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Tras varios éxtasis por parte de ambas, Farah cae en el sofá sobre el cuerpo de Odette. Esta le acaricia el pelo con cariño.

—¿Y ahora qué? —murmura Odette.
—Ahora qué... —repite Farah contra su pecho abrazándola con fuerza.
—No quiero separarme de ti, Farah, no quiero separarme de ti nunca.
—Yo tampoco —murmura. —Desde que te vi por primera vez soñaba con que fueras mía... Con tenerme a mi lado y que nunca te fueras... Pero después pasó lo de Andreas en el castillo de Solaria, te llamé prostituta y te alejé de mí... He hecho tantas cosas mal Odette...
—Oh Farah... —dice Odette acariciando la espalda desnuda del hada. —No has hecho nada mal, has tenido miedo, yo también... realmente no creo que puedas hacer algo mal, Farah Dowling.
—No te he querido bien...
—No te martirices... Yo tampoco soy perfecta. Lo importante es que estemos dispuestas a mejorar por la otra. Haría lo que fuera por ti, Farah...

Ninguna es consciente de cuándo se quedan dormidas. Pero al amanecer ambas siguen entrelazadas en ese sofá.

—Buenos días... —dice Odette en un bostezo.
—Buenos días —dice Farah acariciando el pecho de Odette. —Nos hemos dormido en el despacho... Debería prepararme para mi primera clase.

En ese momento Odette abraza a Farah pegándola más a su pecho.
—Cinco minutos más... —dice cerrando los ojos e inclinando su cabeza.
—Me has tenido toda la noche —ríe Farah.
—Se me ha hecho corta, quiero sentirte un poco más...
—Puedo verte después de la clase...

En ese momento tocan a la puerta con golpes apresurados.
—Mierda —dice Odette.
—Señorita Dowling ¿está aquí? —se escucha a través de la puerta.
—Es Aisha —afirma Odette.

Ambas se levantan rápidamente y con magia Odette las viste a ambas.

—Pasa Aisha —dice la directora. Odette se coloca tras el escritorio aparentando normalidad.
—¿Qué sucede? —pregunta Odette.
—Andros está en peligro.
—¿Qué ha sucedido? —pregunta Farah.
—Prisioneros de Polaris han escapado. Han invadido Andros.
—Mierda —dice Odette. —¿Qué tipo de presidiarios?
—No lo sabemos, pero han encerrado a la reina de las sirenas y recluido en el palacio a los reyes de Andros. Además han hechizado a los guardias, parecen zombies a su merced, todos tienen una extraña marca... Es todo lo que sé...
—¿Quién más lo sabe?
—Nadie, me alertaron mis padres.
—Me ocuparé Aisha, gracias por avisar —dice Odette. —Por favor, que no se corra la voz.
—Descuida, gracias.
—Ve a tus clases. Lo solventaré.

Cuando Aisha abandona el lugar, Farah se dirige a Odette.
—Estás loca, demente, si crees que permitiré que vayas sola.
—Es Andros, el rey Teredor y la reina Niobe siempre han ayudado a Linphea. Devolveré ese prisionero a Polaris.
—No puedes hacerlo sola, no sabes de quien se trata.
—Guardias zombies, reyes encerrados, la marca y fuga de Polaris, sé exactamente de quién se trata.
—Odette... Por favor, por favor si me quieres como dices hacerlo, no vayas sola. Te lo ruego. No quiero que te pase nada, aún no estás recuperada y...
—Farah estoy absolutamente enamorada de ti, te quiero más que a nada. Y te prometo que estaré bien y tendré mucho cuidado. Pero tengo que irme y tengo que hacerlo ya. Estoy segura de que Andros ha alertado a los reinos vecinos y no estaré sola. Volveré de una pieza, lo prometo.
—¡Odette! —dice Andreas entrando al lugar a toda prisa.
—Me he enterado.
—Vámonos —dice él.
—Te quiero Farah —dice uniendo las frentes de ambas y dejando un beso en sus labios. —Estaré de vuelta pronto.

Farah la mira con sus ojos a punto de cristalizarse y la abraza con fuerza antes de que se marche.
Cuando Odette sale del despacho, se dirige a Andreas.
—Abriré un portal.
—Bien.

Ambos se introducen en el portal y llegan al palacio de Andros.
—Reina Niobe.
—Princesa Odette. Es un honor teneros aquí y parece que nuestros ruegos han sido escuchados.
—Rey Teredor.
—Alteza gracias por venir. También a a ti rey Andreas.
—Se trata de él ¿me equivoco?
—En absoluto, estas en lo cierto —dice Niobe.
—El hombre de las sombras —murmura Odette. —Quedaros aquí, altezas. Andreas, ayuda a las sirenas y los guardias que aún no estén bajo su poder y salva a la reina de las sirenas. Si la han encerrado en tierra se deshidratara y morirá.
—Cuenta con ello, Odette.

La heredera se transporta fuera del palacio y se dirige a un templete en medio del mar.
—Bien —dice Odette. —Aquí me tienes.
—Que sorpresa —dice el hombre de las sombras apareciendo. —No esperaba que vinieras tan pronto.
—Te encerré una vez y lo haré de nuevo.
—Quiero hablar, querida.
—¿Qué es lo que quieres?
—Poder... —dice pasando su mano por los hombros de la heredera. —Piénsalo, juntos podríamos dominar el mundo.
—No quiero tener nada que ver contigo, yo no soy como tú.
—Entonces lleguemos a un trato. Tu trono a cambio de liberar Andros.
—Jamás tendrás a Linphea bajo tu poder.
—Me temo que tendré que aniquilar el otro mundo entonces.
—Eso te gustaría.

En ese instante Odette se transforma y acumula una gran cantidad de poder.
—¿Quieres luchar eh? —ríe él.
—Enséñame qué sabes hacer.

El hombre de las sombras comienza a lanzar hechizos a Odette que ella esquiva con facilidad. Odette invoca su arco y le dispara una flecha encantada que lo hace doblarse sobre sí mismo, la flecha ha impactado directamente en su hombro.

—Te arrepentirás —dice lanzándole una honda que la hace chocar con una de las columnas. Rápidamente Odette vuelve a levantarse y recoge su arco algo adolorida.

Antes de que la segunda honda le alcance, ella también conjura su poder y se dirige hacia él. Ambos haces de luz chocan el uno contra el otro haciendo que la heredera y el hombre de las sombras se introduzcan en una guerra de poder.

—¡Ríndete!
—¡Jamás! —contesta Odette. Ordena toda su magia y con fuerza hace que su haz de luz crezca y se acerque cada vez más y más al hombre de las sombras para finalmente chocar fuertemente contra él en una explosión que no deja a nadie en el reino indiferente.

La honda que emite la explosión es tan fuerte que Odette sale disparada y cae en medio del océano que rodea el templete.

YOU BELONG WITH ME (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora