Adiós Villa Crepúsculo

283 9 1
                                    

—En verdad te envidio, vosotros no tenéis preocupación de nada, tampoco tenéis celos por ser peores que alguien y nadie os juzga por cualquier error que cometáis ni por vuestra forma de ser, muchas veces uno se arrepiente de algo que ha hecho, pero se quiera o no el pasado siempre lo persigue y lo único que se puede hacer es arrepentirte de ello esas noches en las que desearías no haber nacido. Se dice que muchas veces nos infravaloramos y no sabemos darnos el valor que nos merecemos y tal vez en muchos de los casos sea cierto, pero no en todos.— mire hacia la gata que con los ojos cerrados escuchaba con las orejas levantadas.

—Perdón por aburrirte con mis absurdas cosas—dije sonriendo a la vez que acariciaba su cabeza y ella agachaba las orejas.

—Yo solo quiero que la gente sea feliz, el resto me da igual, por eso, si mi misión es luchar por este mundo, haré lo posible por ello, por muy cobarde que sea—dije esto mientras miraba al cielo.

Desde el principio del parque pude escuchar un silbido, en ese momento la gata se levanto miro hacia a mí y salto al suelo.

—Perdón si te ha molestado es muy confiada, pero hace buena compañía.

Dijo un hombre encapuchado que cogió a la gata al vuelo cuando salto hacia él.

—No pasa nada, no me ha molestado—dije frotándome la cabeza un poco avergonzado.

—Bueno, eso espero, en fin me voy, que vaya todo bien.

Me despedí y él se fue caminando y al salir del parque se perdió en la oscuridad. Tenía la impresión de conocerlo de algo, su voz me resultaba familiar, tampoco le di muchas vueltas. Al volver al hotel ya Gilito y el resto habían llegado, Gilito había traído consigo unas cuantas bolsas, quería preparar una fiesta como despedida ya que mañana volvía a Bastión Hueco. Ismael aun dormía así que Jeroham y Yo nos pusimos de acuerdo para despertarlo con un vaso de agua y la campanilla que habíamos pedido prestada a recepción. Acercándonos cuidadosamente coloque la campana en el odio de Ismael y le di la señal a Jeroham para que arrojara el vaso de agua. Ismael casi se cuelga del techo, Jeroham y yo reíamos sin parar en el suelo mientras Yumiko reía atreves de la puerta.

—Bueno, como esta es la última noche que pasaremos juntos vamos a pasarla bien—dijo Gilito colocando la ultima botella parecida a una Coca-Cola.

Después de brindar, enchufamos el karaoke que Gilito había alquilado, quien diría que los patos supieran cantar tan bien, aunque la verdad teniendo en cuenta que no conocíamos ninguna de las canciones que salía, era normal tener algo de ventaja. La noche paso rápido, ya Ismael hacía rato que se había acostado Jeroham estaba viendo la tele en su habitación y yo estaba dando cabezazos en el sofá  mientras Gilito y Yumiko que ya le había cogido el truco a las canciones, competían por sacar la mayor puntuación.

Después de ayudar a Gilito a recoger todo me fui a la habitación e intente dormir. Luego de un largo rato dando vueltas en la cama me levante a por un vaso de agua, viendo que quedaba un poco de leche en la botella decidí calentarme un vaso de Coki-Kakao y un sándwich, sentado en el balcón relajado pude observar como al otro lado de la fuente que ya estaba apagada habían dos personas hablando, aunque estaba muy oscuro la luna dejaba ver un poco de estas figuras, parecían mantener una charla seria donde la más baja de las dos figuras solo atendía  Después de un rato anonadado mirando a su dirección una de las figuras miro hacia mí, casi por reflejos aparté la mirada y entré en el balcón.

—Porque diantres me habré quedado mirando, habré quedado como un cotilla—dije esto suspirando después.

Di un trago a la leche para darme cuenta de que estaba fría  asqueado y sin ganas de volverla a calentarla me la tome de un buche y tras de ella el sándwich, aun tan activo como antes decidí volver a la cama e intentar dormir nuevamente.

—No tengas prisa por ver lo que el destino te tiene preparado, no juegues con el futuro, acabaras perdiendo, hay cosas que el corazón desea, pero no sabrá darle el valor que se merece si se las das ya, recuerda héroe  tu eres el único que puede salvas este mundo de su destino, vosotros, juntos, seréis capaces de cualquier cosa, pero os advierto, esto no ha hecho más que comenzar, el camino aun es largo y pedregoso. Confiamos en vosotros, confió en ti..... .

Al levantarme eran la una de la tarde ya apenas quedaban tres horas para partir, ya tenía todo preparado de la noche anterior, al salir me encontré a Ismael sentado viendo la tele con los pies sobre el sillón. Me lave la cara y prepare un pequeño desayuno/almuerzo, después de tomármelo tranquilo en el balcón disfrutando del claro día que hacia entre a colocar las cosas.

—¿A qué hora se van?—pregunto Ismael sin dejar de ver la tele.

—A las cuatro habíamos quedado todos para salir.

—Ahh—dijo sin apartar la vista de la tele.

—¿Tu te quedas aquí verdad?.

—Si.

—Eso está bien—dije terminando de colocar las cosas en la cocina.

Después de eso, me puse a ver la tele, aunque sin prestarle mucha atención, aun tenia sueño de anoche y tenía otras cosas en mente. Al pasar dos horas llegaron Jeroham y Yumiko que habían ido a dar una vuelta. Cogiendo las maletas salimos por la puerta acompañados por Ismael. Gilito aparco la nave en una parte de la plaza y nos hizo una señal para que subiéramos.

—Venga tío cuídate, ya nos veremos—dijo Jeroham mientras se despedía con el choque de puños.

—Adiós, Isma, pórtate bien—Dijo Yumiko con una sonrisa.

—Bueno tío, espero verte de nuevo, si tal nos pasaremos algún día que tengamos libres por aquí, cuida bien de esto, sé que puedo contar contigo—dije golpeando levemente su pecho.

—Si tranquilo, la dejas en buenas manos, cuídate tu también  y ya sabes cuándo paséis por aquí no olvideis saludar—dijo el devolviendome el golpe.

Era cierto que me quería quedar allí  me preocupaba un poco lo que le pudiera pasar pero al fin y al cabo me va a pasar muchas veces y siempre que quiera podre venir a ver cómo anda. Mientras la nave despegaba mire por la ventanilla y veía como Ismael se despedía,luego pude ver, en un sitio más apartado al gato negro que había visto la noche anterior mirando hacia nosotros con una expresión serena en la cara.

Reinado de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora