El viaje comienza

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— Tu, corazón que late en el olvido de un cuerpo cobarde, hazte valer, lucha por hacerte notar, no dejes que el conformismo te domine, vive para lograr tus sueños, no para creer que son solo eso, anda levántate y pelea, no dejes que nada ni nadie te pare.

Al desvelarme note entre mis parpados cerrados una gran luz cegadora que me impedía abrir con comodidad los ojos, a grande esfuerzos conseguí ponerme en pie y soltando un gran bostezo, estire mis brazos y sacudí la cama, donde al parecer había dormido sin taparme, ya que estaba hecha.

— ¿Habrá descubierto algo Yuffie sobre lo de anoche?, y, ¿Era la figura de anoche la misma persona de la playa, tal vez la chica de la que hablamos ayer Yuffie y yo? — pensé aun un poco adormilado.

Al salir me tope de frente con un aroma a huevos fritos y salchichas, por lo visto Yumiko ya se había enterado de que Jeroham no estaba muerto y se ha dispuesto a preparar el desayuno.

Me dirigí hacia donde se encontraban Jeroham y Yuffie, me senté con ellos dejando espacio para que Yumiko se sentara al lado de su tortolito.

— Que, como se siente eso de estar muerto eh — dije a Jeroham dándole una palmada en la espalda.

El me miro con cara de poco amigos y dijo:

— Cabrón, no tiene ninguna gracia, el susto que me dio y el dolor eran reales, ojalas te hubiese pasado a ti.

— ¿A mí?, anda... si sabes que a mi es imposible vencerme, yo soy mucho hombre para Sefirot — dije con aires de superioridad.

— Ya claro, por eso con solo ver a los Sincorazones te meabas encima — dijo en un tono burlón.

— Ba, no quieres aceptar que soy mucho mejor que tú — dije intentando picarle.

— Tsss— hizo un gesto con la mano y se acomodó en el sofá pasando de responderme.

Yuffie sonrió y yo le guiñe un ojo mientras me preparaba para el desayuno.

— Bien aquí esta cielito— dijo Yumiko mientras colocaba la bandeja sobre la mesa.

— Espera un momento, aquí solo hay dos platos, ¿Ya has comido Yumiko?— pregunté.

— No, ya que según tu eres mucho hombre, pues levántate y prepáratelo tu.

En ese momento a Jeroham se le escapo una sonrisa, eran dos contra uno, así que, suspire y me acurruque en el sofá.

— Ba, no tengo  hambre..

Mientras ellos desayunaban en un entorno romántico, decidí salir con Yuffie  para hablar sobre lo de anoche.

— ¿Has descubierto algo sobre la chica de anoche?.

Ella negó con la cabeza.

— Ya veo, entonces va a ser más difícil de lo que creía —dije alzando mi vista para ver las nubes.

— Estuve investigando un poco antes de irme a dormir y no pude encontrar nada en los archivos del ordenador, lo siento— dijo con una sonrisa de consolación.

— Na..., no pasa nada, tampoco me había hecho muchas ilusiones.

Estuvimos un rato mirando al cielo sin mediar palabra, la verdad, nunca me hubiese imaginado nada de lo que estaba sucediendo, el estar hablando con Yuffie, el estar luchando contra criaturas, la sensación de estrés, todo lo contrario a mi tranquila vida, pero algo me decía que aunque ahora andaba perdido, acabaría por acostumbrarme a ello y quien sabe, tal vez me llegara a gustar esa sensación.

— Y bien que hacemos ahora—  interrumpió Yumiko el silencio al salir con nosotros junto a Jeroham.

— Bueno, sobre eso, tenía pensado que primero deberíais ir al Castillo de Mickey a que os informen de la situación y os preparen para lo que tenga que venir, pero visto lo visto, lo mejor será que Valláis a Villa Crepúsculo primero — respondio Yuffie.

— ¿Y eso porque?.

— Tal vez Naminé este en la mansión a las afueras de la ciudad y os pueda ayudar con la búsqueda de Sora y las demás personas.

— ¿Pero no sería mejor ir primero a hablar con Mickey?— pregunté.

— Cierto, pero Villa Crepúsculo casi os queda de camino, solo es un desvió, además tal vez sepa algo sobre la chica— dijo mirando en mi dirección.

— ¿Chica? ¿Qué chica Rua?—pregunto Jeroham con curiosidad.

— ¿No sabéis?, ¿ustedes no vieron a nadie cuando vinieron a este mundo?—pregunté sorprendido.

— Yo estuve dos días encerrado en esa dichosa habitación— dijo Yumiko.

— Yo igual, no vi nada como lo que dices— afirmo Jeroham .

— Pero anoche, anoche también estaba afuera— dije un poco sobresaltado.

— Yo me fui temprano a mi habitación ¿recuerdas?, y Jeroham estaba herido — dijo Yumiko.

Tenía razón, tal vez no hayan tenido la oportunidad de verla así que, suspire y deje el tema de lado.

— Bien entonces, ¿Cuándo partimos?— pregunto Jeroham impaciente.

— Ya, no quiero ver vuestras caras por aquí mas que para traer buenas noticias— dijo Yuffie riéndose

— A que esperamos entonces— dijo Jeroham eufórico.

— Al Tío Gilito, al parecer llega tarde, como siempre, él os prestara una nave hasta que el rey os deje una — dijo Yuffie mirando el reloj.

— ¡Una nave como la de Sora! — dije imaginándomela.

— Bueno... más o menos — dijo Yuffie riéndose.

En ese momento apareció una pequeña nave color negra con dos rayos verdes a los laterales y unas alas color rojas a cada lado flotando sobre la casa, no era más grande que la celda de una cárcel, tenía un cañón en la parte baja y dos pequeñas metralletas, una debajo de cada ala, en el centro lo que parecía la cabina con un pequeño cristal circular.

— ¿Pretendes que viajemos los tres en ese trasto? — se quejó Yumiko.

— ¡Cuatro! — grito Tio Gilito tirando una escalera sobre nosotros.

Yumiko miro con cara de malas pulgas a Yuffie que contesto con una sonrisa.

— Anda subid no hay tiempo que perder — dijo el Tío Gilito haciendo señas con las manos.

Jeroham fue el primero en subir, él era el más entusiasmado de los cuatro, detrás de él, una poco convencida Yumiko, yo me despedí de Yuffie y subí con ellos, antes de empezar a subir Yuffie me detuvo.

— No dejes que las nubes del miedo tapen el bello amanecer — dijo con una sonrisa.

Yo no supe contestar, ¿Qué quería decir con eso?, sin darle más vueltas subí, al parecer no había más que un asiento, al subir ya Yumiko estaba quejándose y Jeroham corría de un lado para otro alucinando con todas las cosas que veía.

— Al parecer va a ser un viaje curioso — pensé y sonreí mientras guardaba la escalera y cerraba la escotilla.

Reinado de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora