Al salir Victoria del salón sonó el timbre para el receso, Daniela guardó sus útiles escolares tomó su mochila y:
- Dani, ¿vamos a dar una vuelta por allí?
- Sí, nos vendría bien.
Verónica y Daniela salieron del salón de clases y se dirigieron hacia la puerta para salir. A lado del colegio había un parque, tomaron sus suéteres y los tendieron sobre el pasto, comieron lo que traían de lunch mientras platicaban. Verónica le contó sobre cuando su mamá fué por ella al colegio y Daniela le expresó su apoyo total:
- ¡Ay, mi Vero linda! -dijo Daniela levantándose para abrazar a Verónica.
- Muchas gracias. -dijo Verónica con desánimo.
Ambas seguían abrazándose. Luego tuvieron que apartarse del cálido abrazo porque el celular en el bolsillo de la falda de Daniela sonaba insistentemente:
- Vámonos, tenemos 5 minutos para llegar al colegio. -dijo Daniela, muy apresurada.
Ambas guardaron sus tuppers y tomaron sus mochilas y suéteres. Corrieron para llegar al colegio, pues aunque no estaban tan alejadas tenían que llegar a su salón a la hora adecuada. Al entrar al colegio se dirigieron a su salón y tomaron sus lugares cada una, en seguida el profesor ingresó y dió clase:
- Tres largas horas de éste fastidioso módulo. -le susurró Verónica a Daniela.
- Sí, qué bueno que ya casi acaba.
Ambas siguieron en sus asuntos luego de las cortas frases que cruzaron.
La puerta cerrada del salón de clases se abrió lenta y delicadamente:
- Hola, profe, ¿me permite a Daniela? por favor.
- Hola, compañera, por su puesto: - Daniela, puede retirarse.
Daniela al escuchar la voz de la profesora Victoria sintió un cosquilleo en el estómago. Guardó sus cosas, se despidió de Verónica dándole un abrazo y un beso en ambas mejillas y salió del salón:
- Hola Dani.
- Hola.
- Eh, estaba pensando, y espero que no te moleste o incomode, ¿quisieras ir a comer a aquella fonda de la vez pasada?
- No me molesta ni me incomoda, al contrario... Vamos. -dijo Daniela con iniciativa de llegar a tiempo, e involuntariamente Daniela tomó de la mano a Victoria mientras bajaban de las escaleras.
La presencia de Daniela a Victoria le templaba sus emociones tristes, esas que le provocaban comenzar a fumar, lo que sentía por ella no era un amor que buscaba sustituir a otro sino un amor romántico que no sintió antes, que percibía solo en la esencia de ella.
Los aparentes peligros que traían consigo la cercanía que comenzaban a tener a Victoria le parecían no importar y Daniela ignoraba totalmente la existencia de ellos.
Cuando estaban ya en la planta baja sonó el timbre de salida, Daniela soltó la mano de Victoria, y:
- Primero voy al baño, ¿sí? -dijo Daniela mientras se dirigía a los baños con rapidez.
Victoria esperó en el sitio donde ambas se habían quedado, como todavía no salían los alumnos de sus salones sacó de su portafolios un pequeño espejo, se miró a través de el con el afán de ver sus ojos solamente, para ello retiro de sobre ellos los lentes obscuros que llevaba, notó que la ligera rojez y lo hinchado que estaban sus ojos al amanecer habían desaparecido por completo, volvió a colocar sus lentes en sus ojos y guardo el espejo.
Daniela iba saliendo del baño y se dirigió hacia donde estaba la profesora Victoria. Ambas caminaron hacia la salida y Daniela siguió a Victoria hasta su automóvil. Victoria se fué hacia la puerta del copiloto, quitó el seguro al auto y le abrió la puerta a Daniela, ella subió y también le cerró la puerta. Luego se dió la vuelta y entró al lugar del piloto, al subir se miró por el retrovisor y ahí estaba la mirada de Daniela, ambas se miraban a través del espejo, ambas se sonrieron y Victoria se quitó los lentes obscuros, y encendió el automóvil. Despegaron sus miradas y Victoria condujo hacia la fonda.
Al llegar Victoria bajo del automóvil, y mientras Daniela sacaba de su mochila su cartera:
- Espérame, yo te abro.
Victoria se dirigió al lugar del copiloto para abrirle la puerta a Daniela.
- Gracias.
Al bajar, entre ellas existía la mínima cantidad de espacio que podía provocar que ambas se besaran.
Daniela no sabía qué clase de sentimientos estaba experimentando, pues nunca antes había sentido lo que es el amor, hace un par de años estuvo en terapia, le dijeron que su atracción hacia mujeres adultas era nada más que el producto del cariño que su madre no le brindaba, pero Daniela estaba segura que ese diagnóstico estaba muy equivocado, Victoria tenía una esencia que a Daniela la volvía loca y nada tenía que ver con lo que no tuvo.
Ante la tensión de estar muy juntas Victoria se apartó un poco para que pudiera bajar Daniela y cerrar la puerta.
Daniela dio unos pasos hacia la entrada de la fonda sin apartarse del automóvil aún. Victoria le puso seguro al auto y camino hacia donde estaba Daniela:
- Vamos, Dani. -dijo Victoria sonriéndole y tomándola del hombro mientras ambas caminaban.
Al llegar tomaron la misma mesa de la anterior vez, que por suerte estaba disponible.
Les llegó el menú y pidieron lo que se les antojó en el momento.
- ¿Hoy qué tal le fué? -preguntó Daniela para iniciar una conversación.
- No bien del todo. Han sido días intensos emocionalmente para mí, pero llegar a estos momentos de relajación para mí son maravillosos.
Daniela le sonrió; el ser parte de momentos que le traen paz a Victoria la hizo sentir alagada, estiró su mano hacia la de Victoria, se sujetaron unos segundos y luego siguieron comiendo y platicando:
- ¿A tí qué tal te fué en clases?
- Para ser mi segunda semana, me está yendo bien.
- Si algún día tienes dudas ya sea de mi módulo o de algún otro, no dudes en mandarme un mensajito y yo te puedo ayudar.
- Está bien, gracias. Pero... no tengo su número.
- Ay, si cierto. -dijo Victoria soltando una risita nerviosa. - Dame tu número para marcarte y que en ambos celulares queden registrados nuestros números telefónicos. -dijo mientras sacaban ambas sus celulares.