Know You || KookV

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JungKook no recuerda cómo se sentía antes de lograr acercarse a TaeHyung. La vida que llevaba se basaba en el trabajo, frecuentar a sus padres y diversión con sus amigos; sus necesidades sexuales las satisfacía con personas que no veía más de una vez, y no es que fuera una persona cerrada a la idea de las parejas o al compromiso, simplemente no había llegado alguien que le hiciera sentir algo de cariño o las típicas mariposas en el estómago.

No hasta que Kim TaeHyung se había presentado aquel día. Él lo consideraba su crush en el trabajo porque lo veía tan inalcanzable, como alguien tan distinto a él. Nunca pensó acercársele para llevárselo a la cama por una noche como solía hacer con las personas que conocía en el bar de la 68; y desde que estaban en una relación, lo cierto es que tampoco pensaba mucho en que comenzaran a tener sexo. Ni cuando a veces le era inevitable comenzar a calentarse por los besos del doncel o aquellos largos dedos se enredaban en su cabellera negra.

Su precioso doncel lucía tan dulce, delicado y a JungKook eso le encantaba. Pero lo que estaba viendo ahora... Mierda, TaeHyung estaba llevando el mando en todo, y a pesar de que a él normalmente le gusta dominar, la situación actual no le está molestando para nada, en absoluto.

JungKook cesaba los besos por toda la mandíbula de TaeHyung cuando este desabotonaba el último botón de su camisa. Las manos del doncel inmediatamente tocaban la piel descubierta, acariciaba sus pectorales y sus dedos delineaban el eight pack mientras se aventuraba a besarle la boca. Subiendo hasta sus hombros jalaba la camisa para quitársela por completo. El pelinegro tenía que quitar sus manos del trasero de TaeHyung para que la camisa saliera.

Pero, cuando sus manos se iban a dirigir al borde de la corta camiseta que TaeHyung usaba, simplemente sentía como este abandonaba sus labios y al abrir los ojos lo veía quitársela él mismo, dejando a la vista sus pezones erectos, su abdomen plano con esa piel color caramelo y sus clavículas marcadas.

No puede explicar la manera en la que TaeHyung lo atrae. Le gusta el sexo, es satisfactorio. Sin embargo, nunca había sentido su respiración entrecortarse o su corazón palpitar tan rápido. Nunca había sentido ganas de besar tanto a otra persona.

El doncel se percataba de la mirada embobada de su novio, así que dejando las manos en el abdomen bajo de este subía y alzaba sus hombros, inocente, como si no fuera consciente de que la dureza en los pantalones ajenos era causada por él.

— ¿Seguimos? — preguntaba ladeando la cabeza.

El menor no contestaba, sólo bajaba la mirada comenzando un recorrido desde las rodillas de TaeHyung hasta sus muslos, sus pulgares haciendo presión en los huesos de su cadera aún cubierta. Seguía acariciando cuesta arriba, el movimiento del pecho de su novio delataba lo mucho que ese simple tacto le afectaba. Llevando sus labios al mentón del doncel comenzaba a descender, los ojos de este se cerraban al mismo tiempo que inconscientemente sus dedos se hundían en la cabellera negra.