consuelo. Cuando Daniela se tranquilizó se despegó del abrazo de Victoria para secar sus mejillas empapadas de lágrimas. Daniela volvió a sujetar las manos de Victoria, le sonrió y agradeció por consolarla. Victoria apretó sus manos delicadamente y le dijo:
- Cuenta conmigo para lo que necesites. Te dejo para que termines de organizar tus compras y para que puedas estar tranquila por las emociones que tuviste tras leer las notas. Muchas gracias por los chocolates y la bebida que me ofreciste.
- Gracias a usted, profesora.
- ¿En qué quedamos Daniela? -dijo muy seria Victoria.
- Disculpe, no vuelve a ocurrir. -dijo Daniela un poco nerviosa mientras se dirigían hacia la puerta para abrirla.
Estando frente a la puerta y ambas mirándose frente a frente Victoria le sonrió, le dió un pequeño abrazo y un beso en la mejilla para despedirse. Daniela comenzó a sonrojarse porque Victoria le dió un beso en la mejilla. Era una sensación extraña aunque linda. Se despidieron y Victoria salió de la casa se dirigió a su automóvil, quitó el seguro y condujo hasta su casa. Daniela cerró la puerta de su casa y comenzó a llevar las bolsas de despensa a la cocina para acomodar. Al terminar de acomodar todo estaba muy cansada, tomó su celular y pidió una pizza hawaiana para cenar. Fué a su recámara para tomar unas cobijas y acomodarlas en la sala para ver películas. Sonó el timbre de su casa, era el repartidor de pizzas, la recibió, pagó y organizó todo para cenar cómodamente. Y finalmente se quedó dormida.
Victoria al llegar a su casa se recostó en un sillón de su sala aún modificándose por lo que pensó en el transcurso a su casa en su automóvil: -“estuvo mal besar a Daniela, aunque haya sido solo en la mejilla. Es mi alumna, es menor que yo y ese tipo de cercanías no son correctas”.
Su estómago gruñía de hambre, fué a la cocina a prepararse un té de lavanda para relajarse de sus pensamientos, también recalentó comida que ya tenía hecha para cenar. El té comenzaba a hacer efecto y simplemente después se fué a dormir.