CARTON CONTRA ESPADA

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La mañana comenzó un poco más fría de lo habitual, Yakko se levantó muy temprano para poder preparase y salir junto con su hermanos, tenían que trabajar y eso les daban animo a los tres.

Yakko procedió a colocarle a su hermana una mascada para cubrirle las orejas y más tarde le puso un pequeño gorro de lana un poco desgastado, seguido de un chal viejo color rosa para cubrirle la espalda. Mientras Wakko se ponía una sudadera azul desgastada, y un gorro de color rojo, ya casi agujereada. Pero debajo del gorro, se puso también una mascada para cubrir sus orejas. Los tres tenían esa costumbre desde hace ya tiempo. Y asi, nadie los molestaría. A no ser que fueran los de la guardia real.

Por ultimo, y para que nadie les dijera nada, yakko, procedió a pintarse su nariz roja escarlata de color negro. y a hacer lo mismo con sus hermanos. Esta era una pintura de cera, muy parecida a la que usaban los payasos.

Dirigiéndose los tres a la puerta, Yakko miro a su hermana menor.

- Dot ¿estas seguras de querer ir conmigo al trabajo? ¿No prefieres quedarte en la casa?

- Ya me siento mejor hermano, no te preocupes, si me siento mal, te prometo que te diré.

- Hecho. Entonces me preparare yo también.

Yakko comenzó también a cubrirse las orejas, con un gorro verde lo mas que pudo, y se puso su pequeña bufanda desgastada alrededor, con mucho cuidado, salió del tanque para poder bajar y sacar su pequeño carro y jalarlo. Dot llevaba varias bolsas en sus manos, y Wakko cerró la puerta fuertemente, comenzando a caminar directo hacia las casas.

El trabajo de los Warner en todas las mañanas, era algo atareado. Para poder ganar el pan de cada día, los niños, limpiaban la nieve a cambio de monedas o centavos.

Yakko, trabajaba en un pequeño restaurante como cocinero. El dueño, era bueno y veía el cariño que el mayor le daba a sus hermanos. No podía darles mucho, así que los Warner siempre desayunaban y comían las pocas sobras que quedaban en el restaurante, a veces se llevaban la comida que estuviera a punto de echarse a perder.

Wakko, era un poco mas fuerte, a pesar de su edad, este aveces cargaba grandes cajas, o bolsas con un pequeño artefacto que el llevaba. Una bolsa magica, donde podia meter cualquier cosa y siempre había espacio para mas. Para Wakko, era fácil y sencillo, su bolsa, hacia todo el trabajo.

En la tarde, Wakko y Yakko, recolectaban papel y metales, para poder tener otro poco de dinero, llenaban lo mas que podían su carrito. Dot, por otro lado, vendía sus pequeñas y hermosas pulseras hechas a mano, a hermosas doncellas y chicas que visitaban o iban a la villa. No eran muy caras, eran algo baratas que al ver la cara de la niña, no dudaban en comprarle algunas piezas.

Finalmente, agotados, pero contentos, Yakko, los dejaba jugar en las afueras de villa acme, una pequeña colina, donde podían deslizarse. Wakko agarraba fuerte a su hermana, para poder deslizar su pequeño trineo improvisado, mientras la niña gritaba de emocion, y wakko dirigia.

Yakko les veía con ojos de cansancio. Mientras anotaba los gastos que este tenia que hacer. Aun no encontraban un medicamento para Dot, y a Wakko, se le esta desgastando su suéter, tocio un poco, se frotaba las manos para tener algo de calor, miro a Wakko quien jugaba correando a su hermana, tenia que comprar una madeja de lana para tejerle uno nuevo.

-Yakko, ven a deslizarte con nosotros!- gritaba Dot, muy contenta, ignorando la angustia del mayor.

- en un momento- decía yakko, con una sonrisa cansada y forzosa- mientras sigan jugando, pronto sera toque de queda.

EL HEREDERO la Historia del Conejo de la Nariz Roja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora