Lo que pudo ser y lo que es

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Las cosas no se estaban dando particularmente bien para él y los demás. Claro que como bandidos, se está siempre en la mira de los guerreros de los señores feudales, sean estos de categoría alta o baja. No puede ser soslayado las victimas valientes, los caballeros errantes, los mercenarios y la amalgama de monstruos que moran en los bosques, montañas y recovecos del Imperio: cruzarse con un Brujo es una sentencia de muerte.

Trevor está consciente de todos esos peligros, lo mismo para el grupo de bandidos del cual forma parte, sin embargo, los recientes hechos hacían que la balanza entre la vida y la muerte, estuviese inclinada en su contra de forma demasiado exponencial.

Habían asaltado los caminos poco usados en las tierras de un señor feudal de escala media, quien no se quedó en su torre como muchos solían hacer, sino que salió en compañía de otros guerreros bajo sus órdenes para hacerles frente. La banda de 50 integrantes se vio reducida a la mitad. Tras los enfrentamientos, Igor, líder del grupo, optó por la huida, así que salieron de esas tierras para llegar a los dominios del señor feudal vecino, donde su suerte no cambió para bien.

Trevor no fue el único en pensar que sir Roran, un caballero hacendando de escala baja, los dejaría en paz, ya que contaba con pocos hombres, pero grande fue la sorpresa de la mañana al ser rastreados y encarados por una veintena de hombres comandados por el susodicho caballero, cuyo martillo aplastó la vida de 3 más en esa primera batalla.

Así que volvieron a huir, escaparon de sus captores pero en vez de seguir adelante, como sugirió Trevor, Igor tomó la decisión de dar un segundo asaltó, el cual se llevó en un camino poco concurrido que iba a Olmo meandro, una villa del feudo de sir Roran. En el asaltó no solo obtuvieron dinero y ciertas ganancias de alimentos, sino que una de las victimas era una campesina joven a quien muchos, incluido Igor, les pareció un buen dulce, así que se la llevaron.

Trevor no paró de protestar en ese momento. Lo mejor era irse de allí a otro señorío, para hacer que otros bandidos solitarios se unieran a su grupo y así volver aumentar el número de sus filas; a la campesina bonita tendrían que liberarla, puesto que si no regresaba pronto u la soltaban después de usarla, ahora no solo tendrían que cuidarse de Roran y sus guerreros, sino también de quien sabe cuántos otros campesinos los perseguirían ante la afrenta causada.

—Ay, mierda. —sentenció para sus adentros Trevor al ver que sus argumentos no serían escuchados.

Había llegado la noche y por orden de Igor, los bandidos se sumergieron en Bosque Ovalo, un encinar del lugar y a cientos de metros de su linde, montaron el campamento. Trevor hizo caso a las indicaciones de su líder, pero sin parar de quejarse.

—Esto es mala idea. —gruñó eso y unas groserías al notar excremento y huellas de Lobos gigantes.

Igor no cambió de parecer al ser notificado de lo anterior, así que se tragó el malhumor y las quejas. Lo único en lo cual si escucharon, fue en la indicación y los mejores lugares de los vigías. Sir Roran y sus guerreros estaban en las afueras del encinar, tal vez entrarían a buscarlos.

Terminada la cena, Trevor tuvo un momento de descanso y recostado entre las raíces de un árbol, vio los alrededores. Un campamento bandido conformando por apenas una decena de carpas sucias por el constante uso, formando un círculo alrededor de dos fogatas un tanto distantes. Hombres igual de harapientos, con distintas clases de armas a la mano, en los cintos u en la espalda: todos de ellos bandidos. La oscuridad de los alrededores, haciendo ver fantasmagóricos a los encinos de hojas abundantes debido al verano en mitad de su apogeo.

Al mirar afuera, lo que quedaba más allá de las luces del fuego, parecía una pared con distintas figuras oscuras, debido a los árboles, matorrales y arbustos. Si dirigía la mirada al frente, Trevor podría ver a los bandidos en sus pláticas sobre asaltos, obscenidades y demás. Igor se levantó, destacando por estar entre los más altos y fornidos del grupo.

En las Garras de la BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora