Reinado de corazones

¿Un extraño barón?

Con ambas manos haciendo un corte en forma de cruz corté a dos Sincorazones que se lanzaron hacia mí mientras que un tercero que había saltado por el medio de estos recibió una fuerte embestida del búho que pasó rozando mi cabeza. Lo primero era salir del círculo así que iba avanzando apartando a los Sincorazones que habían a mis lados haciendo que mis brazos girasen haciendo semicírculos, en el momento que vi al último Sincorazón frente mía que me evitaba salir del circulo coloqué mis manos a su altura mientras corría hacia él y cuando se lanzó hacia mí lo ataqué juntando las dos espadas y cruzándolas en su pecho lo atravesaron y las separé haciendo que desapareciera como polvo. Una vez fuera, me giré para observar la gran multitud de Sincorazones que habían delante mía, esta vez no se movían, simplemente se quedaban balanceándose mirando hacia mi. El búho ahora estaba encima de mi hombro, esperando por mi a ver que hacia.

— ¡Rua!.

Miré hacia donde provenía el grito, y allí estaba Jeroham, enseguida tuve que apartar la mirada ya que la luz de su linterna me encandiló por completo.

— Hey tío que ha pasado— El enseguida se puso a mi lado.

— Tío, baja la intensidad de la luz, me encandilas y no puedo abrir los ojos.

— ¿Qué?, no entiendo, pero bueno— Jeroham bajo la luz de la linterna y costosamente pude abrir los ojos y adaptarme a ella.

— Tio, ¿qué te pasaba?, Gilito me llamó asustado y me envió a buscarte.

— ¿Pero no lo ves?— Al mirar a donde antes estaban los Sincorazones ya no había nada.

— ¿Pero qué? ,antes esto estaba lleno, ¿no los has visto?— dije un poco sorprendido.

— Aquí no hay nada, probablemente te hayas asustado con alguna sombra de nada— dijo burlándose de mí.

— Que no, que estoy seguro de que habían montones.

En ese momento poco a poco mi vista fue cobrando la normalidad hasta volver a su estado habitual.

— Oye, ¿y el búho que estaba conmigo?.

— Búho, ¿que búho?.

— Si hombre, el que estaba aquí conmigo.

— ¿Tú me estás vacilando, no?— Dijo Jeroham ya un poco mosqueado.

— No, no, de verdad, no te estoy vacilando.

— Pues aquí no hay nada mas que tú y yo.

Suspiré y dejé de insistir, quería contarle que fui capaz de ver en la oscuridad, pero supuse que tampoco se lo creería.

— Bueno, en fin, creo que he encontrado lo que andábamos buscando— Me acerque al lugar donde había visto las piedras color malva seguido por Jeroham.

— ¿Crees que sea esto?— Me agaché cogiendo todas las piedras y poniéndolas en la palma de mi mano mientras Jeroham las alumbraba con la linterna.

— No sé, yo no he encontrado nada mejor, a si que supongo que podría ser.

— Entonces que hacemos, volvemos ya o seguimos buscando.

— ¿Estás de coña?, no se nos ha perdido más nada aquí, vayámonos ya.

Cuando nos giramos para volver, el búho estaba justo delante de nosotros mirándonos.

— Ves, te lo dije, no eran imaginaciones mías— Me puse de cuclillas frente al búho acariciando su cabeza.

— Pues es verdad Bueno que más da, vamos ya, estoy cansado— Jeroham se quedo de pie al lado mío mirando hacia el búho y luego empezó a caminar.

Le di una última galleta al búho y me levanté siguiendo a Jeroham. Cuando ya había dado unos pasos el búho echó a volar y se posó sobre mi hombro.

— ¿Y esto ahora?— dije un poco sorprendido.

— Eso te pasa por darle tantas galletitas, ahora no te dejará en paz.

— Bueno, a mi no me molesta— dije acariciándole el pico.

Justo cuando ya íbamos a salir de la explanada, los Sincorazones aparecieron detrás nuestra.

— Parece que han vuelto, hora de correr.

— ¿Correr?, ¡Ja!, con lo aburrido que he estado un poco de lucha no vendrá mal.

— ¿Pero no tenías prisa?.

— Esto no durará mucho.

Diciendo esto lanzó una gran bola de Fuego que iluminó casi toda la explanada.

— Venga ataca, yo te cubro— Dijo Jeroham mientras seguía lanzando ráfagas de bolas de fuego.

Suspiré, y aunque no tenía muchas ganas de luchar, me lancé dispuesto a acabar con eso rápido. Esta vez con la ayuda de Jeroham y con mi nuevo amigo sin nombre, la pelea se estaba haciendo más amena.

— El pollo ese se sabe defenderse mejor que tú— dijo Jeroham golpeando con el bastón a un Sincorazón que se lanzaba dispuesto a arañarlo.

— ¿Pollo?— dije riendo mientras cortaba por la mitad a un Sincorazón .

El combate seguía sin ningún percance.

— Rua fíjate en esto.— Jeroham hizo que el último grupo de Sincorazones lo rodease por completo y colocando sus dos manos en el bastón lo elevó un poco del suelo y con la cabeza agachada esperó el momento en que los Sincorazones saltaran hacia él. Golpeó el suelo con el bastón y una onda de viento echó a volar a todos los Sincorazones haciendo que del golpe desaparecieran.

— Wou tío, como mola, te has lucido eeeehhhh— reí mientras aplaudía. Él me miró orgulloso con una sonrisa en la cara.

— ¿Ya estás satisfecho?.

— Si, ya podemos irnos.

— ¿Chicos como están las cosas por ahí?— La voz de Gilito volvió a sonar, se podía notar un poco de preocupación en ella.

— Si, todo bien, eran unos simples Sincorazones— dijo Jeroham tratando de burlarse de mí.

— Entonces Rua bien.

— Si, estoy bien Gilito gracias por preocuparte.

Gilito dio un suspiro de alivio.

— Me alegro, ya venís de vuelta por lo que veo, ¿habéis encontrado algo?.

— Si, creemos que si.

— Genial, os espero impaciente, corto y cierro.

— Sigamos Rua — Yo asentí con la cabeza y seguí a Jeroham hasta la entrada al valle de la mina.

— Espero que no nos perdamos esta vez— dije en broma aunque de verdad lo pensaba.

— No creo, ya sabemos como va.

— No tan deprisa pequeños jovenzuelos.— Una voz interrumpió nuestro avance, una sombra salió de lo alto de una pequeña colina y con movimientos ágiles se plantó justo enfrente de nosotros.

Era un hombre de aspecto elegante con sombrero de copa, un monóculo y un bastón, lo más parecido a cualquier barón, inclinándose a nosotros y alejando un poco el monóculo de sus ojos nos observaba con una extraña sonrisa.

— ¡Jeroham, Rua, cuidado el...— Antes de que Gilito terminara la frase el hombre había hecho un chasquido con los dedos y el dispositivo dejo de sonar al instante.

— Molesto— Dijo el hombre con desprecio hacia el dispositivo.