𝕰𝖑 𝖈𝖍𝖎𝖈𝖔 𝖒á𝖘 𝖇𝖊𝖑𝖑𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔

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Hero

Cuando Jo abrió la puerta no pude evitar sonreír, ella me devolvió la sonrisa invitándome pasar.

― ¿Quieres comer algo? ¿Tomar algo? ―Me ofreció con amabilidad ―. Y cuando digo a algo me refiero a sándwiches y limonada ―Se rio.

―Bien ―Dije siguiéndola.

Su casa no es la más grande del vecindario a comparación de las mansiones monstruosas de nuestros vecinos incluyendo la casa en donde vivo, aunque su casa no es la más grande si es la más moderna, tiene estos enormes ventanales de cristal, todo esta tan iluminado y limpio, huele a madera por los pisos, además porque también partes de la casa están construidos con este material, además es la más alejada del resto, la más oculta entre los árboles.

Al llegar a la cocina Jo saco una jarra de limonada de la nevera.

―Siéntate ―me pidió, le hice caso sentándome en una de las sillas frente a la encimera, me sirvió limonada en un vaso después me paso un sándwich en un plato.

Tomé un sorbo de la limonada, después mordí el sándwich de queso.

― ¿Qué tal? ―Pregunto de ladeando la cabeza recargando su mejilla izquierda sobre su puño ―. Yo lo preparé, también hice la limonada ―Dijo emocionada.

―Oh esta delicioso y la limonada también ―Respondí con sinceridad.

Ella sonrió complacida por mi respuesta, cuando termine de comer lave los platos que había ensuciado, es lo menos que puedo hacer después que ella allá cocinado para mí. Después de toda la mierda que me estaba pasando Jo de alguna manera mejoraba mi estado de ánimo, me hace sentir mejor simplemente con su presencia, ella es como una luz en medio de toda la oscuridad que me rodea, una luz cálida, emocionante y chispeante, que me hace sentir menos solo.

―Hero ―me llamo, me gustaba como decía mi nombre, lo decía de una forma diferente al resto de los demás.

― ¿Si? ―Respondí secándome las manos con una servilleta de cocina que después tiré al bote de la basura.

―Mis padres regresaran pronto, debo curarte esto de aquí ―se acercó a mi tocando con la punta de su dedo el golpe de mi cara ―Vamos ―. Me tomo de la mano llevándome consigo.

Subimos escaleras arriba, hasta llegar al segundo piso, se detuvo en la primera puerta abriéndola, supe al entrar que era su habitación ya que tenía colgados en la pared frente a su cama discos, enredaderas, luces, también tenía libros por todas partes y muchas plantas, además un piano a mitad de la habitación.

― ¿Es tu habitación? ―Le pregunte, aunque ya sabía la respuesta.

Ella asintió.

―Espérame aquí, regreso en un momento ―Me dijo saliendo de la habitación.

Me quede parado, mirando un poco sus cosas, tenía mucha música pase los dedos por sus discos de vinilo, después mire sus libros me entro curiosidad saber que leía y que escuchaba, con que se distraía estando aquí sola, merodee curioso por toda su habitación, este lugar es tan ella, tan único.

Arriba de su piano había un cuaderno color rojo el cual llamo mi atención de inmediato, así lo tome en manos y lo abrí, dentro de el contenía sus dibujos, Jo me había dicho que en sus tiempos libres le gustaba dibujar, pero nunca me dijo que lo hacía también, todos estaban en blanco y negro la mayoría eran paisajes, había ciudades, bosques, playas, y animales cada dibujo tenia al pie de página la fecha en la que fue realizado y un pequeño texto que describía la emoción que ella había sentido al verlo, como por ejemplo el de Sofía: Esta ciudad es tan deprimente como yo, si el gris fuera una cuidad seria esta. Recuerdo que tuve el mismo sentimiento al llegar aquí. Seguí ojeando con curiosidad, no sé si sea correcto que yo husmee en sus cosas, mucho menos que vea sus dibujos sin su consentimiento, pero nunca tuve fama de ser un chico que haga lo correcto, así que seguí viendo, hasta que algo absorbió toda mi atención haciendo que me sintiera realmente alagado: vi mi rostro dibujado en su cuaderno con un texto que lo acompañaba que decía: el chico más bello del mundo. ¿ella me consideraba el chico más bello del mundo?

É𝖝𝖙𝖆𝖘𝖎𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora