𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐬á𝐛𝐚𝐧𝐚𝐬 𝐲 𝐠𝐢𝐫𝐚𝐬𝐨𝐥𝐞𝐬

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Josephine

Los primeros rayos de sol se cuelan entre las cortinas y estos iluminan el rostro de Hero lo que provoca mi embelesamiento ya que apreciar cada facción de su rostro se ha convertido en un placer personal, sus largas pestañas, sus labios carnosos, su nariz respingada, sus cejas pobladas, ¿Cómo alguien puede ser tan hermoso con tan solo respirar? Yo lo veo... y puedo jurar que no me quedan ganas de ver a nadie más, podría pasarme la vida viéndolo dormir, podría pasarme la vida siendo la guardiana de sus sueños. Las yemas de mis dedos desean recorrer su rostro, solo para asegurarme que lo que mis ojos ven es real y no es solo un sueño, sin embargo, me contengo, no quiero que se despierte aun, aunque esto signifique un riesgo, recargo el peso de mi cabeza sobre una de mis manos y lo observo dormir unos minutos más, hasta que el abre lentamente los ojos.

Tiene un brillo en la mirada, un brillo resplandeciente, sus ojos verdes solo podrían compararse con brillantes esmeraldas iluminadas por la luz del sol.

― ¿Me miras mientras duermo? ―Murmura adormilado aún. Su voz mañanera es sexi, al igual que todo el.

―Talvez ―Le sonrió.

―Es raro ―Me sonríe de vuelta, provocándome, ya que ni recién levantado puede evitar llevarme la contraria, o talvez yo siempre le lleve la contraria a él. Como sea, nuestra relación es así, y me gusta que sea así, lo hace más divertido.

―Claro que no es raro ―frunzo en ceño ―. Es romántico.

―Claro que no, de seguro ahora debes de pensar que duermo como un ogro ―Se ríe pasándose las manos por el cabello.

― ¿Cómo un Ogro? Estas equivocado, yo diría más bien como una princesa, eres el bello durmiente de este cuento ―Me burlo.

― ¿Cómo una princesa? ―Arquea una ceja indignado ―. Escale dos pisos por ti, el perro de tu vecino casi me muerde por saltarme la cerca para llegar hasta aquí, pero si dices que soy una princesa está bien, lo acepto ―Sus labios se curvan en una sonrisa de lado, algo tentadora ―. Soy una princesa que quiere probar algo antes de irse ―Me toma de la cintura y me da vuelta sembrándome en el colchón, lo que provoca que se me escape un pequeño grito. Hero se pone a horcajadas sobre mí, mientras me sujeta ambas manos por arriba de la cabeza, me tiene totalmente bajo su control y no lo voy a negar esto me encanta.

Una sonrisa se le dibuja en la cara, mientras me retuerzo debajo de él.

―Uh ¿Qué me vas hacer princesa? No me das miedo ―Digo divertida y algo excitada.

―Pues deberías tenérmelo ―Me exigió, mientras me sostiene las muñecas con una sola mano, su agarre es lo suficiente fuerte como para mantenerme bien quieta.

Con la mano libre, me acaricia la pierna subiendo hasta mi abdomen, toda la piel se me eriza al sentir su toque, agarra el dobladillo de mi camisa y me la sube dejando mis pechos descubiertos. El frio golpea mis senos completamente desnudos ya que no llevo sujetador puesto, estoy completamente expuesta frente a él, es una mescla de vulnerabilidad y deseo que no puedo explicar, el me mira con tal intensidad que no puedo evitar sentir mis mejillas arder, al igual que cada fibra de mi ser, recorre con la punta de sus dedos todo a lo largo de mi pecho como respuesta me retuerzo ante la sensación placentera, lo que provoca una sonrisa de satisfacción en sus labios.

No puedo articular palabra, ningún insulto sale de mi boca, solo me quedo muy quieta respirando fuerte, viendo como sus ojos se dilatan, eso provoca que mi excitación aumente.

―Eres muy hermosa ―murmura, pegando sus labios a mi boca de una manera salvaje, cuando termina de besarme los labios baja hasta mis senos, respirando muy cerca de mis pezones, tentándome, jugando con cada punto nervioso de mi piel ―Lo que provoca que me retuerza de nuevo, al mirar el efecto que causa en mi me regala una mirada tentadora y una sonrisa de satisfacción antes de metérselo a la boca.

É𝖝𝖙𝖆𝖘𝖎𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora