Secretos de alabanza | Aemond Targaryen

35. Dragones mensajeros

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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ»» Recordatorio: Aclaré en una primera instancia que no voy a basarme en totalidad en los eventos salidos de la mente de George RR. Martin, solo tomo sus personajes y contexto para mi historia. Es una fanfic literalmente, las edades acá son incorrectas, algunos nombres ni siquiera existen y tanto las personalidades así como las actitudes de ciertos personajes no son 100% canon. Así que antes de comentar algo como "olvidaste que..." "En realidad X es mayor/menor" "Se supone que X muere en..." vuelvan a releer el primer enunciado de esta oración. En fin, perdón por la tardanza y si parece que soy un poco brusca al decir lo anterior de esta manera. Aprecio mucho sus lecturas y apoyo hacia esta cosa desastroza, los extrañé la verdad. Ahora sí los dejo con el siguiente cap.

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A simple vista uno podría pensar que los Negros llevarían la delantera, superando en fuerza y número tanto de dragones como de hombres de armas a los verdes, echando un vistazo a la mesa de piedra cuyo mapa tallado se encontraba cargado de piezas representando las alianzas que Rhaenyra creía tener a su favor.

Sin embargo estaba mal subestimar el poder de los Hightower. Los verdes gozaban con otras ventajas tales como el oro y ejércitos pertenecientes a OldTown, Kingslanding y Lannisport. Todos los símbolos visibles de legitimidad le correspondían a Aegon y quien se revelara o negara a sus peticiones de ayuda sería tachado de traidor de inmediato.

Consecuentemente más cabezas decorarían las estacas fuera de los muros de la Fortaleza Roja hasta que la falta de espacio les llevara a desprender más carne de los huesos al ser quemada por Sunfyre.

—¿Cuál es nuestro estado? —Rhaenyra preguntó con ambas manos entrelazadas por encima de su vientre, tratando de ubicarse en el mapa.

Naerys, Jace y Lucerys se encontraban del lado derecho de Rhaenyra, observando inquietos cada movimiento de piezas.

—Tenemos treinta caballeros, cien arqueros y quinientos soldados equipados —comunicó Daemon. —Dragonstone es relativamente fácil de defender, pero nuestro ejército no es el adecuado para recuperar Kingslanding —Rhaenyra asintió con la cabeza a sus palabras. —Enviamos un mensaje a mis más leales hombres de la Guardia de la Ciudad, encontré algo de apoyo allí pero me temo que no me será posible hablar de números.

—Los que ya han declarado su apoyo son Celtigar, Peldaños de Piedra, Massey, Darklyn y Bar Emmon... —comunicó Naerys, quien había sido convencida por Daemon anteriormente para que se involucrara en el asunto.

Rhaenyra elevó con sutileza una de sus comisuras, intentando mantener su semblante serio pero no lo suficiente, haciendo notar la pizca de alegría al oír a su primogénita y sucesora involucrarse en el plan de recuperación del trono.

—Mi madre era una Arryn —señaló la locación de Eyre en el mapa. —El Valle no dará la espalda a su propia sangre

Una pieza fue colocada por Jacaerys, quien tomó la tarea de marcar los posibles aliados que se eran mencionados.

—El maestre me ha comunicado que Nehirova siempre fue un amigo íntimo de su padre, majestad —volvió a hablar Naerys. —Con el consentimiento del príncipe Daemon he enviado un cuervo a Lord Grover.

—Lord Grover es un hombre escurridizo y voluble —habló la legítima reina, recorriendo con la mirada desde Gerardys hacia sus tres vástagos. —Debemos convencerlo de que tenemos una posición fuerte y que lo apoyaremos si se desata la guerra.

—Lidiaré con él yo mismo —comunicó Daemon.

—Ningún Stark ha roto su juramento jamás y con la Casa Stark el Norte los seguirá —volvió a aconsejar el maestre Gerardys.