Ojos de rubí y mascara azabache

54 2 32
                                    

Ya se había terminado de bañar, pero se quedó dentro del agua porque dejó para el final usar la navaja de afeitar en la cara, por eso estaba sentado, con la superficie del río a nivel del pecho, mientras que al lado, sobre una de las tantas rocas sobresalientes del afluente, había dispuesto la crema de afeitar y los demás implementos que usaba para su aseo.

El verano era caluroso, aunque no en exceso, pero el esfuerzo constante lo habían tenido siempre en tensión, así que en medio de la andanza y los futuros combates que estaban por venir, Owen sentía cierto relajo.

El curso de agua donde se encontraba, serpenteaba entre un grupo de riscos altos y montañosos, con pinares a nivel del suelo, forrando sus bases y el terreno. Atrás de él, en la orilla pedregosa del río, sus espadas, armadura y demás aparejos estaban ordenados en las cercanías, bajo las sombras de los pinos que conformaban un bosque. A los costados del pinar, los riscos eran gigantes sobre el pasto verde oscuro que eran los árboles y el río una línea de agua zigzagueando entre esas formaciones rocosas.

Un escenario natural en Montaña. Ahora, pese a la carencia de ropajes, Owen estaba tranquilo, confiaba en sus sentidos y más allá de sus vestimentas, Presea se encontraba vigilante. Siempre es él quien vigila mientras ella se baña, pero como ambos suelen montar en un Grifo, a la dama de azul no le gusta tenerlo sucio en exceso, por lo que le ordena tomar un baño, cosa que requiere el uso de tiempo, ya que Owen, al haber estado luchando de frente contra Muertos vivientes, ha terminado con suciedad considerable.

El afeitarse era un lujo que se tomó por comodidad, pero no era necesario, así que se apresuró en pasar la navaja de afeitar, ocupada las manos en usar esa herramienta y en verse en un espejo rectangular de un palmo de largo.

Owen reflejaba en el espejo el pelo cobrizo, la cara cuadrada de facciones aguerridas, aunque amistosas en esos momentos y al terminar de afeitarse y lanzarse agua a la boca, vio con aprobación que se había terminado de hacer el candado en la barba, así que ordenó lo usado y se levantó.

El agua corrió por su cuerpo alto y la luz de la mañana hacia clara la figura del guerrero sin prenda alguna. Era Owen un hombre de espaldas anchas, pecho de toro y extremidades musculosas; de pies a cabeza un sujeto atlético y fornido, más lo segundo. En el pecho abundaba un vello cobrizo que parecía formar una "T", abarcando las cercanías de su intimidad relajada, subiendo sobre los cuadros centrales del abdomen plano cual escudo y formando la línea lateral de la letra en los pectorales musculosos; también tenía vello en brazos y piernas y ese pelo, color cobre como su cabello y barba, enfundando su ser, le daban un aire de lobo rojo. Caminaba con seguridad y de esa forma, chasqueando gotas a cada paso, salió de las aguas, llegó donde sus aparejos de combate, dejando al lado las herramientas para afeitarse y tomando una toalla cerca de la ropa, comenzó a secarse.

Ya había terminado de usar la toalla, aun sintiendo frescura por el vello en toda la piel, cuando tomó los calzones y apunto de alzar un pie, la vio.

—Uh. —masculló Owen, rápido al colocarse la ropa interior.

Presea pasó entre un par de árboles, acercándose a varios metros, mientras su Sirviente se vestía; si miró la entrepierna de Owen u si se acercó a posta, eso fue algo indescifrable, ya que como era común en la Bruja, su semblante expresaba una nobleza de hielo férreo, como la cara de una reina de antaño tallada en piedra.

El guerrero de pelo cobrizo se colocaba la calza, cuando la dama de ojos como dos rubís, bordeó el último árbol antes de la orilla pedregosa, haciendo crujir el suelo a cada paso y deteniéndose a comedida distancia del hombre vistiéndose.

—Apresúrate —La nobleza de hierro en el semblante de la bella con sombrero no menguó, ocultando todo sentimiento—. Vi a la Bruja enmascarada hace momentos, pasó a relativamente 3 km por el oeste, rumbo al norte.

En las Garras de la BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora