—No pensé que la llegada a Recesos de las nubes lo afectara tanto.
A-Yao menciona y Jiang Cheng tiene que asentir mientras bebe el té servido en el almuerzo. La comida fue colocada en el patio del Jinshi, y desde allí puede ver a sus dos hijos jugando con la primera visita que recibieron después del desayuno, un niño de seis años llamado Lan Jingyi.
—Tampoco lo pensé, pero puedo entenderlo. Creo que todos aún estamos tratando de acomodar todo esto. —Jiang Cheng sostiene la comida en los palillos antes de llevarla en la boca tras un suspiro. Traga—. Ya para la mañana estaba mucho mejor. ¿Escuchaste algo sobre nuestra llegada?
—Estuve eso en la mañana. El discípulo que me acompañó ayer a las habitaciones fue muy receptivo a mis preguntas —A-Yao también come con la finura de unos modales que fueron enseñados por su madre, preparándolo para el momento en que Jin Guangshan lo reconociera. Nunca ocurrió—. Se ha corrido el rumor de que Lan Huan es manga cortada y que tú eres su esposo por la cinta.
—¿Nada más?
—La gente teme comentar más —A-Yao comparte como si fuera algo divertido—. Al parecer Lan-zhongzhu espantó a todo Recesos de las nubes cuando se supo que había castigado a su shufu a la reclusión el año pasado. —Ahora Jiang Cheng enarca una ceja a su dirección—. Temen provocar su ira.
—Eso es bueno.
—De hecho, dijo que los mismos ancianos están cuestionando la cantidad de sus reglas, ya que Lan-zhongzhu las usa para castigar y es inflexible al respecto.
Lan Huan hubiera sido un líder indulgente y sereno en un lugar demasiado rígido. Una brisa primaveral entre el hielo que corre en las venas de los Lans. Por lo mismo, Jiang Cheng se imagina que hubiera preferido ser indulgente y apelar a la comunicación antes que al castigo para ganarse los corazones de todos. No duda que lo hubiera logrado, pero no se mentirá lamentándose por la pérdida de Gusu Lan.
Su esposo se quedará con él, lo escogió... una parte de él se siente feliz de ser escogido como el primero, otra... mezquino por no poder hacer lo mismo.
—Deja eso —A-Yao intercede antes de que su mente se vaya más allá.
—¿Dejar qué?
—Esa cara que pones cuando piensas en arrepentirte de la decisión que tomaste.
—¿Acaso han inventado un talismán para leer la mente? —resopla. A-Yao sonríe con sus hoyuelos marcándose—. Déjame lamentarme todo lo que quiera.
—Me has escogido para velar por los intereses de Yunmeng Jiang y de la familia, A-Cheng, no puedes ahora negarme mis deberes.
—Deja de estarme mirando la cara y leyéndome cada vez que frunzo el ceño.
—Pero si es de mis mayores habilidades, Jiang-zhongzhu.
La discusión acaba cuando escucha el grito de Wei Wuxian a lo lejos, bajando del camino del Hanshi, donde Lan Wangji ha tomado su lugar como líder de secta. Trota hacia ellos con desenfado y no se molesta en cubrir las marcas desvergonzadas que habitan en su cuello.
Una sierva llega con la comida del almuerzo de Wei Wuxian y este come mientras comenta lo acalorada que fue su noche, lo terriblemente increíble que fue su Lan Zhan, y la forma en que apenas puede moverse. Jiang Cheng resopla cuando lo escucha decir que ha probado una de sus ideas y que quiere hacerla de nuevo, hablando en voz alta de forma deliberada para molestar a A-Yao, quien en cambio solo come como si zumbara un mosquito cerca.
Se siente bien, se siente correcto. Jiang Cheng no va a negar que todavía escucha la voz insidiosa decir que ha fallado a su familia, que no va a lograrlo, que ha fallado a la decisión de su esposo de dejarlo solo y de permanecer en una vida humilde y pacífica. ¿Pero qué podría hacer él? ¿Puede vivir consigo mismo sabiendo que el lugar por el que sus padres y sus discípulos murieron se cae a pedazos? ¿Un lugar que podría darle, a su vez, un hogar precioso para su familia y una herencia perdurable para sus hijos?
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Dos viejas vidas
Fiksi PenggemarLa guerra acaba después de cinco años, pero los herederos de Yunmeng Jiang y Gusu Lan siguen desaparecidos. Después de una extensa búsqueda: Lan Zhan y Wei Ying encuentran a sus hermanos sin núcleos, viviendo una vida de campesinos. Pero si ellos es...