Se reencontraron los dos: el Mensajero de la Parca y la Bruja. Primero el encuentro bajo la luna, luego en el claro del bosque y ahora en la sala principal del castillo. Ella yacía repantingada en el trono. Él estaba en pie en medio de los pilares centrales del lugar.
La mujer de capa granate y sombrero color añil se levantó de su sitio, arguyendo.
Ese hombre fue alguien alto, fuerte y hábil, pero lo superaste a él y a las docenas y docenas que te hicieron frente desde la entrada del castillo hasta esta sala: bien hecho.
Su voz serena y gélida tenía un cierto timbre misterioso, así que el asesino pensó rápido. La espada rota apenas tenía un trozo de 30 cm en su zona letal y adelante la dama de rostro ocultó por la sombra de su sombrero caminaba hacia él. De reojo, el guerrero notó la gran espada de guerra en el piso, cerca de las manos de su fallecido portador, así que tiró el trozo de espada y enarboló la claymore, sin perder de vista a la Bruja.
Andando con soltura, la mujer de pelo largo dejó atrás el trono, pasó entre la mesa dividida en dos y se acercó al hombre de negro, mirado el cuerpo del lord; ella notó como el espadachín empuñaba la gran espada, en una pose entre la calma y la guardia; la amenaza estaba presente los ojos afilados, así que cuestionó.
—¿Por qué tensas tu cuerpo para pelear, ante la persona que te evitó recorrer el camino hacia el averno?
—Porque es un hecho que eso no fue por caridad —replicó el asesino, manteniéndose a comedida distancia de la Bruja—. No creas que te debo un favor: yo quería morir en aquel bosque. Ni se te ocurra pensar que por lo que hiciste, tendré que hacer algo para agradecértelo.
—No lo estoy pensando, sé que lo harás. —declaró serenamente la Bruja de ojos rojos, mostrando una agradable sonrisa en medio de las sombras que ocultaban su semblante, todo fue visto por los ojos castaños del guerrero, que en ese momento detallaron más de lo que había visto esa mañana en el claro donde su alma estuvo al borde de la muerte.
La capa granate forrada de runas azabaches en sus bordes, se abrochaba con un prendedor que es un rubí con forma de estrella; la túnica femenina color rojo, con una red de figuras rúnicas que se asemejaban a estrellas azules, enfundaba un cuerpo de excelente figura. Sobre lo anterior había un corsé, el cual no fue advertido al primer vistazo por la agonía y porque la susodicha prenda también es roja como la túnica por debajo y de igual manera está decorada con runas azules formando estrellas: una de ellas destacaba por hallarse en la zona abdominal y ser de un palmo de tamaño.
La túnica es holgada al torso, lo mismo que en las mangas y la falda, sin embargo el corsé se ajustaba bien al abdomen esbelto de la mujer, eso, más el cinturón, hacían entrever que la dama albergando un poder misterioso, gozaba con un agradable cuerpo de reloj de arena, en cuya parte superior se evidenciaba el opulento contorno de un par de frutas; sus caderas también son de bonita proporción y al caminar, pese a la soltura de la falda, se alcanzaba a entrever que debía tener piernas igual de bellas, juzgando por los leves levantamientos de dicha prenda a cada uno de sus pasos, dados con la elegancia de una dama de la nobleza.
A cualquier hombre esa figura le parecería muy agradable, Colmillo oscuro reparó en la belleza ante él, pero también veía claramente el largo sombrero de copa larga tumbado atrás y las runas de símbolos desconocidos enfundando esa preciosa figura, captando un mensaje que no podía apartar: ella es una Bruja, su figura agradable y su sonrisa no provocaría que se dulcificara.
La mujer pasó al lado del guerrero caído, sin hacer nada ante el espadachín que se mantuvo la distancia. El largo cabello azul hondeaba junto a la capa, con cada paso de ella, quien siguió caminando y cuando se encontró dándole la espalda, ordenó.
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En las Garras de la Bruja
ActionCondenado a ser un asesino desde la primera década de edad, un hombre llamado Michael es un mortífero guerrero, quien despliega su espada y su capacidad de combate por obra del mejor postor. Este es el deber de todos los que forman parte de la orden...