Capítulo 24.

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A la mañana siguiente, Daniela y Victoria comenzaron su rutina.
Victoria llegó al colegio, realizó su registro de entrada y se estableció en sala de maestros, estuvo atenta a la llegada de Daniela, al verla pasar ambas se saludaron y de igual forma, con señas, Victoria le mandó un beso, Daniela no pudo corresponder porque desde la entrada podía verla el señor de seguridad, solo se limitó a sonreírle tiernamente a Victoria.
Daniela siguió caminando hacia el salón, un par de minutos después de ya estar dentro del salón, entró Victoria:
- Hola, buenos días. -dijo Victoria mientras se dirigía hacia el escritorio.
- Hola, buenos días. -respondió Daniela mientras dejaba su mochila sobre la banca que siempre tomaba. Luego se acercó a donde estaba Victoria para darle un beso de piquito. Victoria se alejó, cerró la puerta del salón y regresó a donde estaba Daniela para darle un beso corto, delicado pero apasionado. Daniela suspiró y volvió a besar a Victoria delicada pero apasionadamente. Se dieron varios besitos así, hasta que Victoria pidió que pararan, podrían ser descubiertas.
Daniela quitó las manchas de labial fuera de su lugar de los labios de Victoria, y luego ella hizo lo mismo con Daniela.
Sonó el timbre de entrada y ambas se dirigieron hacia los lugares e hicieron los deberes que debían.

La clase transcurrió como normalmente, al finalizar la clase, Daniela se dirigió hacia el escritorio para calificarse la actividad:
- ¿Almorzamos juntas?
- Sí. respondió Daniela.
- Paso por tí aquí, estaré dando clase en éste mismo edificio en los salones del fondo.
- Está bien, aquí te espero. -respondió Daniela mordiendo ligeramente su labio inferior intentando poner nerviosa a Victoria.
Victoria se sonrojó un poco, le  sonrió con complicidad y Daniela regresó a su lugar.
Un par de horas después, el tímbre para salir al receso sonó. Daniela guardó sus cosas, tomó su cartera, guardó su celular en una de las bolsas de su falda y esperó a Victoria, observó cómo todos sus compañeros salían del salón de clases; en la entrada el rostro de Victoria se asomó:
- Vamos. -dijo muy sonriente.
Daniela se levantó de su asiento y siguió a Victoria. Ambas se dirigieron hacia el área de comedores, compraron sus alimentos y se sentaron en una banca de los pasillos del Colegio, las cuales a la hora de receso mayormente estaban vacíos;
por el pasillo una pareja de chicas se dirigió hacia la salida, iban tomadas de la mano, y se miraban muy alegres, Victoria las miró con detenimiento:
- Quiero confesarte que siento un poco de celos al verlas.
Le mente de Daniela viajó a mil por hora en pensamientos poco lógicos, intentó ocultar que en su garganta se había formado un nudo y tragó en seco el bocado que tenía en la boca:
- ¿Por qué?, ¿te gusta alguna?
- No, cielo, me gustas tú. Me gustaría que en esta etapa que estamos viviendo me siguieras viendo como una mujer valiente, de carácter fuerte, segura de sí misma, pero justo ahora me siento tan vulnerable al no poder ser más semejante a tí, al menos para poder demostrarte mi afecto con libertad.
- ¿Sí sabes que somos iguales, no?
- No es así, Dani.
- Vicky, ofreces amor sincero, ofrezco amor sincero; eso es lo único que importa.

Victoria permaneció en silencio, tenía un nudo en la garganta y sus ojos se pusieron llorosos. Daniela notó que Victoria estaba mal, echó un vistazo hacia todos los lados posibles para corroborar que no había nadie y le dió un beso tierno en la mejilla a Victoria. Eso no le cambió el ánimo de inmediato, pero sí logro que en el rostro de ella una sonrisa le devolviera un poco de esperanza y alivio a Victoria.
Sonó el timbre para regresar a clases, ambas tomaron sus cosas.
- Te veo al rato, Dani. Pasaré a dejarte a tu casa.
- ¿Ah, qué crees? Mi papá me compró un automóvil, se atrasó un poco al llegar, con suerte llegó hoy; me gustaría que fueras mi profesora de manejo, ¿podrías enseñarme tú? -dijo Daniela con entusiasmo.
- Será un placer. Tú dices cuándo quieres iniciar clases. -respondió Victoria compartiendo la misma ilusión que Daniela.

Ambas regresaron a sus salones correspondientes, una para tomar clase y otra para dar clase. Al pasar el tiempo se llegó la hora de salida, sonó el timbre, Daniela guardó sus cosas y salió del salón, mientras caminaba por el pasillo vió a Victoria haciendo su registro de salida, ella también observó a Daniela y con señas le dijo que se acercara, ambas salieron del Colegio, se dirigieron hacia el automóvil de Victoria y estando las dos adentro Victoria comenzó a conducir y Daniela con toda la confianza del mundo puso música en el automóvil, ambas compartían ese gusto por disfrutar de la música y por su puesto tenían casi los mismos gustos en géneros musicales.
Al llegar a su destino, Daniela restregó con ternura su cabeza sobre el brazo de Victoria, ella le acarició el rostro mientras la miraba por el espejo retrovisor.
- Lo único malo de aprender a manejar y de tener mi propio automóvil será que me perderé de estos momentos a tu lado.
Victoria mantuvo la posición que tenían, pero dejó de acariciar el rostro de Daniela para acomodar el espejo retrovisor y sus rostros pudieran verse mejor:
- No, Dani. Tú tienes que ser una mujer independiente, autónoma, libre, y quiero que aprendas muchas cosas. Sí podría distanciarnos, al menos de estos momentos, pero tendremos más, te lo aseguro, serán tan buenos que ni siquiera extrañarás éstos.
Daniela sonrío tiernamente, el corazón de ambas se derretía de amor.
Minutos después ambas entraron a la casa de Daniela.
- ¿Tienes planes ahorita?
- Ninguno, Dani.
- ¿Te quedarías a comer? te puedo preparar lo que desees.
- Una propuesta bastante atractiva. -respondió Victoria mientras abrazaba a Daniela y le daba un beso en la frente. - Acepto. -añadió Victoria.
- ¿Cuál es tu comida favorita?
- Lasaña, ¿y cuál es la tuya?
- Pasta. Te prepararé lasaña, suerte que tengo todo lo necesario.
- Yo te quiero ayudar.
- Está bien.
Ambas comenzaron a guisar e incluso lavaron los trastes que ocuparon, para finalizar estaban preparando la bebida favorita de Daniela, Clericot.
El sonidito del horno avisó a Daniela que estaba listo lo que había colocado en él, sacó con mucha precaución la lasaña, la colocó sobre la estufa para que se enfriara un poco y pudiera servir.
Tenían todo listo, Daniela comenzó a arreglar el área de la isla, salió al jardín por algunas flores, sacó veladoras coloridas aromáticas para ambientar el lugar, esparció unos cuantos pétalos de flores por la barra, Victoria le ayudó a colocar la vajilla: un par de copas, platos, etc. Daniela comenzó a servir la lasaña mientras Victoria servía la bebida, estaba ahora sí todo listo, Daniela cambió la intensidad de la luz a una tenue, encendió las velas, cerró la ventana y la puerta, y comenzaron a comer.
- Muchas gracias por éste maravilloso momento. -dijo Victoria mientras levantaba la copa para brindar.
- Gracias por tu presencia, eso es lo maravilloso. -dijo Daniela mientras levantaba también la copa para brindar.
Conversaron un poco mientras comían, cuando terminaron Daniela cambió la intensidad de la luz a la normal, apagó las velas, y abrió la ventana y la puerta, mientras que Victoria recogía los pétalos de flores y los trastes que ocuparon los llevó al fregadero.
Victoria sujetó a Daniela de la cintura, justo por detrás de ella. Miraban a través de la ventana el atardecer que apenas comenzaba a salir.

Amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora