LA VOLUNTAD DE LOS PRÍNCIPES

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En la mañana marita, la hipopótamo, le estaba preparando el desayuno, unos ricos hot cakes, y un poco de leche caliente. Está muy contenta, tarareaba una canción, mientras Flavio, con su taza de café se acercaba a darle sus buenos días a su esposa, dandole un tierno beso.

- Buenos días mi querida pichoncita

- Buenos días mi querido pichón sexy- le decía mientras le correspondía su beso

- ¿Preparaste hotcakes?

- Si, son para los chicos.- decia marita - ¿Quieres ir a despertarlos? Supongo que anoche platicaron mucho, y se durmieron tarde.

Flavio comenzó a subir las escaleras y al abrir el cuarto, vio a los chicos aun dormidos, ambos acurrucados el uno con el otro.

- ¡Haaaaaa que linda escena! - decía Flavio mientras intentaba despertar a Max. - Oigan, el desayuno ya está listo. Bajen chicos- decía Flavio quien consiguió su objetivo.

Max aun adormilado agradeció a Flavio por despertarlo. Al cerrar el hipopótamo la puerta, Max le dio un beso y restregó su nariz en la mejilla de Yakko para olerlo más, aún tenía aquel perfume de la noche anterior - despierta, mi lindo niño ya está el desayuno-.

Yakko desperto adormilado, dio un gran bostezo y se levanto con algo de sueño. Sin decir nada, quito la mano de Max que estaba en su cintura y tranquilamente se dirigió al baño. Eso a Max le dio risa, pero a Yakko no, cerró la puerta se recargo en la puerta y suspiro muy fuerte, se acababa de dar cuenta, que durmio con aquel chico

- por spilber... ¡dormi con maxy! – decia yakko, quien brico de alegria, levantaba las manos de triunfo y se incaba agradeciendo a los dioses por tan buena suerte, sin sospechar que max escuchaba su victoria.

-¿Estás bien Yakko? - pregunto Max desde el otro lado de la puerta

-Si, ¡pero no entres! - grito Yakko mientras comenzaba a limpiarse la cara y rebisaba sus dientes. Estaba tan contento que no le importaba ahora nada...- yakko warner... eres afortunado...

Al bajar, la sirvienta de marita, les sirvió su ordenes, y les dio a cada uno, una taza de leche caliente, algo que le preocupo mucho a max.

-Disculpe, el no puede tomar lácteos

-Ho, no se preocupes jovencito. – decia la sirvienta - Es leche de almendras. Es muy conocida aquí en el pequeño poblado.

-¿Leche de almendras? – grito yakko emocionado - ¡Es mi favorito!

El chico le tomo con mucho entusiasmo, max miro curioso a los hipopotamos. Ambos le miraban con ternura

- Toma corazón... – decia marita mientras le ponia cinco hotcakes – ahí tienes mermelada de chabacano, cajeta, chocolate y esta... mermelada de durazo.

Yakko miraba emocionado los sabores de los frascos, se relamia los labios con tan solo verlos... – muchas gracias – decia yakko... quien rapidamente se servia de cada uno. Max, lo noto: las lágrimas de yakko, comenzaban a salir, mientras se curveaba su sien de alegria...- perdón, es que... no habia probado estos sabores hace mucho tiempo... gracias...-

Marita tomo la mano de su esposo felizmente, al mismo tiempo que este, tambien miraba feliz aquella escena.

Finalmente, max y yakko se preperaban para salir. Flavio, los subio a su carreta para dejarlos en la plaza del pueblo. Ahí, Max, noto la alegría del pueblo. la diferencia de esa villa acme, la gente conversaba, paseaba de un lado a otro. Los animales caminaban con sus dueños, los pastores caminaban con sus borregos, las mujeres lavando en el rio, los hombres vendiendo sus productos, los niños jugando felices en la plaza. Y las tiendas con sus dueños abiertas con dulces, comida o alguna artesania de ese pueblo.

EL HEREDERO la Historia del Conejo de la Nariz Roja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora