|CAPÍTULO 36|

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Mire los mimos que Joseph y Sharon se hacían y me sentí mal, sin hablar del ya tan lastimado bombeador de sangre bajo mi pecho.

Alex me codeo y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambos nos lastimaba. Lo tome de la muñeca y le dirigí a mi habitación. Cuando cerré la puerta entonces supe que la atención de ambos estaba en nosotros. Lo último que quería era que Sharon y Joseph pensaran mal acerca de mí y de Alex, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa.

Alex se sentó en mi cama y yo me quede recargada en la puerta. Ambos nos miramos por un largo instante, como si nos comunicáramos con los ojos. Hasta que él rompió el silencio.

- Me imagino que te divertiste mucho - dijo.

- Como nunca - admití y me retiré de la puerta para sentarme a su lado 

- ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Sharon?

Sonrió.

- Bueno, al no encontrarlos a ustedes aquí, me llamó a mí, y tú sabes que la raza es débil, además que no iba a desaprovechar alguna oportunidad para estar con ella y tampoco iba a dejarla sola - confesó.

Me tumbe sobre la cama.

- ¿Te confieso algo? - dije.

Alex se giró sobre su asiento y me miro desde arriba.

- Dime.

- Amo a tu hermano - susurré, como si ellos pudieran oírme.

Alex rio.

- Cuánto lo siento - me palmeó la pierna, cerca de la rodilla.

[ ...]


Conforme pasaban los días, la culpa no desaparecía sino que, por el contrario, iba aumentando.

Camine por las calles que ya conocía para llegar hasta el laboratorio de fotografías de los Angelli, donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y apoyarme. Aunque esta vez hablar con Valerie no sería tan sencillo ya que Tim me acompañaba. Se ofreció en seguida de que me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía para acá.

Lo miré.

- ¿La invitarás a salir? - pregunté.

- ¿Crees que diga que sí? - dijo, nervioso.

- Por supuesto que sí - reí.

- ¿Crees que le guste?

-  Eso... averígualo hoy.

Cuando llegamos Tim se plantó detrás de mí, como un niño totalmente tímido pero los ojos avellana de Valerie chispeaban al verle. Me hice a un lado para no obstruir su vista y la sonrisa entre ambos decía más que mil palabras.

Me aclare la gargantea, haciéndome notar. Valerie me miro al instante.

- Oh Olivia, hola. ¿Nuevas fotos?

Le sonreí, dándolo por hecho.

Le di la oportunidad a Valerie y a Timothée de hablar y esperaba a que Tim realmente la invitara a salir, mientras que yo me encontraba revelando las fotografías. Cuando hube terminado, las puse en una pila y las mire una por una.

Eran como veinte fotografías, y la mayoría tenía una cosa en común, o más bien alguien en común. El perfecto rostro de Joseph. Se me había vuelto como una obsesión retratarlo, era como para guardar el recuerdo o la menos tener unas pruebas de que los momentos a su lado habían sido reales.

EL MANUAL DE LO PROHIBIDO/JOSEPH QUINNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora