Louis Tomlinson, uno de los escasos y respetados raza pura. Demasiado terco para escuchar las advertencias de su mejor amigo cuando esté le avisa del mal clima.
Claro que cuando Louis salió a correr esa tarde jamás pensó en ser atropellado por un e...
Otra vez se encontraba en ese sendero rodeado de árboles. Cómo todas las noches anteriores; era el alfa quien lo acompañaba.
Iban tomados de la mano, Harry escuchaba hablar al desconocido chico sobre varios pintores renacentistas y técnicas mientras sonreía.
La verdad es que no entendía mucho, no era ni siquiera algo cercano al interés de Harry antes de que empezará a soñar con el chico. Pero aun así lo escuchaba atentamente, podría escucharlo hablar por horas.
—¡Es sencillo! — el alfa parloteaba alegremente — La escultura es el arte de moldear figuras en volumen, pero también en relieve. Hay varios ejemplos famosos, en realidad.
—¿Ah si? ¿Cómo cuáles? — el Omega no tenía idea de lo que estaba preguntando, pero simplemente le gustaba alentar al alfa a seguir — No conozco ninguno.
—Apuesto que lo haces — le respondió el chico con una clara diversión en sus ojos.
Harry frunció el ceño confundido.
—¿Lo hago?
—Lo haces — Harry detuvo su caminar cuando el alfa soltó su mano y se detuvo frente a él. Quedando tal vez demasiado cerca del Omega — los tallados en la cara de una moneda son relieves.
Harry tuvo que morder su labio para evitar reír, ¿En serio estaban hablando acerca de los dibujos en las monedas?
Pudo notar como el alfa se perdía unos segundos en su acción, sus pupilas haciéndose más grandes cuando vio a Harry morderse el labio.
El Omega tembló en su lugar.
—No me has dicho tu nombre — le susurro en un tono tan bajo, que el contrario solo había sido capaz de escuchar gracias a la cercanía que mantenían en ese momento. Cercanía que ahora era más que obvia para los dos.
Eran apenas unos centímetros los que lo separaban. Harry sentía su piel hervir en necesidad de terminar de conectar sus cuerpos. Quería sentir más cerca el calor que le llegaba del cuerpo ajeno.
Y ese olor...
—Tú ya sabes mi nombre — el alfa pareció adivinar sus pensamientos, o era que quizás él sentía lo mismo, ya que dio un paso adelante, acortando mucho más la distancia, haciendo que las puntas de sus zapatos pudieran rozar.
El Omega iba a responder, pero sintió su pulso acelerarse cuando el alfa lo toco. Tomó su cuello con la mano y con su pulgar comenzó a barrer sobre el pulso de Harry, sonriendo al sentir los rápidos latidos del Omega.
—Nunca me has dicho tu nombre— señalo Harry de la mejor manera que pudo.
El alfa miró brevemente a sus labios antes de responder.
—¿Y eso no lo hace muchísimo más interesante?
Su alarma sonó.
El Omega y el lobo a su lado despertaron al mismo tiempo. Louis comenzó a estirar sus patas para despertar, después comenzó a dar vueltas alegres sobre la cama para terminar de levantar al omega. No planeaba ser culpado otra vez si Harry llegaba tarde nuevamente.
Harry por su parte gruño sobre su almohada.
Quería volver a dormir y terminar ese sueño. Quería saber a qué se refería el alfa. Quería saber si se hubiera atrevido a dar otro paso y cerrar la corta distancia entre los dos.
Harry no lo sabía, pero Louis compartía su frustración.
Los dos habían tenido el mismo sueño.
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