Capítulo 11.

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Daniela, al despertar a la mañana siguiente se dió un baño, se puso pijama y se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno. Cuando terminó de desayunar se puso a organizar el desastre de la sala y luego comenzó a hacer el aseo de toda la casa mientras cantaba y bailaba al ritmo de las canciones que puso.

Victoria, al despertar a la mañana siguiente se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno, luego de desayunar se dió un baño y se puso un pantalón de mezclilla claro, una blusa de manga larga color negra y unos converse color beige. Miró en su celular impaciente la hora, salió de su recámara para dirigirse a la sala, estando allí encendió el televisor, se puso cómoda y luego de un largo rato inquieta y un poco molesta volvió a revisar el celular:

 Miró en su celular impaciente la hora, salió de su recámara para dirigirse a la sala, estando allí encendió el televisor, se puso cómoda y luego de un largo rato inquieta y un poco molesta volvió a revisar el celular:

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Minutos después sonó el timbre, Victoria tomó su cartera, apagó el televisor y se dirigió a la puerta para abrir. Era Eugenio, el ex esposo y compañero de trabajo de Victoria:
- Hola Victoria, buenos días.
- Hola. -respondió Victoria con disgusto.
- Ya no le molestes. Ya estoy aquí. -dijo a modo de burla.
- Menos mal, ahora apúrate a tomar tus cosas, voy a salir y tu impuntualidad me está retrasando.
Eugenio caminó hacia la sala tomando unas cuantas cajas, Victoria abrió aún más la puerta para que pudiera salir bien Eugenio y tras él salió ella y cerró la puerta. Se dirigio a su automóvil, le quitó el seguro y cuando estaba por subir al automóvil Eugenio le dijo:
- Gracias Victoria. Nos vemos mañana en el colegio.
- Sí. Hasta mañana.
Victoria subió y estando dentro del automóvil condujo hacia el centro comercial.
De su cartera sacó una cajetilla de cigarros y un encendedor. De la guantera sacó un cenicero. Encendió un cigarrillo y fumó.
Se sentía tan abrumada que le dolía la cabeza de solo pensar.
Cuando llegó al centro comercial, busco un sitio donde estacionarse y luego de ello bajo del automóvil, se dirigió hacia las tiendas de ropa, entre lo que compró estaba:
Un par de pantalones de mezclilla de color claro, dos pares de blusas de manga larga de varios colores, unos tenis Converse blancos, y un traje color negro. Luego de haber echo sus compras condujo nuevamente hacia su casa, en el camino de regreso volvió a encender un cigarrillo, las manos le temblaban, seguía teniendo en la mente pensamientos negativos, y para tratar de controlarse lo único que supo hacer era encender y fumar cigarrillo tras cigarrillo. Estando estacionada frente a su casa, aún en el automóvil, al notar que la cajetilla estaba vacía y que el auto olía demasiado a tabaco, abrió las ventanas, puso música para relajarse y luego volvió a subir las ventanas cuando el olor desapareció un poco, bajo del automóvil junto con sus compras, le colocó seguro y entró a su casa.

Daniela, terminó cansada por haber echo el quehacer. Botó todo lo que tenía en las manos aún (escoba, trapeador, fabuloso, etc) y se recostó sobre la alfombra de la sala, cerró los ojos y luego un par de minutos sonó el timbre de su casa, se levantó para abrir y eran varios sujetos con muebles:
- Buenas tardes señorita, nos envío el señor Daniel Romo. Nos dio órdenes de llevar estos muebles hacia diferentes lugares de la casa, ¿nos podría guiar?
Enseguida recibió una llamada, se dirigió a la sala para tomar su celular y contestar:
- Danielita, te mandé unos regalos, ¿ya llegaron?
- Hola papá, sí. -dijo mientras regresaba a la puerta.
Puso en altavoz el celular y pauso el sonido:
- Disculpen, pasen, por favor. -le dijo Daniela a los señores que traían los muebles.
Mientras ellos iban entrando, en la llamada:
- Espero que te gusten, medio me se tus gustos en decoraciones.
Daniela quitó el altavoz y activó el sonido nuevamente:
- Sí, muchas gracias papá.
- Te dejo Danielita, te amo.
- Yo también te amo.
Colgó la llamada y comenzó a dirigir a los señores a donde deberían ir los muebles. Cuando dejaron todo en su lugar Daniela comenzó a armar lo que debía armarse y a acomodar a su gusto los muebles. Su casa más amueblada se sentía menos vacía, aunque lo material era nada comparado con el vacío que causaba en su corazón el echo de que sus padres no estuvieran con ella.

Victoria, colocó las bolsas de ropa en la sala. Y luego tomó asiento, ella pensaba que fumar la relajaba, encendió el televisor, puso un programa al azar, veía el programa pero su mente estaba en otros sitios, fue a la cocina y de un cajón sacó una cajetilla de cigarros, encendió uno y regreso a la sala, sus pensamientos iban en aumento en cada cigarrillo que terminaba, sus manos volvieron a temblar y golpeó el cenicero y la cajetilla de cigarros contra el piso, luego de ello comenzó a llorar desconsoladamente.

Amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora