𝕯í𝖆𝖘 𝖔𝖘𝖈𝖚𝖗𝖔𝖘

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Primera visita

Hero

Las luces parpadean, se apagan, parpadean otra vez, propio de una película de terror, todo es de color gris, tan sombrío, nunca me había sentido de esta manera; tan perdido, tan a la deriva preguntándome ¿Cómo pude ser tan idiota para terminar de esta manera?

Uno de los oficiales libero mis muñecas de las esposas, después me arrojo dentro de la celda tan fuerte que termine en el suelo, el metal de la puerta rechino al cerrarse, el sonido retumbo en mis oídos, una sonrisa burlona se formó en la cara del hombre al verme tirado.

―Estos niños creen que la vida es fácil, es hora que se den cuenta que no es así ―Dijo antes de que él, y su compañero se fueran.

El olor a orina inundo mis fosas nasales, me levante de inmediato al percatarme que el piso es de color negro de tanta suciedad acumulada, me limpie las manos con el saco de mi uniforme, y luego me senté en la pequeña cama de concreto que está pegada a una de las paredes, todo es tan asqueroso aquí; las paredes sucias, húmedas, frías, el retrete más asqueroso que mis ojos han mirado, el causante que toda la celda huela a mierda, moho y a orín.

Solo me acurruco sobre la dura y fría cama, escondiendo la cabeza entre mis rodillas, tengo ganas de gritar, gritar tan fuerte hasta que me sangre la garganta, pero de mi boca no sale sonido alguno, y eso es aún peor que sangrar por la garganta. Es la impotencia pura en su máxima expresión, convulsionarse por dentro sin poder hacer nada, culpándote una y otra vez, pensando en el talvez que nunca existió, en como seria si, y en como seria si no, es cuestión de decisiones, todo es cuestión de decisiones, y yo tome las peores.

Después de unas horas, uno de los policías golpeo la reja haciendo que levantara la cabeza.

―El príncipe tiene visitas ―anuncio con el mismo tono déspota con el que se refería a mí.

La noticia no me hacía mucha ilusión no quiero que ninguna de las personas que son importantes para mi me vean así.

Aunque no me hacía gracia la idea, no sabía lo mucho que necesitaba que alguien viniera a verme hasta que vi a mi mamá correr hacia a mí con los ojos llenos de lágrimas. De nuevo volví a odiarme por provocarle más problemas de los que ya tiene.

Corrí hacia ella como cuando tenía cinco años, y me daba miedo la oscuridad, ella me abrazaba hasta que me quedaba dormido, me sentía seguro entre sus brazos, seguro de los monstruos imaginarios, ya han pasado muchos años desde entonces, ahora soy un hombre, ya no me da miedo la oscuridad ni los monstruos, ahora me aterroriza la vida misma.

Ella extendió su mano a través de los barrotes acariciándome la mejilla, quiero abrazarla y echarme a llorar, pedirle perdón por ser una decepción de hijo, pero eso no es posible porque una reja nos separa.

―Todo vas estar bien mi amor, te voy a sacar de aquí, contrate al mejor abogado de la cuidad ―Me informo.

―Perdón mamá, perdóname, perdón por decepcionarte.

―No me pidas perdón, no tengo nada de que perdonarte, tu no lo hiciste, no tiene sentido, tú no tienes ninguna necesidad de hacer eso de lo que te acusan, tu no lo hiciste ¿verdad? Hero no lo hiciste ¿verdad?

Su tono se había transformado de la dulzura comprensiva a la exigencia amenazadora, mi silencio solo hizo que su enojo saliera a flote.

―Lo siento ―murmure agachando la cabeza.

― ¿Lo sientes? ―Negó con la cabeza, decepcionada ―. E hecho muchos sacrificios para que no te falte nada, para que tengas un nivel de vida más que cómodo, y tú haces esto, no tienes ninguna maldita necesidad de hacerlo, ninguna ―Vocifero, era la primera vez que la escuchaba maldecir.

―Lo sé, has tenido que hacer muchos sacrificios mamá como casarte con un viejo asqueroso que te golpea, solo para que pueda tener un nivel de vida más que cómodo ―Solté sin poder evitarlo, llevaba mucho conteniendo eso dentro de mí ―. Un sacrificio que realmente no quiero que hagas.

―No cambies el tema, eso no tiene nada que ver con la estupidez que hiciste.

―Tiene todo que ver, lo hice porque no quiero eso para ti, no quiero eso para sofí, no sabes cuánto me duele ver como ese maldito te maltrata, quería conseguir el suficiente dinero para que lográramos irnos, regresar a casa lejos de ese maldito.

―Sabes que no puedo dejarlo, es mi esposo, el padre de tu hermana, este es nuestro hogar ahora.

―Este nunca será mi hogar mamá, ¿Por qué no te das cuenta? Él no es bueno para ti, ese maldito no te quiere.

Mi madre paso sus manos por sus mejillas limpiándose las lágrimas que brotaban de sus ojos.

― ¿Cómo te atreves a decir eso? Sé que su carácter es fuerte, pero eso no quiere decir que no me quiera, él nos aceptó cuando no teníamos nada, se casó conmigo, aunque su familia no me aceptaba por ser madre soltera, ni de buena familia.

―Él no te quiere mamá, porque ni tu misma te quieres, mira los moretones en tus muñecas ―ella bajo más las mangas de su abrigo cubriéndose apenada los moretones que salían a mi vista ―. ¿Crees que eso es amor? ¿Son marcas de amor? ―Inquirí con un nudo en la garganta

―Tu no entiendes, si lo dejo Sofí va a crecer sin un papá, no quiero que le pase lo mismo que a ti.

―Crecí sin un papá porque siempre eliges a los peores hombres.

―Perdón por no ser tan fuerte como tú, yo solo he querido sentirme amada, sentirme protegida, tu no lo entiendes hijo, nací para amar y para que me amen, no se estar sola, sé que he tomado malas decisiones y la mayoría de mis amores no son sanos, pero prefiero esto a no tener nada.

―Lo malo de todo esto es que me has arrastrado desde que era un niño a ver como tus tormentosos amoríos te van destruyendo poco a poco, y esperas que me quede sin decir nada, me provocas tanta impotencia.

―Estas siento muy cruel conmigo.

―Lo lamento mamá, realmente lamento no ser el hijo que hubieses deseado tener, por haber llegado a tu vida cuando eras demasiado joven, lamento complicarte la vida, lamento intentar ayudarte.

―Suenas como si yo fuera una mala madre, si fuera una mala madre te dejaría aquí a tu suerte para que recapacitaras por tus acciones, pero no puedo hacerlo, eres mi hijo y te amo, tu hermana y tu son lo más importante para mí, haría cualquier cosa por ustedes, todo lo que hago es para que ustedes estén bien, ojalá algún día puedas comprenderlo ―acerco su mano a mi mejilla limpiándome las lágrimas ―. Voy hacer hasta lo imposible para sacarte de aquí, después hablaremos de este tema cuando estemos en casa.

Después que mi madre se fuera me sentí muy triste. Todo lo que había hecho no tenía ningún sentido, mi madre es como un ave enjaulada que no quiere ser liberada, ella adora su jaula, aunque esta la sofoque, lo único que deseo es que ella se ame lo suficiente como para no permitir que nadie pueda hacerle daño nunca más.

Me acurruque sobre la fría cama de concreto, mis parpados empezaron a pesar, estoy cansado, realmente cansado de todo, tanto que me quedo dormido, a pesar de la incomodidad del ambiente aun puedo soñar, soñé que dormía en la cama de Jo, abrazado a ella, lo sentí tan real, sentía el aroma de su cabello; frutilla y miel, sentí la suavidad de sus sabanas y de su piel, su calor, sus ojos, la punta de sus dedos trazando líneas imaginarias en mis lunares, uniéndolos, descubrí que a pesar de la distancia, nada puede separarme de ella, siempre está presente en mi mente, es dueña de mis pensamientos, de mis sueños, de mis anhelos, su recuerdo me consuela, alivia mi dolor. Es lo único que me queda.

É𝖝𝖙𝖆𝖘𝖎𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora