A la noche del mismo día del juicio, el rey Viserys había puesto en movimiento a cada sirviente del castillo para organizar la cena familiar que con tanta insistencia deseaba realizar hace más de un año, pero las circunstancias no le permitieron llevarla a cabo. Es por eso que pese al inmenso esfuerzo que le llevaba siquiera levantar sus brazos para vestirse apropiadamente, nada le hizo cambiar de parecer.
Toda la familia se encontraba enterada y forzada a atender dicha cortesía. Menos sus nietos. Aquello no significó un problema de todos modos, Jace, Luke y Naerys difícilmente reprochaban o tardaban en arreglarse para planes de último momento. Y Joffrey permanecería junto a los hijos de Helaena y Aegon, a cargo de una de sus criadas de confianza.
Antes de lo pensado toda la familia se encontraban ya en el amplio comedor y pese a tener gran variedad de delicias horneadas, verduras caramelizadas y mariscos ahumados frente a ellos para distraerse apreciando los sabores, el ambiente era ligeramente tenso.
Naerys, sentada frente a su madre y Daemon, era consciente de las miradas incómodas entre la princesa heredera Rhaenyra y la reina Alicent, mientras se oían de fondo las risas bajas de Rhaena con Luke, quienes parecían disfrutar bastante de la compañía mutua. Del otro lado podía escuchar la melodiosa y suave voz de Helaena, intercambiando ideas con su abuelo Otto, mientras más allá en el extremo de la mesa se encontraban Aemond y Aegon de pie, conversaban animosamente, ignorando totalmente al resto de la familia y al parecer olvidando que podían escuchar perfectamente las bromas fuera de lugar con doble sentido de Aegon.
El sonido de las pesadas puertas abriéndose captó la atención de la mayoría. Alicent Hightower se puso se pie para recibir al rey y los demás siguieron su acción. Cuatro guardias transportaban al rey en una especie de silla de manos, Viserys aún portaba la máscara de oro y Naerys comprendió que no solo se trataba de ocultar algo durante la audiencia, sino que tampoco parecía querer enseñar esa parte del rostro frente a su familia. Por lo menos en ese momento.
Quien se encontrara de pie en la entrada del comedor podría apreciar las siguientes posiciones en la mesa: en el extremo izquierdo se encontraba el príncipe Aemond Targaryen; le seguía Otto Hightower, mano del rey y padre de la reina consorte Alicent Hightower. En medio había un espacio vacío, que pronto fue ocupado por el rey Viserys Targaryen en cuanto los guardias descendieron su silla en dicho lugar; a la derecha del rey le seguían Rhaenyra, hija del rey, y Daemon Targaryen, hermano del rey. En el extremo derecho de la mesa se encontraban el príncipe Lucerys Velaryon con su prometida la princesa Rhaena Targaryen y del otro lado de la mesa, enfrentando al rey y a sus padres, se encontraban Naerys Velaryon, Baela Targaryen seguida de su prometido Jacaerys Velaryon, Aegon Targaryen y su esposa Helaena Targaryen.
Todos tomaron asiento al mismo instante en el que la reina lo hizo y fue entonces cuando el rey Viserys ya ubicado en su lugar decidió hablar.
—Me da gusto verlos esta noche aquí juntos. —exhaló como tan solo un suspiro, tomándose su propio tiempo para analizar a cada uno de los presentes, como si tratara de enmarcar dicha imagen en su memoria.
—¿Oramos antes de iniciar? —preguntó la reina, inclinándose hacia Viserys quien dio un leve asentimiento con la cabeza y musitó un "sí".
Alicent entonces juntó sus manos, bajó la mirada y dejó caer sus párpados. Misma acción repitió el resto, a excepción de Viserys que solo bajó la mirada sin mover un solo músculo a parte y Daemon que se mantuvo erguido en su asiento. Los hijos de Rhaenyra y las hijas de Daemon no eran especialmente devotos, por lo que solo juntaron sus manos respetando el momento y se mantuvieron en silencio, permitiendo que Alicent hablara por todos en la mesa.
—Que la madre sonría con amor ante esta reunión. Que el herrero vuelva a forjar lazos que se han roto por demasiado tiempo. —comenzó Alicent pausadamente. La mirada de la joven Velaryon se dirigió hacia Aemond involuntariamente, esperando obtener misma atención de vuelta tras oír las últimas palabras, pero a cambió solo pudo divisar a un joven alienado, totalmente centrado en las palabras de su madre y los pedidos a los dioses. —Y por Vaemond Velaryon que los dioses le den descanso.Daemon rodó sus ojos ante las palabras de Alicent y suspiró con tedio. Lo cual provocó que Naerys y Luke se observaran cómplices con una pizca de diversión ante las descortesías de Daemon que generalmente les resultaban cómicas, solo si eran provenientes de él.
—Esta es una ocasión para celebrar. —volvió a hablar Viserys casi fatigado aún, dirigiendose a todos en la mesa. —Mis nietos... Jace y Luke, se casarán con sus primas Baela y Rhaena... Para fortalecer la unión de nuestras casas. Brindemos por los príncipes y sus prometidas.
—¡Heey! —celebró Daemon, alzando su copa al igual que la mayoría.
—Muy bien, Jace. Al fin te acostarás con una mujer. —Naerys pudo oír claramente el susurro de Aegon, pero vista la forma en la que Jace lo ignoró y optó por beber de su copa, ella solo suspiró y se acomodó mejor en el lugar.
—Brindemos también por el principe Lucerys. Futuro señor de las mareas. —continuó Viserys.
—A su salud. —se pudo oír a Rhaenyra, quien sonrió cálidamente en dirección a su hijo y alzó nuevamente su copa.
—Lo harás genial. —elogió Rhaena a su prometido.
Aegon mencionó algo más a Jace, a lo cual su hermano sí respondió. Naerys no pudo oír aquello pero al ver que su tío regresó a su lugar y posición inicial se relajó un poco. Aemond también parecía atento a dicha situación, sin embargo tampoco hizo o profirió algo al respecto. La tensión que se estiraba hacia el otro extremo de la mesa pronto comenzó a pesar, provocando que entre sorbos ansiosos a sus copas de vino se intercambiaran varias miradas indescifrables entre los cuatro, hasta que el golpe del bastón de Viserys contra el suelo de piedra captó su atención.
—Tanto alegra mi corazón... Como lo llena de aflicción... Ver estos rostros en la mesa. Los rostros más queridos para mí en el mundo... Pero tan distanciados el uno del otro en años pasados. —habló con pesadumbre, dirigiendo una rápida mirada hacia Alicent antes de llevarse una de sus manos a la máscara brillante que cubría la mitad de su rostro.
Alicent cerró sus ojos como si no estuviera del todo de acuerdo con aquello. Y antes de poder reaccionar, Viserys había logrado aflojar las tiras de cuero que rodeaban su cabeza para mantener la máscara en el lugar, permitiendo que la misma se despegara de su rostro y golpeara la mesa. La jóven Velaryon entendió entonces que el rey tenía grandes motivos para mantener esa parte de él oculta en público.
El lado que anteriormente se encontraba cubierto por el oro, se veía notablemente demacrado. Su mejilla parecía estar consumiéndose a sí misma, enseñando entre la piel muerta parte del músculo de su mandíbula y premolares. Y en donde anteriormente su ojo se ubicaba, ahora solo se encontraba una cavidad vacía.
—Mi rostro ya no es tan atractivo... Si es que alguna vez lo fue. Pero esta noche quiero que me vean como soy, no solo un rey, sino su padre... —dirigió su mirada a Rhaenyra y cada uno de sus hijos. —Su hermano. —Daemon pareció ser de los pocos valientes en mantenerle la mirada. —Su esposo. —Alicent suspiró en el lugar. —Y su abuelo. —culminó, recorriendo con la mirada desde Jace hasta Rhaena y devolviendo posteriormente su atención a Naerys por varios segundos como si estuviera a punto de comentar algo directo a ella. La joven princesa permaneció estática en el lugar, con el suficiente coraje para contemplar lo que su abuelo representaba en aquel momento, hasta que el rey optó por desviar la mirada. —Quien al parecer pronto dejará de caminar entre ustedes. —su tonalidad pasó de ser sólida y dominante a una más lastímera, quebrándose a media frase. Extensos segundos pasaron hasta que el rey tomó aire y volvió a juntar el valor para hablar. —Es por esto y más... Que esta noche quería presentar ante todos ustedes una propuesta.
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Secretos de alabanza | Aemond Targaryen
FanfictionLa noche que Rhaenyra Targaryen dio a luz a su primer hija con Laenor Velaryon, los estruendos de la tormenta más fuerte que azotó Kingslanding en nueve años ahogó sus gritos. Nadie estuvo allí para recibirla pero se tenían la una a la otra y durant...