41. La reina azul

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ㅤㅤ           »» Descripciones explícitas de violencia (entre dragones pero no lloren), guerra, sangre, muerte, etc.

                               
                                 
Rhaenyra tuvo su momento de regocijo en Dragonstone, pese a que por un momento se vio notoriamente molesta ante la guerra desatada sin su comando previo. Cuervos, vigilantes y mensajeros no dejaron de mencionar y alarmar sobre la gran hazaña de la princesa Naerys, contra el ejército enviado por Ormund Hightower y liderado por Aemond Targaryen.

                          
Aunque lo revolucionario de cada mensaje o comunicado no era lo brutal que los hombres de los Negros fueron durante la batalla contra el ejército de los Verdes, sino el salvajismo de la misma princesa. Impía y sanguinaria, se ganó el dote de "cabello escarlata".

Al principio mencionado despectivamente como un chiste, pero al profundizar en detalles sobre el "por qué tal apodo", la despiadada pelea y la forma en la que se enfrentó a su tío Aemond, su propia sangre, el apodo comenzó a sentarle bien de una forma que se colaba entre los huesos de quien lo oía, provocando una candente curiosidad entremezclada con inquietud, por querer comprobar si aquello era cierto o solo un truco de los Negros.

La necesidad de ver con los propios ojos a la muchacha desenvolverse en esas situaciones violentas aparecía impulsivamente. Pero el miedo de que fuera certero permanecía incluso para los escépticos.

Y como era de esperarse, las historias y rumores dramatizando el comportamiento y apariencia de la princesa comenzaron a compartirse por todo el continente, aunque Rhaenyra y sus aliados tuvieron cierta culpa en ello. Dichosos por el triunfo de Naerys, una mujer inexperta a comparación de un hombre experimentado con la espada como lo era Aemond "el matasangre" no era algo que se viera seguido y de cierto modo jugaba un papel importante a favor de los Negros, porque ¿cómo podría tomarse con seriedad el poder de los Verdes luego de semejante noticia?

Fue un momento de alborozo que se hubiera celebrado como tal si tan solo las malas noticias dejaran de llegar. La muerte de Rhaenys apagó el rayo de esperanza que Naerys había logrado instalar para su familia y el bando de los Negros.

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Tanto Daemon como Rhaenys socorrieron a Lord Staunron, un fuerte aliado para los Negros, esa había sido la razón por la cual Daemon se llevó más de la mitad de los hombres de Harrenhal y pidió a Naerys su protección en la fortaleza.

El príncipe Daemon había marchado a Rook's rest, junto a sus hombres. Kilómetros antes de entrar al territorio invadido por enemigos sobrevolaría los cielos, indicando su llegada a Rhaenys quien con anticipación permanecía cerca de la ciudad, oculta junto a Meleys. Se unirían sobre Rook's rest y derrotarían las fuerzas militares de los Verdes.

Así fue que se llevó a cabo el plan. Los soldados se formaron para luchar por tierra y Daemon se elevó hacia el cielo a lomos de Caraxes, emitiendo su conocido rugido agudo y por si fuera poco Caraxes se preparó para lanzar una llamarada al aire.

Sin embargo, antes de completar dicha acción un golpe en el lomo del dragón rojo logró desconcertarlo ante el punzante dolor. Tanto dragón como jinete emitieron un gemido, de dolor por parte del dragón y de sorpresa por parte de Daemon, cayendo en picada, pero antes de tocar el suelo Caraxes logró recuperarse a medias para evitar un final fatal.

Daemon buscó con la mirada a sus al rededores, sin éxito alguno, el campo abierto por un lado estaba vacío salvo por algunos vigilantes de los Verdes que corrieron a exclamar advertencias y del otro lado, en el bosque, los hombres de los Negros comenzaban a avanzar hacia el enemigo en una perfecta formación. No había absolutamente nadie atacándolos, no fue entonces hasta que Daemon elevó la mirada, buscando en el cielo azul del mediodía, que vio una brillante figura azulada descendiendo hacia ellos.

Secretos de alabanza | Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora