Rey sangriento y Fauces gemelas

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Colmillo oscuro notó que pese a los inicios de la noche, el ambiente alrededor, con sus árboles, matorrales y arbustos, no estaban tan oscurecido como en otras ocasiones. Ahora como Sirviente de una Bruja, la penumbra de los alrededores se veía debilitada, por lo que detalló mejor el techo y las ramas de los árboles, junto con la vegetación a nivel del suelo, cosa útil debido a la próxima batalla que estaba por iniciar.

Lydia y compañía estaban a una respetable docena de metros del campamento de los Trasgos, lejos de los centinelas que estaban en los alrededores. La Bruja le había indicado a su Sirviente que guardaran esa distancia, para que él entendiera algo que necesitaba saber.

—Bien, aquí será suficiente —explicó la mujer de sombrero a su guerrero de ropajes oscuros, quien tenía a la mano a Rey sangriento—. Para que sepas cuales son las primeras habilidades de Rey sangriento, toca directamente con un dedo la gema en la cruz: te lo advierto, te vas a sentir confundido, pero supéralo con prontitud.

—¿Qué va a pasar? —preguntó el pelinegro mirando de reojo la gema en la espada, sintiendo una chispa de suspicacia.

—Sabrás lo que te permite hacer Rey sangriento en estos momentos —replicó la dama de cabellera azul—. Solo debes tocar con un dedo la gema, no te preocupes, no duele, pero como es tu primera vez empuñando una Herramienta mágica, probablemente te sentirás un poco confundido, así que cuando la toques, no rumies en la razón y acepta lo que vas a descubrir.

Michael no se fiaba del todo en sus palabras, pero hasta ahora, ella no lo ha tratado con maldad u sin respeto y el rescate de los niños era un punto más a la confianza, así que tomó su palabra.

Rey sangriento giró por obra de su portador quien lo clavó de hoja en el suelo, acto seguido el espadachín se quitó el guante zurdo, puesto que haciendo un último caso a la cautela, era mejor poner en peligro el brazo que no era hábil, así que apoyó la palma en un gavilán de la cruz y con la yema del pulgar toco la gema roja.

—He —murmuró, al no sentir nada, pero un segundo después todo cambio—. Ha —La interjección fue baja, pero grande fue su sorpresa al sentirlo.

Algo se plantó en su mente, no en su memoria, no en su actitud, sino en sus conocimientos. Lo sabía, sabía las capacidades de combate de Rey sangriento, eran pocas y ahora lo sabía. La confusión le cayó como un empujón, pero aunque solo alejó la mano del arma, enfrentó la duda en esos instantes, observando a Rey sangriento. Ahora sabía lo que podía hacer con ese acero, pero ese conocimiento se plantó en su mente, no lo comprendió a partir de la lectura, de escuchar unas palabras o ver alguna imagen, no, ese conocimiento invadió su mente y se guardó en su memoria: era pequeño, pero había entrado con una rapidez que le causó sorpresa.

—Ahora lo sabes —dijo la mujer de ojos color fuego, ganándose la atención de la mirada castaña del guerrero a su lado, quien asimilaba lo ocurrido—. No hace falta más preguntas en estos momentos: toma a Fauces gemelas.

Colmillo oscuro tocó nuevamente la gema de la espada, llevado más por la curiosidad que por la intriga: nada invadió sus conocimientos. La Bruja le aclaró que en esos instantes, lo que sabía, era lo que la espada le permitía hacer y le urgió que adquiriera el conocimiento de las habilidades de Fauces gemelas, por lo que él decidió dejar a un lado las preguntas y dudas, llevándose las manos atrás para desenfundar el par de cuchillos idénticos entre sí.




En esa sección del bosque oscurecido por la noche, yacía un campamento de Trasgos, en medio de un claro de encinos altos. Carpas hechas de pieles de animales eran el hogar temporal de esos seres despreciables. Unos dormían, otros hacían guardia en los alrededores y muchos estaban comiendo, calentando la comida en grandes brochetas de madera.

En las Garras de la BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora