Esa noche, cuando Harry volvió de cenar con Alex, no le hablo a Louis por más de dos horas. Apenas y le había acariciado la cabeza cuando entro.
El Omega se había sentado en uno de los sillones con su laptop sobre sus piernas durante largos minutos que para el alfa se sintieron interminables.
Vamos, Omega. Prefiero mil veces que me grites a qué me ignores.
Louis se había sentado en la esquina de la habitación todo ese tiempo. Por momentos notaba como el Omega lo veía de reojo y trataba de ocultar una sonrisa al ver al lobo comportarse como un niño pequeño.
De todas maneras, la ley del hielo no había durado lo que Harry esperaba. Ya que cuando el Omega se fue a su habitación con la intención de dormir, escucho las pisadas de Louis detrás de él.
Harry no tuvo el corazón para cerrarle la puerta en la cara al lobo, pero tampoco le hablo. Al principio, Louis se había quedado en el umbral de la puerta, sentado y con las orejas para atrás. Incluso había soltado pequeños chillidos de tristeza.
Harry se sintió demasiado débil, ¡No podía creer que estaba siendo totalmente manipulado por un mamífero de cuatro patas!
Suspiro dándose por vencido.
—Ven aquí, maldito manipulador adorable — le hablo a Louis. Extendiendo sus brazos y haciendo el suficiente espacio en la cama para que Louis estuviera cómodo.
El alfa no esperó a que el Omega tuviera que decirlo dos veces. Se acomodó en los brazos del Omega hasta que estuvo cómodo y le ofreció un par de lamidas en la mejilla a forma de disculpa.
Harry solo sonrió, aceptando que de ahora en adelante tendría que lidiar con las travesuras del inquieto lobo.
Los dos días siguientes fueron tranquilos. Después de haber completado más de una semana juntos, el alfa y el Omega habían establecido una rutina.
Harry se había acostumbrado a despertar por la terrible puntualidad del lobo. Ya tenía horarios específicos para alimentarlo y sabía que el lobo comenzaba a adaptarse a sus horarios. Cada vez que llegaba la hora de dormir, Harry ya habría dejado un lugar para Louis en su cama.
Y es que el lobo se había convertido en su almohada favorita.
Ahora, cada vez que abría la puerta del apartamento, Louis ya se encontraba sentado junto a esta. El lobo también comenzaba a recuperar la movilidad a pasos agigantados, sanando rápidamente.
Tal vez no tendría que quedarse tanto tiempo como lo había planeado. Y por primera vez ese pensamiento lo entristeció.
Algo que tampoco había cambiado, era el hecho de que Harry no había parado de soñar con ese alfa misterioso. Y ahora, cada vez que solía verlo en sus sueños, un gran sentimiento le llenaba todo el pecho. Pero no había investigado más allá.
ESTÁS LEYENDO
Under the blue snow
FanfictionLouis Tomlinson, uno de los escasos y respetados raza pura. Demasiado terco para escuchar las advertencias de su mejor amigo cuando esté le avisa del mal clima. Claro que cuando Louis salió a correr esa tarde jamás pensó en ser atropellado por un e...