El Guardián de Villa Crepusculo (1º Parte)

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—Buenas— dijo esa cara sonriente con un gesto de manos.

—Pe-pero tú que haces aquí —dije bastante sorprendido.

Esa persona que estaba allí era Ismael, mi vecino y amigo de la infancia, un chico muy simpático y con una personalidad bastante tranquila, físicamente es corpulento, ojos marones, pelo moreno corto y de estatura media. Vestía como un guerrero. Llevaba una armadura pesada completamente de color plata, en la mesa, apoyado, un casco que complementaba la armadura.

—Lo mismo que tú— dijo riendo.

—Él está aquí mandado por el Rey, se le ha encargado la protección de Villa Crepusculo y ayudarte en todo lo que necesites aquí— contesto Gilito.

—¿ Y cómo has llegado hasta aquí, has visto a alguien más en el Castillo de Mickey que conozcamos?  — le pregunte sentándome al lado de la mesa que estaba en la sala.

—Bueno veras, yo aparecí en una de las habitaciones del Castillo de Mickey, después de explicarme todo lo que estaba sucediendo me han mandado aquí, sobre lo de que si vi a alguien conocido, la verdad es que no, pero lo que si se es que hay una persona del mundo real asignada a cada mundo, así que puede  que haya más gente conocida  contesto gesticulando con las manos.

—Pero hay algo raro, con lo grande que es el mundo porque, hasta ahora, han salido todas personas que nos conocemos— dije pensativo.

— ahí me has pillado, no tengo ni idea — contesto alargando la última frase.

—Tal vez sea todo pura coincidencia—  dijo Yumiko en voz baja.

—¿Pero solo sois dos?, en el castillo me habían dicho que erais tres— nos preguntó buscando al tercer componente que nos faltaba.

Yumiko se llevó las manos a la cara, yo agache la cabeza y murmure.

—Si, éramos tres, pero a uno se lo ha tragado el espacio—

—¿A, si?, ¿A que no sabéis a quien me he encontrado yo de camino hacia aquí?— Dijo con una amplia sonrisa.

Dirigí una rápida mirada hacia sus ojos y vi como Yumiko entreabría las manos.

—Si, si, al mismísimo Jeroham en persona, estaba en el espacio disfrutando y decidí traérmelo — dijo con gran satisfacción.

En ese momento no salió ninguna palabra de mi boca, solo una gran carcajada de alegría.

—Con que disfrutando del espacio eh — dije quitándome las lágrimas que se habían formado en mis ojos.

Yumiko se levantó rápido, se colocó al lado de Ismael y agarrándolo del cuello lo zarandeo de un lado para otro.

—¡Donde está, dime donde esta!— sus gritos retumbaron en toda la habitación.

—Él está en la enfermería, tenía falta de oxígeno, pero está bien— dijo mientras reía.

Ella salió de la puerta caminando muy deprisa y cerrando la puerta de un portazo. En ese momento todos nos miramos y soltamos una pequeña risotada, ahora que todo se había solucionado y que Jeroham estaba bien podía sentirme aliviado. Gilito se levantó de la mesa y dirigiéndose a la puerta con su peculiar forma de caminar dijo:

—Mujeres, no sabe ni donde está la enfermería —  dijo mientras abría la puerta haciendo gestos de negación con la cabeza.

—Hey, espera, yo voy contigo—  dije mientras me levantaba.

—Lo mejor será que durmáis, Ismael te acompañara a nuestra residencia, tal vez Yumiko quiera estar a solas con Jeroham y tarde más en ir, así que lo mejor será que lo veas mañana — dijo el esperando mi respuesta para cerrar la puerta.

En pequeña parte tiene razón, después de todo lo que ha pasado lo mejor será dejarlos a los dos solos, pero también tenía ganas de verle, al fin y al cabo es mi amigo, pero supongo que ya habrá tiempo para ello.

—Bueno vale, tienes razón, pero ¿no pasara nada si hacemos una guía turística antes no?— pregunté antes de que le diera tiempo a salir de la sala.

—Esto es igual que como lo conoces, no tienes nada nuevo que ver, además, te recomiendo que estés fresco para mañana, la mansión no es que sea una zona tranquila, yo te aconsejaría que lo dejaras para otro día— dijo Gilito intentando convencernos.

—Vale.....— dije mientras miraba de reojo con una sonrisa a Ismael.

Como si supiera lo que de verdad fuéramos a hacer, Gilito suspiro y cerró la puerta.

—Bueno, preparado para la visita intensiva a Villa Crepúsculo— dije mientras me levantaba.

—Claaaro— Rió el despidiéndose del otro hombre que parecía estar riendo.

—¿Quien era el?— dije mientras nos dirigíamos hacia la estación de tren.

—No era más que el piloto de mi nave, Riosi , creo que se llamaba— dijo el mientras caminaba.

Luego de eso pasamos todo el trayecto contando lo alucinante que nos parecía aquello, éramos como niños en una feria. El llevaba una Katana enfundada en la espalda, era casi tan  grande como su cuerpo, la funda era color negra y al principio se podía ver el símbolo de un dragón color amarillo, también se podía ver la empuñadura del arma, era negra con rayas color lila oscuro, enredado en su extremo una cinta color azul cielo, desenvainada era más sencilla, era color plata, con una raya en zigzag que la atravesaba verticalmente de un color plata fuerte.

Ambos teníamos curiosidad por ver como combatíamos, aunque no teníamos ninguna prisa. Por el camino íbamos visitando todos los sitios conocidos, Primero La Torre del Reloj.

Al bajarnos del tren lo primero que hicimos es mirar los alrededor, se podían ver las vías del tren que llevaba a la torre del mago, al salir  nos colocamos en medio de la gran plaza y nos giramos en dirección al enorme reloj que estaba situado al final de una torre parecida a la de una catedral, a medida que mirábamos hacia arriba, nuestras bocas se abrían más y más.

Aquello era increíble, si ya la torre en si era alucinante, de noche iluminada era aún más asombrosa todavía. Eso nos hizo recordar el momento en que Roxas y sus amigos paraban a comer helados, decidimos preguntar a un anciano que andaba por allí que si sabía cómo subir, él nos dijo que hasta donde decíamos era imposible, lo máximo era una sala un poco más abajo. Un poco decepcionados decidimos entrar, a lo que el anciano se refería era  la sala de engranajes del reloj , inspeccionamos un poco, para ver si existía la posibilidad de subir.

—Oye Rua, ven aquí— Ismael me llamo desde el otro extremo de la sala.

Reinado de corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora