Daniela al amanecer sacó todo de su cama, llevó sábanas, almohadas y cobijas al área de lavandería y colocó todo dentro de la lavadora, mientras se lavaban se dirigió hacia la cocina para prepararse de desayunar. Colocó su desayuno en el suelo sobre la alfombra de la sala y ella se sentó en posición de “chinito”, mientras desayunaba miraba la TV. Cuando terminó de desayunar dejó los platos en el fregadero, apagó la televisión y se dirigió hacia la lavandería para terminar lo que inició. Luego se dirigió hacia su recámara, del clóset sacó otras sábanas, almohadas y cobijas para colocarlas, luego buscó su ropa: un blazer negro, un pantalón de mezclilla azul claro, una blusita de tirantes blanca y unos tenis Vans, con su ropa completa se dirigió hacia el baño, encendió la regadera con agua tibia y comenzó a bañarse, cuando terminó y mientras secaba su cabello recibió un mensaje:
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Daniela peinó un poco su cabello aún mojado y salió, afuera de su casa estaba una profesora de manejo quien durante las vacaciones le enseñaría a conducir: - Buenas tardes, señorita. -dijo Laura. - Buenas tardes, pase, por favor. -dijo Daniela cordialmente invitándola a pasar. Laura entró y tomó asiento unos minutos en la sala mientras esperaba a Daniela quien buscaba las llaves del automóvil.
Durante las clases de manejo Daniela le explicó a Laura que ya conocía un poco e incluso comenzaba a dominar la forma de manejar, Laura le explicaba más a detalle y con mucha paciencia corregía los errores de inmediato, la convivencia mientras manejaba era tan amena que Daniela relacionó por unos instantes las clases que le había dando Victoria: - El día está lindo, ¿cierto? -preguntó con serenidad Daniela. - Así es, está lindo. -respondió Laura con amabilidad y sonriendo. Daniela se puso seria unos segundos al escuchar la respuesta de la profesora de manejo y luego cambió el tema aún siendo amable pero corta en palabras. Daniela no podía igualar las clases de manejo amenas con lo que Victoria pudo ofrecerle, menos aún porque era su novia, a la cual extrañaba tanto que moría de ganas por llamarle, mientras Laura daba por finalizada la clase Daniela se concentró en el celular, buscó el número de Victoria y justo cuando estaba por marcar olvidándose de lo que pasaba a su alrededor la voz de Laura la devolvió a concentrarse en la clase: - Nos vemos mañana, estoy segura de que con lo que ya conoces y con lo inteligente que me demostraste que eres solo bastará ésta semana para que seas una excelente conductora. -dijo Laura amablemente. - Muchas gracias Laura, entonces nos vemos mañana. -respondió Daniela amablemente. Laura bajó del automóvil de Daniela y se dirigió hacia su automóvil. Daniela salió de sus automóvil y mientras cerraba la puerta se despidió de Laura con un gesto en la mano. Al entrar a la casa y encender la luz, en su celular buscó el chat de Victoria para enviarle un mensaje:
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Daniela dejó su celular sobre la mesa pequeña de la sala y mientras se dirigía hacia la cocina sonó el timbre, inmediatamente dió la vuelta y abrió la puerta: - Hola, buenas tardes. ¿Usted es la señorita Daniela? - Hola, buenas tardes. Sí. - Le hago entrega de los artículos que solicitó, ¿Me podría firmar en ésta línea de aquí para confirmar que los ha recibido?, Por favor. -dijo el chico mientras le indicaba dónde debía firmar. - Claro. -respondió Daniela mientras tomaba la hoja y pluma. Cuando terminó de firmar, Daniela tomó las cajas y bolsas, agradeció el servicio y con emoción colocó todo en la sala. Se le fué la tarde desempacando y ordenando las nuevas cosas que hace varios días había pedido para decorar la casa y demás cosas para el huerto. Cambió de posiciones los sillones, colocó bajo la mesa pequeña de la sala el nuevo tapete y también colocó una lámpara que creyó que combinaba muy bien, además de que cambió las cortinas opacas que no dejaban pasar luz por unas cortinas totalmente contrarias. Un sonido y dolor ligeros en su estómago la llevó a parar de ordenar para comer y cenar porque había ignorado por completo que se saltó la hora de comida, en la entrada justo a lado de la nueva lámpara que colocó para la sala estaba el teléfono fijo, el cual sonó, Daniela atendió la llamada: - Hola Teresita, ¿Cómo estás amor? -preguntó Teresa tiernamente. - Hola madre, estoy muy bien, ¿Tú cómo estás?, ¿Cuándo vienes? -preguntó Daniela emocionada. - Ésta semana he estado un poco desocupada, quizá pueda ir a verte en un par de días. -dijo Teresa tiernamente. - Ay, madre. Me apresuraré a enchular mi casa para que sea lo más acogedora posible tu visita. -dijo Daniela jugando con el cable retorcido del teléfono. - Así estuviéramos en cualquier lado y en cualquier circunstancia de la vida, hogar y calidez es a tu lado, aunque tu papá y yo desde hace años ya no estamos de acuerdo en muchas cosas en eso estoy segura que opina lo mismo. Te amo hija. -respondió Teresa con un nudo en la garganta. - Te amo, ¿Y papá cómo está?, él no me ha marcado, ni un mensajito tampoco... -dijo Daniela intentando sonar molesta. - El día de hoy estaría cerrando un contrato, viajó hace unos días a Perú. - Oh, está bien mamá. Te esperaré, te amo, te amo, te amo... Ahora tendré que dejarte porque me haré de comer, tengo mucha hambre. -dijo Daniela masajeando ligeramente su estómago. - Está bien amor, come muy bien. Besos. -dijo Teresa tiernamente y luego colgó. Daniela se dirigió hacia la cocina y sacó del refrigerador un tupper con pollo y sopa aguada para recalentar y de otro tupper sacó unos sopes de queso que también calentó, cuando sirvió todo se puso a cenar en la isla de la cocina. Al terminar lavó los trastes que ocupó y se dirigió hacia su recámara para ver televisión un rato y luego dormir.