1. Animal espiritual

1.6K 121 408
                                    

Welcome to the Black Parade - My Chemical Romance

Danka

Me miro al espejo. No tengo frío, pero estoy temblando como loca. Mentiría si digo que es solo porque mi banda va a dar su primer concierto ante una gran audiencia. Eso es solo la punta del iceberg. Pero, para ser honesta, no me desagrada vivir en constante adrenalina.

Con mi mejor amiga, Kaoru, llegamos temprano al recinto para poder verlo sin público, antes de la prueba de sonido. Hace un año que conformamos nuestra banda oficialmente y teníamos juntas esta tradición de, previo a una tocata, bailar alguna coreografía de los N'Sync (It's Gonna be me era nuestra favorita por lejos), porque somos lejos las más dispersas del grupo, al borde de la hiperactividad. Se puede decir que lo necesitamos para no andar por ahí, metiendo la pata.

Tocar hoy, para la gran cantidad de público que adquirió un boleto, es pan comido en comparación a reencontrarme con los mismos chicos que vivieron en mi casa hace casi cuatro años, cuando mi reflejo era tan distinto al de hoy. Trato de no pensar mucho en ello, en todas las cosas que fui (y aún soy) y que enojan a mis padres. Mi rebeldía es extrañamente solapada. Una cuestión de imagen. Tapar mi cuerpo o llenarme de perforaciones la oreja, cosas un poco infantiles, sí, pero que se resumen en que nunca he encajado en esta sociedad en la que el número dos es el alma de la fiesta: se es una cosa u otra. Pepsi o Cocacola. Pokémon o Digimon. Britney Spears o Christina Aguilera. Hombre o mujer.

¿Por qué ambos sexos se diferencian por razones tan absurdas? Yo, más veces de las que puedo recordar, he sentido que mi cuerpo no es como debería. O me han dicho que mi vestimenta no es la apropiada. Una vez, lo hablé con un psicólogo. Dismorfia corporal dijo que se llamaba, pero a mis padres no les gustó esa aproximación a mis problemas, por lo que dejaron de mandarme. Ahora me miro y, a pesar de que mi apariencia es distinta, de alguna u otra forma, me sigo reconociendo como la misma de siempre, solo que más inquieta.

Mi pelo, desde hace cuatro años, solo ha crecido y mis rizos son una fuerza de la naturaleza que me llega hasta la cadera y, sin duda, son mi sello característico a primera vista. Me gusta mantenerlo así, porque me brinda una sensación de tranquilidad con el resto de mi cuerpo (es extraño, lo sé). No puedo cepillarlo, a menos que esté mojado, de lo contrario, parezco medusa.

Liz y Mayra, parte de nuestra banda y estilistas autoasignadas, intentaron que me quedara lo más ordenado posible, pero no sé qué tanto les funcionó. También me habían ofrecido prendas que no iban mucho conmigo, pero como "este era nuestro concierto para el estrellato", llegamos a ciertas concesiones. Así que accedí a ponerme unos jeans de tiro alto y negros, que me quedaban anchos como los que uso para andar en skate, y un top azul cobalto, sin escote y manga larga.

¿Dulce o truco no se dice cuando te disfrazas para Halloween?

—Huntzie, yo sé que no soy muy objetiva con esto, pero parecemos marcianos con esta ropa —dice Kaoru Uchiha, entrando de golpe al camarín, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. A ella también le han hecho ponerse algo fuera de su zona de confort. Cuando se acerca a mí, lo hace con las manos tapando cada uno de sus pechos, de los que se quejaba por su pequeño tamaño—. Por suerte, me voy a poner el bajo encima y nadie va a decir: "Oye, ¿qué onda? ¿trajeron una tabla de surf a tocar con estas viejas?"

Exploto de la risa.

—¡Estúpida! Si quieres te regalo —respondo, simulando arrojarle los míos.

—¿Y pagar siempre sobrecarga de equipaje en el aeropuerto? ¡Ni loca!

Las dos nos reímos más fuerte. Yo la abrazo.

Adoro a esta mujer, es como la luz de mis días junto a mi hermano Bill, pero a este último no lo veo hace más de un año. Ella, detrás de los lentes ópticos que usa, tiene unos ojos tan bonitos como extraños, de un tono casi violeta, rasgo distintivo que también tienen sus dos hermanos.

Latch (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora