Con el delicado estado en el que se encontraba la Serpiente Marina debido a una fiebre súbita, sir Vaemond Velaryon hizo llegar una queja a la corona, poniendo una vez más en duda la legitimidad de los hijos de Rhaenyra Targaryen con Laenor Velaryon.
Afirmando también que la propia Naerys Velaryon era -al igual que sus hermanos- una bastarda y posible hija de Daemon Targaryen, aunque esto último no fuera cierto y realmente no había forma de comprobarlo, debido a la ausencia del príncipe Targaryen en todos esos meses que Rhaenyra concebió y dio a luz a su primogénita.
Todo en un intento por ser nombrado heredero de Driftmark y reemplazar a Lucerys Velaryon, quien años anteriores había sido reconocido por Corlys Velaryon como hijo de Laenor y futuro heredero del lugar, al ser Naerys heredera al trono de hierro y Jacaerys heredero de Dragonstone.
Consecuentemente Rhaenyra, sus hijos y Daemon fueron invitados a Kingslanding para aclarar el asunto de una vez por todas frente a la corona.
Fue un viaje tranquilo, así lo sentían al menos, luego de tanta calma era seguro que vendría la tormenta por lo que se sentían preparados para lo que sucediera.
O eso creían.
Fueron anunciados por un caballero al sentir el carruaje detenerse, suponían ya haber llegado a la Fortaleza Roja, pero al bajar no había ningún rostro conocido. Fue un pobre recibimiento que podría tomarse como una descortesía, no obstante Rhaenyra se mantuvo serena hasta que las puertas de la fortaleza se abrieron y Lord Caswell fue visible para todos, apresurándose a bajar los pocos escalones hasta llegar a la familia real.
—Bienvenida, princesa. —saludó al notar la incomodidad de la heredera.
—Lord Caswell... —fue lo último que Jace, Luke y Naerys escucharon pronunciar a su madre antes de ser guiada por el lord hacia el interior del lugar junto a Daemon, quien les sugirió encontrar alguna otra actividad mientras ellos iban a verificar cuál era la situación allí.
No desconocían el lugar, de hecho recordaban varios rincones ocultos del castillo y su ubicación, después de todo vivieron allí durante los primeros diez años de sus vidas. Aunque ahora no parecía tan grande y complejo como lo recordaban.
—Es más... —comentó dudosa.
—Más pequeño de lo que recuerdo. —completó Luke mientras bajaban los escalones de piedra y Naerys solo pudo asentir aunque iba detrás de ambos.
—Luce exactamente igual. —se opuso Jace al llegar al suelo. —¡Vamos! —casi exclamó como si el niño de diez años emocionado por salir al patio real durante los descansos jamás hubiera crecido.
El sonido metálico de las espadas -de entrenamiento, sin afilar- chocando llamaron la atención de los tres por breves instantes, sin darse cuenta que la misma atención llamaban ambos castaños con aquella joven de cabellos platinados. Jace y Naerys continuaron caminando como si fueran ajenos a la situación, mientras Luke intentaba mantener un perfil bajo y ocultar su rostro de alguna forma.
Resultó cierto que el rumor de que Jacaerys y Lucerys Velaryon eran los bastardos de sir Harwin Strong se había esparcido mucho antes del fallecimiento de Laena Velaryon, pero también era cierto que los rumores sobre la belleza sacra de Naerys Velaryon habían llegado hasta los oídos de los habitantes de Kingslanding. La joven no había dejado Dragonstone en los últimos siete años, por lo que era la primera vez que aparecía en público con sus dos hermanos de reputación rota.
Pronto estarían en boca de todo el reino en cuanto se esparciera la noticia de su arribo.
—¿Ves? Te dije que aún estaría aquí. —soltó con diversión, tocando parte de la piedra dañada de uno de los tantos muros que rodeaban el lugar y sobresaltando a Naerys que absorta en sus pensamientos recorría con la mirada cada rincón del patio.
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Secretos de alabanza | Aemond Targaryen
FanfictionLa noche que Rhaenyra Targaryen dio a luz a su primer hija con Laenor Velaryon, los estruendos de la tormenta más fuerte que azotó Kingslanding en nueve años ahogó sus gritos. Nadie estuvo allí para recibirla pero se tenían la una a la otra y durant...