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—Debería irme —dice Farah contra sus labios.
—Solo cinco minutos —dice Odette besándola de nuevo.
Su lengua está en la boca de Farah y ella la sostiene como si Odette fuera todo lo que importa en ese universo. Tras unos segundos Farah se aleja unos centímetros con un gemido estrangulado.
—¿Qué pasa con Andreas?
—¿Andreas? —pregunta Odette sin aliento, incapaz de pensar con claridad.
—¿No te echará de menos?
—Andreas y yo no vamos a volver —suelta Odette mirando los labios de Farah de nuevo. —Fue idea suya el numerito, no me echará de menos —dice besándola una vez más.

Farah se separa para tomar aire y une su frente a la de Odette recuperando la respiración.
—Esto es una locura... E incluso peligroso... No puedo permitir que arriesgues todo por mí... Incluido el trono.
—El trono no me interesa y no hay nada que permitir, Farah. He intentado no pensarte... Pero no puedo... No hay poder que borre lo que siento por ti...
—Soy el hada de la mente más poderosa... Podría intentarlo.
—¿Me harías eso? obligarme a olvidarte...
—No... —admite. —Pero eres la princesa... y profesora aquí...
—Y por ello ¿no tengo derecho a una vida privada?
—Sí pero... Ya ni si quiera sé por dónde voy, he perdido los mapas. Todo lo que puedo ver es a ti.
—Olvídate de mapas, sigue tus instintos... —dice Odette mordiendo el lóbulo de su oreja. —Dime que soy tuya, y que eres mía... —dice casi en un gemido.
—Sí... Eres mía... Y yo... yo soy tuya...
—Bien... Pues no trates de alejarme... Déjame complacerte...

Farah besa a Odette con fuerza. Su lengua recorre su boca con el mismo ímpetu que la noche que pensó que se encontraba junto a ella porque le habían pagado para follarla.

Se aleja un poco, sus ojos se iluminan y al segundo la ropa y ropa interior de Odette ha desaparecido. Esta vuelve a acercarse a Farah y susurra en su oído.
—Yo también sé hacer esos trucos —dice con voz seductora haciendo que su sujetador de encaje aparezca en su mano. —Pero... me gusta más el tacto... —afirma retirando el cierre de su pantalón.
—Nunca quise alejarme... Esa noche —se sincera. Tomando uno de los pechos de Odette con su mano mientras muerde su cuello. —Quería quedarme y verte despertar a mi lado... —dice, deja un recorrido de besos hasta los pechos de Odette. Quien se encontraba apoyada en la mesa con su cabeza inclinada hacia detrás. —Creí que no tenía derecho a hacerlo... a quedarme contigo... Y cuando te vi en mi despacho... —dice agachándose para besar los muslos de Odette. —Cuando me contaste la verdad... Tuve miedo —confirma.

Sus manos abren las piernas de Odette y antes de usar sus dedos para separar sus pliegues, pasa su lengua por toda la zona.
—Ojalá pudiera mantenerte conmigo siempre...

Ella entierra su cara en Odette y la consiente sin piedad hasta que se viene, tratando de no gemir demasiado fuerte pues no sabe si pueden ser escuchadas fuera.
Farah se pone de pie y la besa profundamente.
—Siempre quise decírtelo —dice, mientras su mano baja introduciendo sus dedos en Odette y posicionando su pulgar donde su boca se hallaba hacia unos instantes. —Esa noche tocaste mi corazón y mi alma... Y no he dejado de necesitarte desde entonces —afirma.
—Me tienes —dice Odette entre gemidos, con sus brazos entrelazados en el cuello de Farah. Tirando de ella para besarla. —Farah —dice contra sus labios.
—¿Sí?
—Quiero desnudarte.
—Hazlo.

Odette la desnuda lentamente, como no lo había hecho antes, su cuerpo, con alguna que otra cicatriz por las batallas libradas, y las arruguitas que se forman en la esquina de sus ojos cuando sonríe tienen embelesada a Odette.

Farah tira de ella para estirarla en el sofá de aquel lugar y cube el cuerpo de ella con el suyo. Odette posiciona su muslo entre las piernas de Farah pegándolo a su calor. Y está comienza a moverse lentamente sobre él. Moviendo sus caderas, disfrutando con la presión.

Odette se encontraba ahí, debajo de ella, con las manos en su espalda. Mientras los empujones de Farah contra ella se aceleraban, acercándose cada vez más al apogeo.
—Farah... —gime Odette. Mientras también aumenta sus movimientos contra los dedos de la directora.
—Ajá... —gime ella sin dejar de mover sus caderas.
—Farah...
—Déjame escucharte... —gime, sabiendo que Odette está a punto de llegar al clímax, cuando lo hace, gime inconteniblemente y Farah tampoco tarda en llegar. Sus movimientos regulares se redujeron a espasmos frenéticos.

Farah cae sobre los brazos de Odette respirando audiblemente contra su pecho. Odette cierra los ojos, tan agotada como ella. Y su dedo índice traza formas abstractas en la columna vertebral de Farah.

Después de unos segundos Farah llama su nombre, con la cara aún escondida en el hueco del cuello de Odette.
—¿Ajá?
—¿Dijiste la verdad... Signifiqué algo para ti?
—¿Crees que estaría aquí si no? —en ese momento Odette recuerda. —Pero hablando de la razón por la que estoy aquí... Tal vez deberíamos vestirnos... Ben y Saul te están buscando y me pidieron que los ayudara... Dicen que bebiste demasiado...
—Tan entrometidos como siempre... —ríe mientras se acurruca aún más.
—Tendré que darles las gracias entonces por entrometerse... —ríe Odette sin dejar de acariciar su columna.
—Yo también debería... pero aún hay muchas cosas que hacer, muchos temas que discutir y...
—Mañana —interrumpe Odette y Farah ríe y asiente.
—Pero tienes razón, deberíamos irnos...
—Puedes quedarte en mi habitación... la cama es demasiado grande y algo fría... Quizá con algo de compañía se vuelva más confortable...

Salen del lugar, tras vestirse, encontrándose de cara a Ben Harvey.
—Veo que la has encontrado —dice Ben alzando una ceja. —¿Os ha gustado tanto el conjunto de la otra que os lo habéis intercambiado?
—¿Qué? —pregunta Odette. En ese momento Farah y ella se miran de arriba a abajo viendo que, efectivamente, se habían puesto el conjunto equivocado.

Ben se dispone a decir algo más cuando Farah lo interrumpe.
—No lo digas —advierte, sabiendo perfectamente lo que comentaría su amigo. —Me voy a dormir, estoy agotada.
—No lo dudo —dice Ben bajo la fulminante mirada de Farah.
—Creo que yo haré lo mismo —dice Odette comenzando a avanzar.
—Pasadlo bien esta noche. Yo le diré a Saul que deje de buscar —les dice Ben riendo mientras se aleja de ellas.

YOU BELONG WITH ME (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora