𝕻á𝖏𝖆𝖗𝖔 𝖆𝖟𝖚𝖑

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Hero

Mis dedos jugaban con uno de los cigarrillos que me había regalado, cigarrillo que había tocado la piel pálida de su pecho. Su nombre se repetía en mi mente una y otra vez:

Josephine

Josephine

Josephine

Josephine

Como en una canción.

Apagué la luz, cerré los ojos y soñé con ella.

Josephine

Estaba segura de tres cosas.

La primera: Hero entendía mi sentido del humor, no había conocido a nadie más que lo hiciera.

La segunda: Todo en Hero era emocionante.

La tercera: hoy soñaría con él.

Los domingos eran los días más aburridos para mí, no hacía mucho, me la pasaba echada en el sofá leyendo, o practicando con mi piano, no tenía instituto eso era genial, pero a la vez confuso, este domingo se sintió peor que los anteriores, aunque parezca sorprendente esperaba al lunes con ansias, así es ansiaba ir a l instituto y eso en gran parte de debía a él.

El lunes por la mañana me tocaba clase de historia a primera hora, eso significaba que lo vería, eso me ponía nerviosa ¿Me saludaría? ¿Qué le diría yo? ¿Y si me ignora?, si me ignora será lo mejor, fingir que no nos conocemos es una gran idea, pero no fingiría realmente no nos conocemos, pero yo quiero conocerlo, sin embargo, ¿Y si él no me quiere conocer a mí? De seguro piensa que soy rara, porque realmente lo soy, bueno eso es lo que todo el mundo me dice.

Al entrar al salón de Historia la Ester me miro feo como de costumbre, era una mujer rencorosa, no había dejado una gran primera impresión en ella, pero para ser sincera no me importaba caerle bien, la ignore y continúe caminando dentro del salón, Hero estaba sentado en la última fila como de costumbre, lo mire por medio segundo, pero el pánico se apodero de mí, él no me sonrió solo se me quedo mirando como si esperara que yo dijera algo, pero no lo hice, rápidamente me senté en una de las sillas de las filas de en medio y fije la vista al pizarrón.

Hero

Ella me ignoro vilmente como lo hacía casi siempre con todos los demás, talvez ella era así, bebía vino y les regalaba cigarrillos a desconocidos solo por diversión, Yo no significaba nada para ella, talvez se dio cuenta que no soy tan interesante como creía, talvez realmente le caigo mal como dijo. Qué más da solo es una chica. ¿Una interesante? Si, ¿una divertida? si, ¿una que hace que sueñe con ella? sí, pero al final solo es una chica me dije a mi mismo.

La clase termino, Josephine fue la primera en salir del salón, como si estuviera aguardando cada segundo para salir corriendo, alejándose de mí lo más posible.

A la hora de almuerzo volví a verla en la cafetería estaba como ese becado, no me volteo a ver tampoco, sin embargo, yo era un idiota que no podía apartar los ojos de ella, apenas aparecía en la escena. Estaba sentado en la mesa donde suelo almorzar con los chicos del equipo de futbol, que hablaban de las mismas estupideces de siempre, después del almuerzo tenia clase de francés y después entrenamiento, después del entrenamiento hacia las entregas de hierba en el vestidor, era un modo operandi que me funcionaba, ya casi cumplía seis meses vendiendo porquerías en Balmont y aun no me han atrapado, ni lo harían, solo hay una regla de honor entre los estudiantes de Balmont y esa es: No seas un soplón.

No importa a que clan pertenezcas, no importa si eres un cerebrito, un becado, una porrista, un deportista o un marginado, no se puede delatar a nadie, o si no todos se irán en tu contra, si en caso te logran descubrir será por tu estupidez o mala suerte no porque alguien te haya delato, casi nadie lo ha hecho y ha sobrevivido, buena hay una excepción la serpiente traidora de Kimberly es de alguien de quien te debes de cuidar eso todo el mundo lo sabe. Delato a Tina su mejor amiga el curso pasado, y eso solo pocas personas lo saben.

Yo le vendía hierba a Tina, Kimberly le dijo a su padre que su amiga se drogaba, revisaron la mochila de Tina encontraron la hierba y la expulsaron, Tina no me delato, ni nadie a quien le vendo lo ha hecho y espero a que siga siendo así.

Durante clase de francés me da mucho sueño, esta clase me aburre de una manera asquerosamente horrible, le pido permiso al anciano del profesor Smith para salir al baño, voy y me lavo la cara, después decido quedarme sentado en una banca de pasillo en lo que acaba la clase, para mi mala suerte la maestra en turno para vigilar los pasillos es la Ester: la ogra.

―Muy bonito, muy bonito ―Repite la mujer acercándose a mí, sus tacones resuenan en el piso recién encerado de Balmont, el sonido podría utilizarse como material de tortura en los interrogatorios judiciales, es insoportable.

―Eso dicen ―Me encojo de hombros.

―No se haga el chistosito conmigo Fiennes, que usted tiene clases.

―Salí al baño.

―Pues aquí no es el baño ¿Tiene pase para estar en los pasillos? ―Pregunta la mujer con las manos en la cintura.

―No se talvez si ―respondo.

―Ah mire pues yo no lo veo en sus manos justo ahora, me temo que se ha ganado una hora de castigo hoy después de clases, a la escuela se viene a estudiar, no andar vagando por los pasillos, esto es para que aprenda e, vaya a clases pajarillo azul ―Me ordena dándome mi reporte de castigo.

Genial lo que me faltaba.




***

Notita del autor: Hola espero te encuentres bien, gracias por leerme, ojala te haya gustado el capitulo, si ha sido así házmelo saber votando o comentando, eso me ayuda a saber si la historia va por  buen camino.

É𝖝𝖙𝖆𝖘𝖎𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora