Reinado de corazones

Emergencia

Eran Jeroham y Yumiko, Jeroham era un compañero del instituto, tenía el pelo en capa color castaño, era un poco más alto que yo, su piel era de color blanca y no era muy corpulento, era un chico bastante listo pero muy serio, no le gustaba relacionarse, le encantaba estar solo hasta que encontró a Yumiko, su novia, ella era baja con el pelo corto y morena,  ojos pardos y tez pálida, tenía unas pecas en la cara muy monas, de carácter era todo lo contrario a Jeroham, era muy simpática y ociosa, siempre estaba sonriendo y nunca la había visto enfadada, se podría decir que tenía el carácter de una chica de lo más normal.

— ¡Chicos!— grite mientras me dirigía a ellos.

Ni maldito caso me hicieron, cuando me quise dar cuenta ya estaban los dos juntos dándose el lote y diciendo cursiladas, estaban en esa época.

— Oh, mi vida, cuanto te he echado de menos— decía Jeroham mientras no paraba de darle rápidos besos

— Oh dios, Jero, que haría yo sin ti— ella correspondía a sus besos.

Y yo estaba en medio de los dos, a cinco pasos de distancia observando todo el panorama, de fondo se escuchaba la risa de Yuffie que no se había ido desde mi encuentro con el anciano. Yen Sid ya no se encontraba por ninguna parte, él tiene la suerte de no estar viendo esto.

Hago un carraspeo de garganta y dije:

— Esto... chicos.

Ellos como si se diesen cuenta de la situación, se separaron rojos como tomates y se pusieron a mirar hacia todos lados disimulando.

— Ah, estas ahí Rua — dijo Jeroham haciendo como si nada ocurriese.

— Pero jeroham, Yumiko ¿cómo habéis llegado aquí?. Pensaba que estaba solo y que nunca volvería a veros, ¿habéis visto a más gente conocida?

— Yo tampoco había visto a nadie hasta ahora— dijo Yumiko mientras Jeroham afirmaba su respuesta.

— Bueno parece que entonces los tres estamos en la misma situación.

— Así es— dijo Jeroham dirigiendo su mirada a Yumiko.

Antes de que los dos pudieran volver a su estado amoroso, Yuffie me salvo con su intervención.

— Por favor, ya hablaréis luego, hay que ir a la sala de entrenamiento, seguidme— Ella hizo un gesto con la mano para que la sigamos.

Caminamos tras ellas por un largo pasillo futurista, parecido al de un laboratorio.

Llegamos a una habitación de color grisácea, muy estrecha y con tres puertas.

— Bien aquí os separaréis para ver que arma os conviene más a cada uno, estaréis entrenando hasta que estéis preparados.

— ¿Armas?, espera, ¡yo no voy a luchar— dijo Yumiko mientras miraba atónita a Yuffie.

— Tenemos que luchar, esto es un juego, así que si queremos salir de aquí tendremos que ganarlo, ¿no es así Yuffie?.