Capítulo 29.- Lagrimas

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William Grayson

Razones por las que no me gusta beber:

1.- No me gusta

2.- No recuerdo lo que digo

3.- Siempre la cago

4.- Suelto verdades

Sin embargo, aquí estoy tumbado en mi cama con un dolor de cabeza de los mil demonios, con el sol pegándome en la cara y por si faltara algo, dormir con alguien.

Trato de darme la vuelta para seguir durmiendo y no me de el sol en la cara, pero un cuerpo me abraza como koala y es imposible moverme. Con toda la pereza del mundo abro un ojo y lo cierro rápidamente por los rayos del sol.

Levanto mi mano para tapar la luz y poder ver a mi alrededor y lo primero que enfocan mis ojos es una cabellera rubia que está pegada a mi con su mano en mi cintura y una de sus piernas en mi entrepierna, debería decir que se siente incomodo pero sería mentira el cuerpo a mi lado se siente cálido, y respira pausadamente.

Logro cerrar los ojos un momento pero cierta persona empieza a subir y bajar su pierna y eso no es bueno para mi polla sin querer suelto un gemido que sale sin poder controlarlo y se detienen los movimientos.

Sigo con los ojos cerrados a pesar de que la otra persona se despegó de mí y creo que se sentó.

—¡Dios, no me vuelvo a emborrachar!

Abro los ojos y me levanto de un salto al escuchar su voz.

Mierda, mierda, mierda.


Violet

Volteo a mi lado izquierdo al escuchar un golpe y suspiró sonoramente.

¿Qué más se puede hacer? Nada.

Exacto, nada.

—Crudos días para ti también, cielo. — le saludo a mi compañero que parece que vio a su abuela muerta.

En realidad, no se si su abuela, ya saben, solo era para decir que se ha puesto pálido.

—¿Co... como es que —nos señala con su dedo acusador — tú y yo... aquí?

—Alchol mas ebrio mas dos personas igual a sexo arrepentido en la mañana. —le respondo tranquila envuelta en la sabana.

—Violet...

—Ya lo sé William, estuvo mal no pasara de nuevo —lo tranquilizo — ¿recuerdas algo?

—No por ahora ¿Tu? —niego y quiero golpearme por mover rápido mi cabeza. —No volverá a pasar, prometelo.

Lo veo divertida mientras él casi está sufriendo un infarto.

Pobre, tan grande y rico, pero con miedo al éxito.

—Si, lo prometo, cielo. —me masajeo la cabeza ignorando su pene erecto por el movimiento de mis piernas al despertarme —Necesito un café muy cargado.

—Iré a ver si llego Tory, te veo abajo.

—Le provocaras un infarto a Tory, —me rio porque no se ha dado cuenta que me esta dejando disfrutar su gran cuerpo desnudo —estas desnudo y con una erección enorme.

—Y ahora lo dices, —me mata con la mirada y busca su boxer

—Nada que no haya disfrutado ya, cielo. —me paro frente a él que está sentado en la cama y me inclino para darle un beso en la mejilla —te espero abajo, amor mio.

Violet  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora