|CAPÍTULO 04|

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Intenté tragarla y luego tosí cuando lo logré, medio asfixiada aún. Sharon apareció de pronto a mi lado, mientras la puerta de la entrada estaba ya cerrada.

- Olivia, ¿estás bien? - me preguntó, pero la tos seca que salía de mi garganta me impedía hablar.

 -Te daré un poco de agua, espera -corrió hacia la llave y tomo un vaso, llenándolo rápidamente con el líquido que salía del grifo.

Se acercó a mí y me extendió el vaso, tomé del agua, esperando que aquel ardor en la garganta desapareciera y la tos se fuera también

-¿Mejor?-inquirió.

-Sí-dejé el vaso sobre la mesa de la cocina - gracias.

- Eso te pasa por atragantarte de comida, bestia -bromeó.

Reí ante el apodo que desde hace años llevábamos diciéndonos.

-Bueno, eso me pasa porque me hiciste venir desde el otro continente sin comer-refuté, riendo.

Sharon se sentó a mi lado y me arrebató la galleta para terminarla de comer ella.

-¡Oye!

-Hay pizza en el refrigerador, creo que eso podría llenarte más que una galleta-dijo.

-Tengo más sueño que hambre, así que mejor mañana me llevas a desayunar -sonreí- Oye, Sharon... -Vacilé y me dediqué a juguetear con los dedos de mi mano- Joseph es... ¿tu novio?

-Y lo que más amo- afirmó.

-¿Y por qué no me lo había contado, señorita? -me hice la indignada.

-Porque... llevo un mes saliendo con él.

-¿Un mes? ¡Nuestra última llamada fue ayer! -le recalqué.

Ella se encogió de hombros en su lugar.

-Bueno, bueno, quería darte la sorpresa.

-Pues, lo lograste. Pensé que después de lo de Chis y tú ya no... -me quedé a la mitad de la frase, pero ella me entendió.

-Sí, yo también lo pensé. Si no, no hubiera huido del país como cobardemente lo hice-sonrió - Pero conocí a Joseph y... lo amo.

-¿De verdad! Hace un mes que salen, que tanto lo puedes conocer -musité.

- Lo suficiente Olivia-me miró seria - pensé que estarías contenta por mí.

-¡Lo estoy! -y lo estaba de verdad, pero algo se removía dentro de mí, algo que me hacía estar confundida. Ese tipo de confusión cunado no te explicas, el porqué las cosas avanzan tan rápido y cambian de un día para otro.

-Estoy feliz de que hayas seguido adelante con tu vida, me pones el ejemplo -admití.

-¿Que quieres decir con que te pongo el ejemplo? ¿Sigues enamorada de Dennis? - saltó hacía atrás mirándome con los ojos como platos.

-¡Para nada! Eso ya pasó, a lo que me refiero es que, no te quedas estancada en un pasado; como yo con el accidente de mis padre.

-Oh, Liv, eso fue hace ya tres años, ahora eres una fotógrafa profesional de veinticinco y tienes mucho que sacar de esa vida que llevas -me pasó el brazo por los hombros .

-Pero ahora no hablemos de temas tristes, mejor dime, ¿has conocido a alguien especial?

Sonreí ante su curiosidad y su enorme sonrisa indagante. Pero a la mente se me vino el nombre de Joseph Quinn, como una oleada de viento, rápida y fugaz.

-Qué cosa más extraña...

-¿Qué? ¿A quien conociste? - me di cuenta entonces de que lo había pronunciado en voz alta, o suficientemente fuerte como para que Sharon me oyera.

-¿Eh? Ah... -tartamudeé.

EL MANUAL DE LO PROHIBIDO/JOSEPH QUINNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora