Cap XLIX

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Muy temprano llegó Ouyang-zhongzhu. Subió a Recesos de las nubes con su hijo y su hija en brazos, discípulos y baúles de regalos. Tal parece que se ha preparado para adular y suavizar a Jiang Wanyin, sin tener idea de absolutamente nada. Él siente la energía nerviosa navegar bajo su brazo. Resopla.

Aprieta suavemente la vaina de ZiJing, la espada que su hermano forjó para él, cumpliendo los deseos de una conversación de hace tantos meses ya. Solo espera que la discusión que tendrán con el líder no tenga que escalar, porque bien podría proteger a Jiang Cheng en caso de que fuera necesario, pero duda poder controlar el temperamento de Wei Wuxian. Menos hoy, precisamente, que como ha llegado temprano el líder, lo han tenido que despertar temprano. Se levantó malhumorado con el anuncio y dijo que estaría listo pronto.

Suspira. Inhala y exhala. Meng Yao sabe que el acuerdo no es malo y no hay razón para que este hombre prefiere iniciar una guerra. Con una última exhalación, forma la mariposa dorada en su mano y la envía a la torre, donde su hermano recibirá la noticia de que el líder está allí y que le dirá los resultados cuando la reunión acabe.

—Jiang Yaozu —la voz fuerte de Nie Mingjue lo toma desprevenido. Se gira y hace una reverencia.

Nie Mingjue luce mejor que la última vez que lo vio en Yunping. Ha estado ya una larga semana en Recesos de las nubes, aparentemente esperando que este día llegara. Se ve imponente con las pieles de oso guardándolo del frío de la mañana, y su enorme sable empuñado.

—Vi una mariposa amarilla.

—Sí, estaba informando a Jin-gongzi de la llegada de Ouyang-zhongzhu. —Meng Yao responde sin falta y Nie Mingjue no se ve perturbado.

—¿Dónde será la reunión?

—Lan-xiangzheng sugirió este salón para ello. En este momento los discípulos lo están preparando.

—¿Jiang Wanyin?

—Ya está dentro.

Se quedan en silencio. Meng Yao vuelve a respirar mientras aprieta sus dedos y se siente extraño en las túnicas púrpuras de Yunmeng Jiang. El cabello trenzado y decorado con el arreglo de loto se siente ligeramente pesado, al no estar acostumbrado a esos accesorios. Nie Mingjue no dice nada, solo mira intermitentemente hacia él, como si evaluara su atuendo y luego ambos se distraen cuando ven a Wei Wuxian acercarse en paso rápido y confiado al salón del encuentro. Apenas unas inclinaciones de cabeza antes de desaparecer por la puerta.

—Nie-zhongzhu, ¿deseaba decirme algo? —Meng Yao pregunta, un poco incómodo con la presencia constante del hombre. Nie Mingjue solo arruga el ceño.

—Huaisang... mencionó algo sobre tus planes de ir a Qinghe Nie antes de encontrarlos.

—Era una posibilidad. —Es todo lo que dice. El hombre vuelve a asentir y a mirarlo.

El hombre sigue allí, de pie. Parece incómodo, Meng Yao no puede adivinar que es lo que intenta hacer o si debería decirle algo al respecto, así que espera de píe, con los nervios subiendo en su garganta mientras piensa en la reunión que tendrá y todo lo que está en juego.

—Estarán bien —repentinamente dice Nie Mingjue, con la mirada en el salón—. El reclamo de Jiang Wanyin es legítimo y Qinghe Nie los apoyará en ello.

—Es un acto que Yunmeng Jiang no va a olvidar, Nie-zhongzhu —responde, como lo haría un segundo al mando. Nie Mingjue solo asiente—. Solo temo que esto no atraiga demasiada atención sobre ellos y su familia.

—Lo hará, pero el mundo del cultivo es experto en olvidar cuando hay algo nuevo para distraerse. —Nie Mingjue no miente y Meng Yao espera conseguir una distracción lo suficientemente óptima para entretener esas miradas y alejarlos del hogar de Jiang Cheng y Lan Huan.

Dos viejas vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora