Se encontraba en una región de su hogar oculto que tenía dos funciones: la primera, servir como área de combate donde poner a prueba las capacidades de sus criaturas y la segunda, ser una zona donde él pudiese luchar contra los advenedizos que pudiesen sortear o superar el conjunto de Abrojos desde allí a la entrada.
En esos momentos Silvio estaba cumpliendo la primera función. El lugar consistía en una habitación de grandes dimensiones, 15 metros de alto, por 12 de ancho y 18 de largo. El suelo, techo y las paredes son de un pulido color plateado, tanto que refleja el conjunto de gemas mágicas encastadas en las paredes y con la sencilla función de otorgar luz al lugar.
En un espacio, entre la zona central y las paredes, hay 6 pilares, también plateados, que conectan el suelo con el techo; dichos elementos cuentan igualmente con gemas mágicas para la iluminación y soportan las toneladas de peso que hay arriba, ya que el hogar de Silvio se encuentra bajo tierra.
Los pilares son hexagonales, de 2 metros de envergadura, lisos y pulidos como las paredes; con una ubicación y distanciamiento entre sí, que parecen formar tres anchos y largos pasillos en la habitación inmensa, que tiene un aire de ser la sala de un trono, aunque allí no hay pinturas, alfombras, banderas ni alguna clase de decoro.
Silvio estaba sentando en medio del espacio entre dos pilares; a sus espaldas, a un puñado de metros, había un umbral oscuro; del otro extremo, también se encontraba la apertura a un pasadizo, igual al anterior, con el tamaño de una puerta doble. El Brujo no estaba solo, allí sentado en una silla común de roble, ya que alineados en los pilares laterales, desde allí hasta los soportes del centro, había una decena de bestias en fila, una al lado de la otra, observando al espacio del medio, ya que allí, dos criaturas luchaban.
Los ojos de azogue del Brujo observaban a los combatientes. Allí sentando en la silla de madera, vistiendo ropajes color ámbar y el báculo aferrado al diestro, con el extremo bajo en el suelo y la gema con forma de pluma de ave cazadora señalando al techo, más la expresión evaluadora, él emanaba cierto aire noble, mientras contemplaba el combate entre dos seres bajo sus órdenes.
Uno era un ser cuadrúpedo escamoso, ágil y veloz en apariencia, destacando por el cuerno de medio metro en la cabeza, con la forma de un estoque y otro cuerno en la punta de la cola, con la forma del acero de un bracamarte.
El contrincante del mencionado era un ser humanoide, peludo y de apariencia felina, juzgando la forma de su cráneo, de color verde en distintas tonalidades; al igual que el primero, su cola tenía un cuerno con la forma del acero de un arma cortante, pero esa era la única similitud, ya que del resto, la criatura poseía garras y un aire más rápido que su adversario.
—Mi recolector es solo letal para Soldados imperiales, caballeros, hombres armados medianamente y tal vez para Sirvientes de talla baja —argumentó Silvio para sí mismo, viendo al hombre felino de verde, luchando de forma ágil, atacando más con las garras que con la guadaña que tenía al final de la cola—. El del cuerno en la cabeza y la cola, es una lanza de estoque letal y una espada de verdugo, pero ante cualquier Brujo u Mago imperial, no tendrían considerables oportunidades de ganar el combate.
No pensó más por unos segundos, momentos donde los entes bestiales en pleno combate, rugiendo con voces inhumanas terroríficas, siguieron atacándose entre sí. El de los dos cuernos embestía buscando apuñalar con su asta frontal y también daba giros sobre sí mismo, usando el cuerno de la cola, mientras que el otro era un acróbata ágil en la evasión y un certero asesino al lanzar zarpazos o golpes con la guadaña que tenía al final de la cola.
—El de dos cuernos, lanza ataques sencillos de evadir, si se lucha en campo abierto, pero no en lugares cerrados —Silvio seguía evaluando a las dos bestias combatiendo—. El recolector, por el contrario, en campo abierto sería peligroso, lo mismo que en lugares cerrados, pero en pos de pasar desapercibido, no tiene ataques mágicos, así que un Sirviente con Herramientas mágicas de categoría regular o un Mago inexperto podría vencerlo sin mucho esfuerzo: tendré que hacerles un pequeño cambió a esos 4.
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En las Garras de la Bruja
AçãoCondenado a ser un asesino desde la primera década de edad, un hombre llamado Michael es un mortífero guerrero, quien despliega su espada y su capacidad de combate por obra del mejor postor. Este es el deber de todos los que forman parte de la orden...