4. Louis

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El alfa había estado equivocado.

Muy equivocado.

Harry si que podía tardar en ir a dormir. El Omega de rizos chocolates se había pegado a sus libros de textos desde que terminó de cenar, instalándose en uno de los sillones grises de la sala de estar para poder vigilar al gran lobo mientras continuaba estudiando.

Al principio el Omega se había sentado en el sofá más apartado y alejado del lobo, daba continúas miradas a la puerta, y se sentía claramente en desconfianza. Cuando la primera hora y media paso y lo único que el lobo había hecho era quedársele mirando fijamente y de vez en cuando lamerse la pata lastimada, el Omega fue tomando confianza.

Ya no se le notaba nervioso. Su olor lo hacía más fácil de leer para Louis, notaba que el Omega estaba notablemente más calmado y tranquilo. El chico de rizos no sabía por qué se sentía tan cómodo aún con un gran depredador echado en su sala de estar, a unos pocos metros de dónde él se encontraba sentado.

Louis confesaba que, sin poder contenerse, había estado soltando feromonas tranquilizadoras en el aire. El Omega había estado tan concentrado que no había notado como poco a poco el ambiente de la habitación comenzaba a llenarse de una agradable aroma a café.

Miró el reloj en la pared por quinta vez esa noche, era la una de la mañana. A ese paso jamás podría irse.

Vamos, Omega. Vete a dormir, necesitas descansar y yo necesito irme de aquí.

Espero, media hora más, Harry no daba señales de querer soltar ese maldito libro... Así que Louis procedió a utilizar el plan B.

Comenzó a lloriquear para que el Omega le prestará atención, y... cuando eso no funcionó, se vio obligado a tomar medidas extremas; no le quedó otra alternativa más que comenzar a aullar. Lo que sin duda alerto a Harry rápidamente.

—¿Qué?... ¡Lobito, no! — le medio grito medio susurro el Omega — Shhhh.

Harry abandonó su libro de texto cuando Louis no paro. Siendo ruidoso en extremo.

—shhh — volvió a callarlo, sentándose junto a él con las piernas cruzadas — Tienes que guardar silencio, ¿Cómo piensas que le voy a explicar a mis vecinos tus ruidosos aullidos, eh?

Claro que Louis lo ignoró completamente,  continuando con su tarea sin pensar en sentirse un poco culpable por el escándalo.

El color abandono por completo el rostro de Harry cuando por la ventana pudo notar como algunas luces de los apartamentos contiguos comenzaban a encenderse.

—¡Pero tú!— dijo Harry en un grito silencioso —¡Estás despertando a todo el mundo!

En pleno terror de que la señora Smith, su vecina de al lado - obviamente, sin pensarlo demasiado-  tomó con ambas manos el hocico del lobo para callarlo. Cómo consecuencia, Louis se calló instantáneamente. No porque Harry realmente pudiera mantener su hocico cerrado, si no, por la acción tan.. atrevida, insolente, desvergonzada.

Ahora sí que eres un Omega descarado.

Louis permaneció quieto los primeros segundos procesando la acción del Omega, al mismo tiempo que Harry comprendía lo que acababa de hacer. Sus ojos verdes no tardaron en abrirse enormemente al comprender que, el de verdad, había callado al gran lobo tomándolo por el hocico... Con sus manos.

—¡No, no! — se disculpó rápidamente, pero aun sin mover o quitar sus extremidades del hocico del lobo — Lo siento.

Louis respiró profundamente dos veces antes de reaccionar, no se quitó, permaneció quieto mientras el Omega trataba de aguantarse la risa nerviosa. Aun así Louis lo miro de mala manera antes de gruñirle suavemente.

Under the blue snowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora